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Diversas situaciones y factores psicológicos pueden influir sobre las evaluaciones neuropsicológicas de niños y adolescentes y por ello hay que tenerlos en cuenta.

Estos factores interactúan de distinto modo dependiendo de si la condición infantil es el resultado de situaciones sobrevenidas (por ejemplo lesión por traumatismo cerebral) o de anomalías del desarrollo (por ejemplo dificultades de aprendizaje o trastornos neuropsiquiátricos).

Los niños con lesiones por traumatismos cerebrales podrían presentar síntomas de “edema psíquico” que interfieren en el rendimiento en pruebas neuropsicológicas. Problemas debidos a falta de atención o motivación y la distracción son relativamente frecuentes después de una lesión y aunque son síntomas que suelen desaparecer al cabo de unas semanas, la evaluación neuropsicológica inicial o la línea de base podría estar contaminada por estas dificultades que solo existen a corto plazo.

Estos aspectos psicológicos podrían enmascarar otras dificultades permanentes por ejemplos limitaciones en razonamiento y planificación. Una de las pruebas que evalúa el rendimiento ejecutivo es el Test de clasificación de tarjetas de Wisconsin (WCST).

Algunos niños con lesiones por traumatismos cerebrales siguen presentando síntomas parecidos a los del trastorno por déficit de atención mucho tiempo después de la recuperación.

Los retrasos del lenguaje y/o la lectura pueden dificultar la ejecución de algunas pruebas neuropsicológicas. Si los niños no comprenden las instrucciones estaríamos ante un problema de comprensión lingüística y no ante una alteración de función neuropsicológica subyacente de interés. Las instrucciones en algunas pruebas psicológicas y neuropsicológicas, como la Batería Halstead-Reitan, resultan demasiado complicadas para quienes tienen retraso en la comprensión lingüística. En este caso, es imprescindible determinar si las puntuaciones son el resultado de un déficit verdadero de razonamiento o planificación, o de problemas de comprensión. Sería de utilidad simplificar las instrucciones o examinar los límites del rendimiento.

Los niños con trastornos conductuales o de oposición desafiante podrían manifestar síntomas de agresividad pasiva y escasa motivación, pero no hay que confundir el rechazo o la falta de esfuerzo con un déficit neuropsicológico.

Niños con este tipo de trastornos psiquiátricos tienen tolerancia escasa a la frustración. Para mejorar la tolerancia a la frustración se aconseja incluir refuerzos o intervalos de prueba más cortos.

Los niños con TDAH también comenten errores impulsivos y descuidados. Llevar a cabo evaluaciones durante periodos cortos y sin medicación aporta una perspectiva más adecuada de los problemas neuropsicológicos subyacentes. Distribuir la evaluación en periodos de examen más cortos es de utilidad para mejorar el rendimiento.

La depresión y/o la ansiedad interfieren la capacidad infantil para mantener un esfuerzo.

Algunos niños se muestran apáticos, retraídos o excesivamente nerviosos por lo que es importante establecer una buena relación que de confianza. Es adecuado evaluarles en periodos con y sin medicación sobre todo si toman antidepresivos.

Si los clínicos sospechan que los factores psicológicos han contaminado la interpretación de los resultados neuropsicológicos es aconsejable llevar a cabo una evaluación de seguimiento (transcurridos de 3 a 6 meses). Una parte importante del proceso de evaluación neuropsicológica es una presentación amplia de la información recogida sobre el comportamiento del niño y su forma de interactuar con los examinadores.

Los informes neuropsicológicos deben incluir no solo los resultados de la prueba, sino su explicación y las sugerencias para la intervención. Un examen exhaustivo proporciona información sobre el rendimiento social y emocional. En casos de adolescentes y adultos se emplea el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota, pero en niños son más útiles los autoinformes con escalas.

Es conveniente aplicar pruebas proyectivas cuando los clientes no pueden o no quieren describir sus dificultades emocionales o no llegan a comprenderlas. Una evaluación neuropsicológica exhaustiva abarca una evaluación psicológica adecuada y agrega información sobre las funciones cerebrales así como los posibles aspectos que puedan repercutir negativamente sobre el desarrollo y funcionamiento del cerebro.

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