Los objetivos de la entrevista inicial varían de algún modo en función del modelo teórico del profesional, pero existe un acuerdo en considerar que deberían tenerse en cuenta los siguientes:
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Guiar la entrevista al objetivo establecido.
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Establecer un buen rapport (clima de confianza).
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Percibir al paciente tal y como es, atendiendo a sus conductas verbales y no verbales y registra el grado de coherencia entre ambas.
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Contener la angustia y ansiedad del entrevistado.
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Escuchar.
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Obtener información, lo más exacta y válida posible, sobre el problema.
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Estimular la expresión verbal del paciente.
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Captar lo que el paciente está solicitando a través de sus problemas.
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Lograr una comprensión del problema, hacer insight con el problema del consultante.
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Conocer las tentativas de solución que se han implementado hasta el momento y los resultados obtenidos de las mismas.
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Establecer hipótesis diagnósticas en los términos que cada profesional entienda en función de su marco teórico.
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Planificar el proceso de evaluación psicológica.
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Organizar un mapa conceptual sobre los problemas que le han consultado.
Tras finalizar la entrevista, conviene que el profesional dedique un tiempo a reflexionar y elaborar una representación gráfica o mapa conceptual que estructure el caso y aporte una explicación y comprensión del mismo.