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No existen lenguas más primitivas o más avanzadas que otras, simplemente hay lenguas diferentes. Sin embargo, posiblemente exista un tronco común en todas ellas que se remonta a los momentos en que los seres humanos empezaron a utilizar el lenguaje, aunque es difícil encontrarlo.

En el siglo XIX, siete años después de que Darwin publicara el “Origen de las especies”, la evolución del lenguaje fue objeto de encendidas disputas cargadas de connotaciones filosófico-religiosas, hasta el punto que la Société de Linguistique de París prohibió expresamente cualquier debate sobre el tema.

Tradicionalmente se han considerado cinco teorías que han elucubrado sobre el origen del lenguaje humano (David Crystal).

  1. Teoría del “guau-guau”. Según esta teoría el origen del lenguaje estaría en las onomatopeyas.
  2. Teoría del “ay-ay”. Teoría apoyada por Darwin que afirma que la raíz inicial del lenguaje la constituirían las interjecciones. Tuvo poco apoyo, ya que los sonidos fisiológicos (inspiraciones, gritos de dolor, etc.) guardan poca relación con las vocales y consonantes.
  3. Teoría del “ding-dong”. El lingüista Max Müller defendía que el lenguaje se origina en las conexiones naturales, no arbitrarias, entre sonidos y significados. El lenguaje surgió porque los seres humanos reaccionaron a los estímulos del mundo produciendo de forma espontánea los sonidos conectados a ellos.
  4. Teoría del “aaah-hú”. Según esta teoría el lenguaje surgió del trabajo físico, es decir, de los gruñidos colectivos y rítmicos que las personas emitían debido al esfuerzo cuando trabajaban juntas, lo que podría explicar que la base entonacional o prosódica sea universal en las lenguas del mundo.
  5. Teoría del “la-la”. Jaspeasen considera que el lenguaje surgió del lado romántico de la vida, a partir de sonidos asociados con el amor, el juego, la canción, la risa, etc. No obstante, esta teoría no explica la diferencia entre los componentes emocionales y los cognitivos o simbólicos del lenguaje.

Por otra parte, la teoría del hey you sitúa el origen en los sonidos vocales que señalan la identidad y ubicación de los hablantes (Revesz). Mientras que la teoría del eureka considera que el lenguaje fue inventado de forma consciente por los seres humanos, quienes, de forma deliberada, asociaron arbitrariamente determinados sonidos a las cosas.

Existen dos líneas de trabajo que buscan conclusiones: el tamaño del cerebro en sus áreas corticales responsables del lenguaje, la evolución del aparato fonoarticulador y el estudio del canal hipogloso del cráneo, u orificio que en los mamíferos permite el paso del nervio craneal que inerva los músculos de la lengua.

Suddendorf revisó las teorías contemporáneas y las clasificó en dos grandes grupos:

1. Aparición temprana del lenguaje

Autores como Pinker consideran que el lenguaje empezó a desarrollarse en una fase muy temprana de la evolución de los homínidos, tal vez hace 5 millones de años.

Otras versiones más moderadas hablan de una lenta evolución de las capacidades de representación mental y manejo de símbolos a lo largo de los últimos 2 millones de años (Área de broca).

Corballis entiende que el lenguaje evolucionó desde la comunicación gestual gracias a la bipedestación, que deja la mano libre, y el aumento del tamaño cerebral. Al mismo tiempo, se irían ganando terreno las vocalizaciones sobre los gestos.

Para la mayoría de los teóricos tempranos, el lenguaje habría surgido por selección natural darwiniana, favoreciendo la supervivencia al aumentar la eficacia de las actividades cooperativas y la transmisión de información.

2. Aparición tardía del lenguaje

Algunos autores sostienen que el lenguaje evolucionó de una forma relativamente abrupta y reciente en el tiempo. Para Bickerton es imposible concebir la gramática como algo que surge y se forma de modo gradual, por incrementos sucesivos,siendo muy probable que una única mutación causara la emergencia brusca de la sintaxis.

Bickerton y otros autores creen que este fenómeno habría coincidido con la aparición del Homo sapiens en África, hace tan sólo unos 150.000 años.

Los estudios de Lieberman confirman esta teoría ya que los fósiles indican que el aparato vocal necesario para producir lenguaje articulado no aparece hasta una fase ya avanzada, coincidiendo con la aparición del Homo sapiens.

Además, las primeras representaciones simbólicas datan de hace unos 40.000 años, en el Paleolítico, mientras que la primera evidencia de lenguaje es de hace 5.500 años.

Según estos autores la evolución muy reciente del lenguaje es gracias sobre todo a la interacción social y la emergencia de una teoría de la mente, o capacidad de inferir estados mentales en los otros.

No obstante, el descubrimiento de una prueba de representación simbólica de hace 250.000 años refutaría esta hipótesis.

Por otra parte, existen en torno a unas 6.000 lenguas, de las cuales la mitad está en peligro de desaparición. No obstante, donde un lingüista considera dos dialectos de la misma lengua, otro puede contarlos como dos lenguas distintas.

Las lenguas cambian y evolucionan con el tiempo. Cuando, en un momento dado de la historia, una comunidad humana se separa en dos grupos distintos, la lengua de la comunidad evoluciona en cada grupo de forma independiente y, con el tiempo, ambas devienen en lenguas distintas, aunque emparentadas entre sí (hermanas) [Deriva lingüística].

Por ejemplo, el tronco altaico agrupa a lenguas aparentemente tan dispares como el turco, el mongol, el coreano y el japonés. Pese a su diversidad, todos los lenguajes altaicos conservan elementos que recuerdan su origen común: sus sistemas vocálicos tienen la propiedad denominada armonía vocal, que divide a las vocales en dos grupos distintos; los sufijos se aglutinan unos detrás de otros conservando su entidad individual, no tienen preposiciones, sino posposiciones; no hay géneros gramaticales ni artículos, etc.

Por otra parte, son comunes los préstamos de palabras entre las lenguas.

Las lenguas más estudiadas son las indoeuropeas. William Jones propuso que el sánscrito, el griego y el latín habrían surgido de un antepasado común que, probablemente, ya había desaparecido tiempo atrás. Jones observaba que las raíces de los verbos y las formas gramaticales presentaban afinidades muy superiores a las que cabría esperar por mero azar. Los estudios sistemáticos posteriores confirmaron esta hipótesis, y hoy se acepta la existencia de un “protoindoeuropeo” o lengua que se habría hablado hace unos 6.000 años y de la que habrían derivado idiomas tan distantes como el español, inglés, sueco, ruso o persa.

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