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Los experimentos a los que nos referimos lo que hacen básicamente es generar en los participantes, durante unos minutos, una sensación igualo similar a la exclusión social, para analizar después las consecuencias cognitivas, conductuales y emocionales que provoca la sensación de ver amenazada su pertenencia a redes sociales (Baumeister et al., 2005; Baumeister, Twenge y Nuss, 2002; Twenge, Baumeister, DeWall, Ciarocco, y Bartels, 2007; Twenge, Baumeister, Tice, y Stucke, 2001; Twenge, Catanese, y Baumeister, 2002; Twenge, Catanese, y Baumeister, 2003). Estos estudios han constatado que, cuando se provoca la amenaza creíble de que la pertenencia puede estar en peligro, aparecen una serie de efectos concretos, entre los que destacan los detallados en el Cuadro 8.1.


Cuadro 8.1. Efectos de la exclusión social en el individuo encontrados en los trabajos de Baumeister y colaboradores sobre la relación entre la amenaza a la pertenencia y la capacidad autorreguladora.

  • Agresividad. Mayor tendencia a comportarse de forma agresiva y menor propensión a comportamientos prosociales (como cooperar con los demás o prestar ayuda).
  • Déficit cognitivo, que se refleja, por ejemplo, en mayores dificultades para realizar tareas que implican razonamiento lógico.
  • Dificultades para concentrar la atención.
  • Menor tolerancia a la frustración.
  • Pasividad y letargo.
  • Percepción distorsionada del paso del tiempo, que para la persona afectada pasa más lentamente.
  • Énfasis en el presente; dificultades para mirar hacia el futuro.
  • Tendencia a evitar la reflexión sobre uno mismo y sobre sus circunstancias vitales.
  • Tendencia a conductas autodestructivas, que se refleja en incrementos de comportamientos contraproducentes como, por ejemplo, asumir riesgos innecesarios o tomar decisiones poco saludables.

Aunque estos trabajos se han llevado a cabo generando en el laboratorio una amenaza a la pertenencia de forma artificial, los autores señalan que existen investigaciones que relacionan la exclusión social en la vida real con comportamientos que podrían ser una expresión en contextos naturales de estos mismos efectos hallados en el laboratorio. Citan, entre otros, trabajos que relacionan el comportamiento violento con la exclusión (Gottfredson y Hirschi, 1990). El trabajo de Aronson (2001) sobre la matanza en el instituto de Columbine es otro excelente ejemplo de cómo en un contexto natural la exclusión aparece como un importante antecedente de la violencia y el comportamiento antisocial.

Pero, más allá de los efectos identificados, la principal aportación de estos trabajos es la aproximación que hacen a la explicación de por qué éstos aparecen. Dicha explicación está basada en las consecuencias que la exclusión tiene en procesos básicos del yo.

La explicación que proponen los autores -que exponemos con detalle más adelante-- contrasta con otras que tradicionalmente se han dado para explicar algunos de dichos efectos, como por ejemplo la relación entre exclusión y agresividad. Así, algunos autores habían señalado que una baja inteligencia o capacidad cognitiva puede ser un antecedente que, junto con otras circunstancias, haga que exclusión y violencia concurran (Baumeister et al., 2002). La idea sería que las personas menos inteligentes (o menos preparadas) tienen más dificultades para adaptarse a la compleja vida social y, en algunos casos, y si se dan las circunstancias adecuadas, podrían tender a la violencia. En cambio, las personas más inteligentes son capaces de adaptarse socialmente con mayor habilidad, lo cual les permite ajustarse sin necesidad de la violencia a la complejidad de la realidad social. Lejos de compartir esta hipótesis, el equipo de Baumeister propone que el proceso clave que une la exclusión social con sus consecuencias hay que buscarlo en el efecto negativo que la exclusión social tiene en los procesos básicos del yo. En concreto, estos autores se centran en la relación entre la exclusión y la capacidad autorreguladora, proponiendo que la primera interfiere negativamente en la segunda.

Para ilustrar la forma en que se han llevado a cabo estas investigaciones, así como para explicar sus principales conclusiones, a continuación se describen con detalle dos de ellas: la primera relaciona la amenaza a la pertenencia con la capacidad cognitiva, demostrando que sentirse excluido puede hacernos más torpes en tareas intelectuales; la segunda se centra en estudiar la relación entre la exclusión y la capacidad autorreguladora y propone una explicación del vínculo exclusión-autorregulación a través de la auto-consciencia.

Trabajo 1: La amenaza a la pertenencia y el desempeño en tareas intelectuales

El artículo titulado Effects of Social Exclusion on Cognitive Processes: Anticipated Aloneness Reduces Intelligent Thought (Efectos de la exclusión social en los procesos cognitivos: la anticipación de la soledad reduce el pensamiento inteligente), publicado en 2002 por R. F. Baumeister, J. M. Twengey C. K. Nuss, es una de las principales aportaciones dentro de esta línea de investigación. A continuación se describe este trabajo detallando sus objetivos, el método empleado y lo resultados obtenidos.

Objetivos e hipótesis básica

El objetivo principal de esta investigación era estudiar la relación entre la amenaza a la pertenencia y el pensamiento inteligente. La hipótesis específica que los investigadores querían comprobar era si percibirnos excluidos socialmente provocaría una disminución en la capacidad cognitiva. Además, los autores querían profundizar en el estudio del proceso mediador, es decir, investigar por qué la amenaza a la pertenencia entorpecía la capacidad cognitiva.

Diseño y procedimiento

Para poner a prueba su hipótesis, los autores idearon un procedimiento mediante el cual conseguían evocar en los participantes el sentimiento de exclusión social de forma controlada en el laboratorio durante unos minutos, para después analizar las consecuencias que dicha activación tenía en su capacidad cognitiva (ver Cuadro 8.2). Un grupo de 40 voluntarios (todos ellos estudiantes de psicología con una edad media de 19 años) tomaron parte en el experimento. Los participantes pensaban que estaban colaborando en un estudio sobre la relación entre la personalidad y el rendimiento, es decir, desconocían el objeto real del estudio, lo cual facilita la manipulación de las variables independientes y la toma de las medidas dependientes.


Cuadro 8.2. Manipulación experimental de la amenaza a la pertenencia. Versión 1: Test de personalidad.

PASO 1: Los voluntarios, que piensan que están participando en un estudio sobre la relación entre la personalidad y el rendimiento cognitivo, rellenan un cuestionario de personalidad (el Eysenck Personality Questionnaire, EPQ).

PASO 2: Los investigadores asignan a los participantes -sin que éstos lo sepan- aleatoriamente a tres grupos diferentes. En función del grupo al que cada participante es asignado se le <<informa» de que, de acuerdo con el análisis de sus respuestas al cuestionario que acababa de realizar, presenta un perfil de personalidad particular más o menos tendente a sufrir exclusión social. Literalmente se indica lo siguiente a los participantes en función del grupo al que se les asigna:

  • Grupo «pertenencia»: «Los resultados del cuestionario de personalidad indican que eres la típica persona que desarrolla relaciones personales satisfactorias a lo largo de su vida. Es muy probable que tengas un matrimonio largo y estable que se prolongue hasta tu vejez. Las probabilidades de que siempre tengas amigos y gente que se preocupe por ti son muy altas.»
  • Grupo «amenaza a la pertenencia»: «Los resultados del cuestionario de personalidad indican que eres la típica persona que acabarás sola en la vida. Puede ser que ahora tengas amigos y relaciones, pero lo más probable es que en unos pocos años se hayan desvanecido. Es posible que te cases o incluso que tengas varios matrimonios, pero seguramente duren poco. Tus relaciones no durarán y, cuando se pase la edad en la que las personas establecen normalmente nuevas relaciones, lo más probable es que cada vez estés más y más solo en la vida.»
  • Grupo control: «Los resultados del cuestionario de personalidad indican que eres la típica persona tendente a tener accidentes. Es posible que te rompas varias veces un brazo o una pierna y puedes resultar herido/a en accidentes de coche. Incluso si hasta el momento no se ha manifestado esta tendencia, es muy probable que aparezca en el futuro, siendo a lo largo de tu vida propenso a sufrir abundantes accidentes.»

La finalidad de incluir este último grupo es controlar el efecto que recibir una mala noticia puede tener en los resultados. Es decir, la condición experimental («amenaza a la pertenencia») no sólo implica exclusión social, sino que puede tener un efecto en la capacidad cognitiva en la medida en que supone recibir inesperadamente una noticia desagradable que afecta al bienestar personal. Al incluir el grupo control, las diferencias que se observen entre éste y el experimental se podrán achacar solamente al efecto de la amenaza de exclusión social.

Para hacer más creíble la manipulación experimental, justo antes de la lectura de estos párrafos se incluía una información personalizada para cada participante con datos reales sobre su personalidad basados en el análisis de los resultados del EQP. En concreto, se les informaba sobre su nivel real de extraversión, según se desprendía del análisis del cuestionario de personalidad .

PASO 3: Una vez manipulada la sensación de amenaza a la pertenencia se procede a la toma de las medidas dependientes.

PASO 4: Debriefing. Este término se suele utilizar para designar el proceso por el cual, al finalizar el experimento, y antes de dejar marchar a los participantes, se les informa de la finalidad real del mismo y se les saca de cualquier engaño al que, por necesidades de la investigación, se les haya sometido. En estos experimentos, esa información era especialmente importante. Para llevarlo a cabo, uno de los investigadores se sentaba con cada uno de los participantes para explicarle en qué había consistido realmente el estudio. Hasta que el participante no era capaz de repetir que la información recibida sobre los resultados del test de personalidad -a excepción de lo concerniente al rasgo extraversión- era absoluta y completamente falsa, no se le dejaba marchar. Especialmente con los sujetos de las condiciones «amenaza a la pertenencia» y «control» se fue particularmente cuidadoso en el proceso de transmitirles que la información que se les había dado era inventada y carecía de base alguna.


A la vista del método empleado para manipular la sensación de exclusión descrito en el Cuadro 8.2, es muy probable que el lector se esté preguntando hasta qué punto es ético someter a los voluntarios a este tipo de manipulaciones experimentales. A este respecto, conviene resaltar que el experimento estaba cuidadosamente diseñado para que el tiempo durante el cual los participantes permanecían en «el engaño» fuese muy poco. De hecho, precisamente por razones éticas evidentes, sólo se estudiaron los efectos inmediatos a muy corto plazo de la exclusión, renunciándose al estudio de lo que ocurre a más largo plazo. Además, y tal como se explica en el Cuadro 8.2, una vez finalizado el experimento se llevó a cabo un cuidadoso proceso de debriefing, al que se dedicó especial atención.

Medidas dependientes

La principal medida dependiente de este experimento fue un test de inteligencia que los participantes realizaban justo después de recibir la manipulación experimental, es decir, justo después de ser informados sobre el tipo de persona que eran. De esta manera, los investigadores podían comprobar hasta qué punto la amenaza a la pertenencia interfiere en la capacidad cognitiva, comparando los resultado_ en el test de inteligencia del grupo «amenaza a la pertenencia» con los del grupo «control» y los de grupo «pertenencia». Además, mediante la introducción de un límite de tiempo para completar el test (se daba sólo 6 minutos para hacerlo), se obtenía un indicador extra: el número total de preguntas que se intentaban responder (intentos). Como veremos a continuación, este indicador daba indicios importantes sobre el proceso psicológico que está en la base del efecto negativo que la amenaza a la pertenencia tiene en el desempeño cognitivo. Adicionalmente, se tomaba una medida de estado de ánimo pidiendo directamente a los participantes que indicaran en una escala de 1 a 7 cómo se sentían.

Resultados

Las personas en el grupo «amenaza a la pertenencia» obtuvieron un peor resultado en el test de inteligencia que las personas del grupo «pertenencia» y que las personas en el grupo «control». No había diferencia en los resultados del test entre los participantes del grupo «control» y los del de «pertenencia», lo cual indica que el peor rendimiento observado en la condición «amenaza a la pertenencia estaba relacionado con la pertenencia o exclusión y no con el hecho de recibir una mala noticia sobre el futuro personal.

Los resultados de este estudio ponen de manifiesto que ver amenazada la pertenencia, es decir, percibir riesgo de exclusión social, puede afectar a nuestra capacidad cognitiva hasta el punto de ser observable con un test de inteligencia.

El proceso mediador

Si bien el resultado expuesto arriba es muy revelador, es más interesante saber por qué, es decir, conocer qué ocurre en la mente de la persona para que, cuando la pertenencia se ve amenazada, la capacidad cognitiva decaiga.

Los autores primero pensaron que el mediador principal sería el malestar emocional. Creían que verse excluido socialmente nos haría sentir tristes y abatidos, lo cual conllevaría un peor rendimiento cognitivo. Pero esta idea pronto perdió fuerza, ya que en distintos trabajos previos habían constatado que el esperado aumento del malestar emocional tras la amenaza a la pertenencia no se hacía siempre evidente y, sobre todo, que los efectos provocados por la amenaza a la pertenencia no eran mediados por el malestar emocional.

La mediación es un concepto importante en Psicología Social. Se utiliza para referirse al proceso por el cual el efecto directo de una variable independiente (VI) sobre una dependiente (VD) viene explicado por la presencia de una tercera variable mediadora (M). En el contexto que estamos tratando, habría mediación del estado de ánimo si el efecto encontrado de la exclusión (variable independiente, VI) sobre el rendimiento en el test de inteligencia (variable dependiente, VD) viniese explicado porque la VI afecta negativamente al estado de ánimo (variable mediadora, M) y un estado de ánimo negativo (M) provocase un decaimiento en el rendimiento cognitivo (variable dependiente, VD). Para poner a prueba este tipo de hipótesis de mediación existen procedimientos estadísticos específicos.

En este trabajo los autores habían encontrado que la amenaza a la pertenencia, o bien no aumentaba el malestar emocional, o bien lo hacía muy levemente y, sobre todo, que el malestar emocional no mediaba el efecto entre la amenaza a la pertenencia y los efectos detallados anteriormente.

Si el estado de ánimo no era el mediador (la causa explicativa), había que buscar nuevas hipótesis para explicar el efecto negativo de la amenaza a la pertenencia en el rendimiento cognitivo. Los resultados hallados en el número de preguntas del test de inteligencia que los participantes intentaban responder daba indicios sobre qué proceso puede estar mediando. Los participantes en la condición «amenaza a la pertenencia» intentaban responder a un número significativamente menor de preguntas que los participantes en las condiciones «pertenencia» y «control». De nuevo, este efecto es achacable a la exclusión, ya que no existían diferencias entre los participantes en las condiciones «control» y «pertenencia» en cuanto al número de intentos. Es interesante resaltar que, en lo referente al número de errores cometidos, no había diferencias entre las condiciones «amenaza a la pertenencia» y «control», observándose que en ambas se cometían significativamente más errores que en la condición «pertenencia». Tomando estos dos últimos resultados en conjunto, podemos concluir que la clave para explicar los peores resultados en el test de inteligencia está en que las personas que sentían amenazada su pertenencia respondían menos preguntas, y no tanto en que cometieran más fallos. Este resultado, junto con algunos previos, puso a los investigadores sobre la pista de que el mediador clave puede ser la capacidad autorreguladora. En el trabajo que presentamos en el apartado siguiente se profundiza sobre esta hipótesis.

Para resumir, de este experimento los investigadores concluyen lo siguiente:

  1. la amenaza a la pertenencia causa una caída significativa en el rendimiento inteligente;
  2. dicha caída está específicamente relacionada con la exclusión social, ya que predecir sufrimiento físico no producía el empeoramiento cognitivo como sí lo hacía predecir sufrimiento de naturaleza social;
  3. el peor rendimiento cognitivo en la condición «amenaza a la pertenencia » se explicaba por un menor número de respuestas a la vez que un mayor número de errores; el mayor número de errores se puede deber al hecho de escuchar malas noticias, ya que se daba en las condiciones «control » y «amenaza a la pertenencia» indistintamente, pero el hecho de responder un menor número de preguntas parece un efecto específico de la exclusión social;
  4. el estado de ánimo negativo no media estos efectos.

En otros experimentos, realizados como continuación y profundización de éste, los autores encontraron que la amenaza de la exclusión afectaba sobre todo a tareas cognitivas complejas y no automatizadas (es decir, tareas que se caracterizan por precisar un alto grado de control consciente) y que no afectaba a tareas cognitivas más o menos automatizadas o que implican poco control consciente. Los resultados, en su conjunto, llevaron a los autores a concluir que, de las varias alternativas que habría para explicar por qué la amenaza a la pertenencia interfería en el rendimiento cognitivo, la hipótesis de una merma en la capacidad autorreguladora del yo era la clave.

Según esta explicación, la amenaza de exclusión social se reflejaría negativamente en el yo, afectando a la capacidad autorreguladora. Sobre esta hipótesis se ha seguido trabajando. El estudio que presentamos a continuación ahonda en la investigación del efecto de la exclusión sobre la capacidad autorreguladora, así como en la explicación del fenómeno.

Trabajo 2: La amenaza a la pertenencia, la capacidad autorreguladora y la auto-consciencia

En 2005, el equipo dirigido por Baumeister publicó un nuevo trabajo en el que se profundizaba en la relación entre la exclusión social y la merma de la capacidad autorreguladora. Este investigación, titulada Social Exclusion Impairs Self-Regulation (La exclusión social daña la autorregulación), contiene varios experimentos muy clarificadores sobre los efectos negativos de la exclusión social (Baumeister et al., 2005). Los resultados de este trabajo sugieren que la exclusión social afecta negativamente al yo, ya que, cuando sentimos que los otros nos rechazan, el hecho de mirar en nuestro interior y reflexionar sobre nuestro propio yo nos resulta molesto y amenazante, por lo que tendemos a evitarlo. Sin auto-consciencia, no se puede producir la autorregulación, dando lugar así a los efectos negativos de la exclusión encontrados en esta línea de trabajo. A continuación resumimos brevemente estos experimentos y sus conclusiones.

Experimento 1

El objetivo del experimento era comprobar si la amenaza a la pertenencia interfería en la capacidad de autorregulación. Para manipular la amenaza a la pertenencia se empleó el procedimiento del test de personalidad descrito en el apartado anterior (ver Cuadro 8.2). Como medida dependiente se utilizó un procedimiento, adaptado de otro autor (Muraven, 1998), consistente en medir cuánta cantidad de una bebida con un sabor desagradable, que supuestamente era saludable, ingerían los participantes. Con el fin de hacer más potente el incentivo para tomar la bebida se les ofrecía, también, una cantidad moderada de dinero por cada vaso que ingerían. De esta manera, además del beneficio para la salud que supuestamente proporcionaba el brebaje, se incentivaba económicamente la ingesta, lo cual hacía aún más positivo para el participante el hacer el esfuerzo de tomar algo con mal sabor. La capacidad autorreguladora es la responsable, por ejemplo, de que ingiramos medicamentos que saben malo son desagradables, pero que son beneficiosos para nuestro bienestar. Por lo tanto, si la amenaza a la pertenencia interfiere en la capacidad autorreguladora, los participantes en la condición «amenaza a la pertenencia » deberían ingerir significativamente menos cantidad del brebaje supuestamente saludable pero desagradable que los participantes en las condiciones «control » y «pertenencia». Los resultados confirmaron las predicciones.

Al igual que en los trabajos anteriores, el efecto de la amenaza a la pertenencia en la cantidad de líquido ingerido no venía mediado por el estado de ánimo negativo.

Experimento 2

El Experimento 2 tenía como objetivo replicar los resultados del Experimento 1, pero con distinto método y medidas dependientes. Para la manipulación de la exclusión se utilizó el procedimiento descrito en el Cuadro 8.3.


Cuadro 8.3. Manipulación experimental de la amenaza a la pertenencia. Versión 2: elegir compañeros de equipo

PASO 1. Los investigadores recibían a los sujetos, que creían que estaban participando en un estudio de mercado sobre galletas, y les explicaban que la tarea sobre la prueba de mercado de galletas se iba a realizar en grupos de 5 participantes. Antes de formar los grupos, durante veinte minutos los sujetos tomaban parte en tareas de integración dirigidas por un monitor.

PASO 2. Después de realizada la tarea de integración, se llevaba a los participantes a una sala donde estaban solos y se les pedía que indicasen en una hoja de papel el nombre de otros dos participantes con quienes, por afinidad o simpatía, les gustaría trabajar en la tarea posterior.

PASO 3. Sin que los participantes lo supiesen, se les asignó aleatoriamente a dos condiciones: la condición «aceptado» y la condición «excluido». En función de la condición a la que se asignaba a cada participante se le decía lo siguiente:

  • Condición «aceptado»: «Tengo buenas noticias: todo el mundo te ha escogido para trabajar contigo. Sin embargo, no ha sido posible conformar los grupos de 5 personas, por lo que tendrás que hacer la siguiente tarea tú solo.»
  • Condición «excluido»: «Odio tener que decirte esto, pero ninguno de los restantes participantes te ha escogido para trabajar contigo, así que tendrás que hacer la siguiente tarea tú solo.»

PASO 4. Toma de medidas dependientes.

PASO 5. Debriefing. Dada la naturaleza de la manipulación, en este tipo de investigaciones se ha de ser muy cuidadoso con el proceso de debriefing, asegurándose de que todos los participantes (especialmente los asignados a la condición «excluido») entienden que la información recibida sobre el número de personas que querían trabajar con ellos se debía exclusivamente al azar y no tenía nada que ver con lo expuesto por el resto de participantes en las hojas de papel.


Inmediatamente después de recibir la información sobre la aceptación o exclusión por los demás se pedía a los participantes que rellenaran un cuestionario sobre su estado de ánimo. Para medir e efecto de la exclusión en la capacidad autorreguladora, los investigadores utilizaron un nuevo procedimiento: una vez los participantes habían recibido la información sobre si los otros querían trabajar e no con ellos, cada participante pasaba a una sala donde se le decía que debía hacer la prueba de mercado de las galletas, que en realidad era la variable dependiente del experimento. A los participante que permanecían solos durante diez minutos en una sala con un recipiente lleno de galletas de chocolate, se les pedía que comieran tantas galletas como fuera necesario para evaluar su sabor, olor y te tura. Para hacer más creíble la tarea se les pedía que rellenaran un formulario evaluando las características de las galletas. En realidad, el objetivo de esta tarea era cuantificar el número de galletas que cada participante ingería. Comer galletas (o cualquier dulce que tiene muchas calorías) es un ejemplo de conducta que, si bien nos produce una gratificación a corto plazo, tendemos a controlar ya que sabemos que excederse no es saludable. Si la exclusión interfiere en la capacidad autorreguladora del \,e es de esperar que los participantes en la condición «excluido » coman un mayor número de galletas que los de la condición «aceptado », que fue exactamente lo que ocurrió.

Ambos grupos se diferenciaban también en el estado de ánimo, que era significativamente más elevado en las personas aceptadas que en las excluidas. Estas últimas, más que indicar un estado de ánimo negativo, respondían en el punto medio de la escala (estado de ánimo neutro). El estado de ánimo no mediaba el efecto que el rechazo producía en la ingesta de galletas.

Estos resultados, si bien son consistentes con los de los trabajos anteriores, deben ser tomados con cierta cautela ya que, tal como reconocen los propios autores, en este experimento se echa en falta un grupo control que permita atribuir el efecto de la ingesta a la exclusión y no al hecho de recibir una mala noticia. En cualquier caso, los autores argumentan que el efecto observado es debido al impacto negativo que la exclusión tiene en la autorregulación.

Experimento 3

El tercer experimento seguía la línea de los dos anteriores, pero tomaba como medida dependiente la perseverancia en el intento de completar puzzles o rompecabezas que en realidad no tenían solución.

Los rompecabezas sin solución son tareas que generan un considerable nivel de frustración, que sólo se puede vencer aplicando un gran esfuerzo autorregulador. Por lo tanto, la hipótesis de este estudio era que las personas excluidas perseverarían menos en la tarea del rompecabezas que las no excluidas.

Como manipulación de la exclusión se utilizó el procedimiento del test de personalidad (ver Cuadro 8.2 ). A diferencia de los anteriores diseños, en este se añadía una segunda condición de control en la que los participantes no recibían ningún tipo de feedback sobre el test de personalidad.

En línea con los resultados anteriores, las personas en riesgo de exclusión tenían significativamente menos resistencia a la frustración que las que recibían malas noticias sobre su integridad física, las que no recibían ningún tipo de feedback o las que estaban en la condición de «pertenencia ». Estas tres últimas condiciones no se diferenciaban entre sí. De nuevo, el estado de ánimo negativo no mediaba este efecto.

Experimento 4

El cuarto experimento tomaba como medida dependiente otra tarea para la que la autorregulación es fundamental: la capacidad de concentración en una tarea cognitiva que precisa un esfuerzo para focalizar la atención. Se trataba de una tarea de escucha dicotómica. En este tipo de tareas, los participantes reciben a través de un canal de los auriculares una información a la que tienen que prestar atención, mientras que por el otro canal reciben otra información simultánea que tienen que obviar para poder procesar la primera. Conseguirlo implica un notable esfuerzo cognitivo que precisa de grandes dosis de capacidad autorreguladora. El procedimiento para manipular la exclusión fue de nuevo el de test de personalidad (Cuadro 8.2). De forma consistente con la hipótesis de la autorregulación, los sujetos en la condición de «amenaza a la pertenencia » realizaban peor la tarea de escucha dicotómica que los de las condiciones «control » y «pertenencia ». Estas dos últimas condiciones no diferían entre sí.

En conjunto, estos cuatro experimentos parecen confirmar que, tal como se hipotetizaba, sentir la exclusión social afecta a la capacidad autorreguladora. El hecho de constatar el efecto utilizando distintas medidas de la autorregulación y métodos de manipulación de la exclusión hacen más robustas las conclusiones.

En el siguiente apartado se exponen los resultados de un quinto experimento, incluido en este trabajo, en el que se pone a prueba una hipótesis explicativa sobre el porqué de la interferencia de la amenaza a la pertenencia en la capacidad autorreguladora.

Explicando el proceso

En la búsqueda de explicación de por qué la exclusión produce un bloqueo de la capacidad autorreguladora, los autores han propuesto varias hipótesis. Una, especialmente interesante, implica la autoconsciencia, es decir, la capacidad que tenemos las personas para reflexionar y pensar sobre nosotros mismos. Se ha señalado que dicha capacidad tiene como finalidad precisamente la autorregulación (Scheier y Carver, 1982), ya que implica una comparación del estado actual del yo con el yo-ideal o con lo que los otros esperan de nosotros. Así, a partir de una reflexión sobre nosotros mismos (auto-consciencia), podemos dirigir nuestra conducta en la dirección deseada (autorregulación).

El hecho de ser rechazado por los demás es algo que puede fácilmente provocar que la auto-consciencia sea una experiencia desagradable y que, por lo tanto, tratemos de evitarla cuando nos sentimos excluidos. Baumeister y sus colaboradores argumentan que, si bien nos puede resultar agradable pensar sobre nosotros mismos cuando todo va bien y nuestro yo se refleja positivamente en los acontecimientos que nos toca vivir, nos puede resultar en cambio muy desagradable pensar y reflexionar sobre nosotros cuando las circunstancias ponen en evidencia nuestro yo. Pocas cosas hay más desagradables y amenazantes que vernos rechazados por los otros, especialmente si sentimos que hay algo en nosotros que nos lleva inexorablemente a tener dificultades para conectar con los demás.

Así, la hipótesis que se propone para explicar los efectos de la exclusión descritos hasta ahora es que, cuando una persona es rechazada o excluida por los otros, evitará el proceso de reflexionar y concentrarse en su yo (la auto-consciencia). Al no haber auto-consciencia, fallará la autorregulación.

Para poner a prueba esta hipótesis, los investigadores diseñaron un nuevo experimento similar al número cuatro, utilizando como medida dependiente de la autorregulación la tarea de escucha dicotómica y como procedimiento para manipular la exclusión el test de personalidad. Con el fin de estudiar si la exclusión afectaba la auto-consciencia, y si la ausencia de ésta era lo que afectaba negativamente a la autorregulación, añadieron una variación al experimento, consistente en introducir un nuevo factor o variable independiente: el nivel de auto-consciencia. Para manipular este factor, después de que los participantes recibieran el feedback sobre la personalidad (es decir, una vez manipulada la amenaza a la pertenencia), se les sentaba solos en una sala donde realizaban la tarea de escucha dicotómica y se procedía como se explica en el Cuadro 8.4.


Cuadro 8.4. Manipulación experimental del nivel de auto-consciencia.

Los participantes son asignados aleatoriamente a dos condiciones para que realicen las tareas de la medida dependiente (en este caso, la tarea de escucha dicotómica):

  • Condición «alta auto-consciencia»: los sujetos se sentaban en una silla frente a un espejo, de tal manera que cuando realizaban la tarea se veían en el espejo.
  • Condición «baja auto-consciencia»: los sujetos se sentaban en la misma sala frente al espejo dado la vuelta, de tal manera que cuando realizaban la tarea no se veían en el espejo.

Los espejos se han utilizado tradicionalmente en la investigación psicológica cuando se quiere conseguir que las personas centren su atención sobre sí mismas, ya que al ver nuestra propia imagen reflejada tendemos a pensar sobre nosotros.


Este experimento tenía, por lo tanto, un diseño de seis condiciones experimentales (Ver Tabla 8.1).

Tabla 8.1. Distribución del número de participantes por condición.

  Amenaza Pertenencia Control Pertenencia
Alta auto-consciencia 8 8 7
Baja auto-consciencia 7 8 7

La predicción, según la hipótesis de los autores, es la siguiente: el efecto negativo que la exclusión provoca en la ejecución de la tarea de escucha dicotómica se anulará cuando se eleve la auto-consciencia, lo cual se conseguirá al obligar al participante «excluido» a sentarse delante de un espejo.

Si se observa primero los resultados correspondientes a la condición «baja auto-consciencia » (sin espejo), se puede apreciar cómo se replica el efecto del Experimento 4: en la condición «amenaza a la pertenencia» el rendimiento decae con respecto a las otras dos condiciones. En cambio, cuando se fuerza la auto-consciencia con la presencia del espejo, este efecto desaparece y el rendimiento en la tarea dicotómica en la condición de amenaza a la pertenencia se iguala al del resto de condiciones. Este resultado se conoce técnicamente como interacción, ya que hay una interacción entre los dos factores o variables independientes (pertenencia y auto-consciencia), de tal manera que una determinada combinación de ambos factores (en particular la alta amenaza y la baja auto-consciencia) es la que provoca el efecto objeto de interés (la pérdida de autorregulación). La interacción, al igual que el resto de efectos comentados en este capítulo, se constata mediante procedimientos y técnicas de análisis de datos específicos.

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