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Se puede afirmar que los estereotipos no sólo reflejan la realidad social sino que sirven para explicarla y a veces, contribuyen a crearla.

Las funciones de los estereotipos se pueden dividir en dos grandes bloques (Tajfel):

1. Funciones individuales o psicológicas: no son meramente cognitivas sino también motivacionales. Los estereotipos en el nivel individual sirven para ordenar y estructurar la percepción a través de la categorización.

Cumplen la función de simplificación de la realidad permitiendo reducir el esfuerzo cognitivo que supondría procesar el gran flujo de información que recibimos constantemente.

Los estereotipos actuando como esquemas nos aportan información sobre la conducta esperada de una persona en contextos diferentes en función de su pertenencia grupal con el consiguiente ahorro de esfuerzo cognitivo.

Los estereotipos suelen tener connotaciones positivas o negativas y rara vez neutras, se trata de exageraciones y generalizaciones que pueden ocasionar problemas para los miembros del grupo estereotipado negativamente.

La amenaza del estereotipo: es un fenómeno que hace referencia a la disminución en el rendimiento en situaciones en las que las personas se sienten amenazadas por la posibilidad de que su desempeño confirme (a otros o a ellos mismo) un estereotipo negativo sobre las capacidades de su grupo.

El fenómeno de la amenaza del estereotipo se produce cuando en la situación concreta en la que se realiza la actividad se hace saliente la pertenencia grupal, dejando muy claro en qué categoría se clasifica a la persona quedando estereotipada como incompetente para ese tipo de tareas.

El lado “justo” de este fenómeno es que nadie está libre de semejante amenaza. Todo es cuestión de dar con las circunstancias apropiadas para provocarla.

2. Funciones sociales: los estereotipos cumplen la función psicológica de proteger el sistema de valores del individuo, ya que las categorías sociales están cargadas de valor para las personas. Tajfel plantea 3 funciones sociales:

  1. Búsqueda de una identidad positiva.

  2. Justificación de acciones contra otros grupos.

  3. Explicación de la realidad social.

Una de las funciones sociales de los estereotipos es clasificar diferencialmente a los miembros del endogrupo y el exogrupo, fomentando la visión positiva de nuestro grupo en comparación con los otros, produciéndose “favoritismo endogrupal”.

La percepción de los miembros de unos grupos de forma más negativa que los de otros facilita la justificación y racionalización de ciertas conductas discriminatorias.

Los estereotipos sirven para explicar acontecimientos sociales: cómo actúan los grupos, por qué lo hacen y cómo se conforma y mantiene la estructura social.

También cumplen una función de control social que se refiere a la relación existente entre el poder y la forma de estereotipar -> los grupos de menor poder se forman impresiones más detalladas de los más poderosos, y éstos tienden a tener imágenes más estereotipadas de los grupos inferiores.

Hay autores que piensan que los estereotipos pueden cumplir la función ideológica de justificación y legitimación de un sistema u organización social.

Teoría de la justificación del sistema: se refiere a los procesos por los cuales se mantienen y hacen legítimas convenciones sociales a expensas de los intereses personales y del grupo, las personas que están en situación de privilegio les parezca justo el statu quo, pero no que lo aprueben las personas que pertenecen a grupos desfavorecidos por su situación.

Según esta teoría, los estereotipos mantienen y justifican un sistema social determinado que sigue favoreciendo a los grupos dominantes.

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