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Según William James (1890), el "yo" abarca lo intrapersonal y privado, y está implicado en aquellos procesos relacionados con la introspección y con las acciones que la persona realiza de forma reflexiva.

El "mi" lo concibe como la percepción que tiene el individuo a partir de cómo lo ven los demás, y estaría formado por el conjunto de creencias, evaluaciones, percepciones y pensamientos que la persona tiene sobre sí mismo.

Autoconocimiento activo versus almacenado

El conocimiento del yo activo se refiere a aquella información sobre uno mismo de la que se tiene consciencia en un momento determinado. Muchos autores lo han denominado autoconcepto espontáneo o el autoconcepto en funcionamiento (Markus y Kuda, 1986).

Este autoconcepto es muy sensible a las características del contexto, ya que nos vendrán a la mente, una u otras características personales.

Autoconocimiento abstracto versus episódico

El conocimiento sobre uno mismo se puede representar en forma general y abstracta como episódica.

El autoconocimiento episódico implica la evocación de sucesos concretos en los que se vio implicado el autoconcepto y, por tanto, está basado en experiencias específicas de la biografía del individuo. Mientras que el autoconocimiento abstracto se derivaría, fundamentalmente, de la información redundante sobre el yo adquirida en diferentes contextos, lo que permite abstraer un rasgo como algo propio e invariable.

Autoconocimiento implícito versus explícito

Autoconocimiento explícito es cuando pensamos sobre facetas de nuestro yo de forma deliberada, es decir, conscientes de que lo hacemos, y controlando ese proceso de pensamiento.

Autoconocimiento implícito, cuando algunas facetas del yo no sean conscientes y que, afecten profundamente a nuestras vidas.

Egotismo implícito: tendencia muy acusada a recordar aspectos del yo o que tienden a valorar de forma más favorable aquellos abetos que son iguales a otros o que les han pertenecido en algún momento.

La relación que existe entre el autoconcepto explícito y el implícito es que se trata de dos sistemas separados que actúan independientemente a la hora de procesar la información sobre uno mismo.

Autoconocimiento global

La alusión al yo global implica la apreciación de atributos que son extensibles a un amplio conjunto de conductas y situaciones, mientras que los aspectos muy específicos se limitan a contextos y comportamientos muy concretos.

El yo real versus otros posibles

La teoría de la discrepancia (Higgins, 1987) sugiere que las personas tenemos tres tipos de autoescuelas en los que acumulamos conocimiento sobre nosotros mismos:

  1. El yo real: es cómo creemos que somos realmente.

  2. El yo ideal: se refiere a cómo nos gustaría ser y, a cómo creemos que les gustaría a las personas que nos sirven de referente.

  3. El yo responsable: abarca aquellas creencias sobre cómo deberíamos ser.

Esta teoría, concede especial interés al factor social, ya que incorpora la presencia imaginada de los otros en la representación mental que la persona tiene de ella misma.

Pronostica el desacuerdo entre el yo real, y el ideal, ocasiona sentimientos de desánimo, tristeza y frustración, por no haber conseguido aquello que se anhelaba.

Una de las motivaciones del ser humano es la búsqueda del bienestar, cuando el yo real no concuerda con los estándares que le sirven de guía puede originarse un proceso de cambio, de modo que aquellas características del yo que actualmente no encajan con los deseos y obligaciones se modifiquen.

La teoría de las metas obligatorias

Postula que existen dos sistemas de autorregulación del comportamiento, denominados promoción y prevención, que son independientes y que utilizan diferentes estrategias para alcanzar determinados objetivos. La focalización en la promoción implica, fundamentalmente, una tendencia a obtener avances y progreso. Por otra parte la focalización en la prevención se centra, más que en ganar, en no perder, y enfatiza la seguridad frente al riesgo.

Markus y Nurius (1986), sugieren otros yo posibles, que tendrían que ver con lo que un individuo cree que podría, le gustaría o teme llegar a ser en el futuro.

Los yo posibles, tanto para Higgins, como para Markus, son muy importantes por dos razones:

  1. Porque afectan a la motivación y sirven de incentivo para actuar.

  2. Porque permiten evaluar e interpretar la visión del yo en el presente.

Autoconocimiento personal versus social

Teoría de la identidad social(Tajfel, 1981) y su ampliación en la teoría de la categorización del yo.

La teoría de la identidad social (TIS): Henri Tajfel

Es una de las teorías que ha suscitado más información en los últimos años. Se ha interesado por las relaciones intergrupales, el favoritismo por el propio grupo, la solidaridad intragrupal, los estereotipos, el prejuicio, la discriminación, el racismo, el conflicto intergrupal, los efectos del estatus, el liderazgo…

La idea básica de la teoría es que las personas se categorizan a sí mismas como pertenecientes a la vez a diferentes grupos o categorías sociales. Dicha pertenencia constituye parte de su autoconcepto (la pertenencia será positiva o negativa en función de la valoración que el individuo haga del grupo, de ahí la importancia de la comparación social).

Los tres conceptos básicos de la teoría de la identidad social son:

1. La categorización social

La categorización: es un proceso cognitivo por el cual se agrupan objetos, personas o acontecimientos que se consideran equivalentes. Es una manera de hacer más sencilla la percepción de la realidad. Es a través de la categorización como los individuos construyen su identidad social. De forma que:

  • Acentúa las diferencias entre categorías distintas.

  • Incrementa las semejanzas entre los elementos que pertenecen a la misma categoría.

La categorización social puede explicar que se produzcan distinciones entre los grupos por el hecho de que los individuos se perciban como pertenecientes a categorías diferentes. Sin embargo no se puede esclarecer por qué en la mayoría de las ocasiones se valora positivamente al endogrupo y negativamente al exogrupo.

Fergurson y Kelley encontraron que en una situación no competitiva, la presencia de un exogrupo que desarrollaba las mismas tareas era suficiente para que los miembros del endogrupo sobreestimaran su propio trabajo.

Pero los efectos positivos o negativos de la pertenencia a una categoría no dependen tanto del contexto social como de la comparación del propio grupo con otros: los grupos competirán por una identidad social positiva a través de la diferenciación con otros grupos en la cual salgan beneficiados

2. La identidad social

La identidad social: es la parte del autoconcepto individual que deriva del conocimiento de la pertenencia a un grupo social junto con el significado emocional y valorativo que conlleva dicha pertenencia. El conocimiento de la pertenencia al grupo y el significado valorativo incluidos en la definición se adquieren gracias a los procesos de comparación social que se producen entre el grupo al cual pertenece cada individuo y aquellos a los que no pertenece.

Tajfel y Turner argumentan que, de acuerdo con la TIS, puede hablarse de dos aspectos del autoconcepto, y distinguen entre dos tipos de identidades, como vimos en un apartado anterior:

  • Identidad personal: “ el yo individual”: características de los individuos: sentimientos, habilidades y atributos personales.

  • Identidad social: “El yo como miembro de uno o más grupos”: características de los grupos.

De acuerdo con la TIS, las personas se definen a sí mismas en función de la pertenencia a un grupo y tienden a mantener o conseguir una identidad social positiva mediante la comparación de su grupo con otros (sin ser necesaria una discriminación negativa hacia el exogrupo): Si la comparación tiene como consecuencia un resultado positivo el individuo obtiene una identidad social satisfactoria, si es negativa la identidad social resultante es insatisfactoria.

3. La comparación social

La comparación social es el proceso por el cual las personas tienden a compararse a sí mismas con otras.

Tajfel hace uso del concepto de comparación social para explicar el proceso que lleva a las personas a evaluar a su propio grupo. Desde su concepción, la identidad social sólo será positiva si las características que tiene el propio grupo son positivas, pero en comparación con otro u otros grupos, no sólo se trata de ser diferente, sino también de ser mejor.

Categorización del yo

La TIS sostiene que las conductas sociales se articulan dentro de un continuo interpersonal-intergrupal, según el cual en ocasiones nos comportamos en función de la pertenencia a un grupo, y en otras en función de nuestras preferencias individuales.

Dónde nos situemos depende de dos factores: de la identificación del individuo con su grupo, y de las características específicas de la situación.

Tajfel manifestaba que las teorías que explicaban el comportamiento de las personas en función de su situación en uno de estos dos polos no podían explicar cómo se comportaban cuando se encontraban en el otro.

La TIS continuó su dllo con la teoría de la autocategorización o categorización del yo (Turner). Esta teoría trata de explicar cuál es el proceso que lleva a las personas a incluirse en una u otra categoría.

La teoría de la categorización del yo pone su foco de atención en cómo las personas son capaces de llegar a actuar como un grupo. Su hipótesis básica afirma que esto se consigue gracias a un cambio en el nivel de abstracción o inclusividad del autoconcepto:

  • De la identidad personal se pasaría (mediante una elaboración socio-cognitiva), a la identidad social.

  • La conducta interpersonal se transformaría en conducta intergrupal.

  • El individuo dejaría de percibirse como persona individual y empezaría a verse como miembro intercambiable de un grupo o categoría social: Despersonalización.

Según la teoría, las categorizaciones que forman el autoconcepto (Autocategorizaciones) se hallan en tres niveles distintos de abstracción:

  • El supraordenado, que es el más amplio o abstracto, el ser humano se categoriza como ser humano diferente de otras especies.

  • El intermedio, que correspondería a la identidad social, se categoriza a sí mismo y a otros según semejanzas y diferencias de categorías

  • El subordinado, que correspondería a la identidad personal, es el de menor inclusividad. El individuo se auto-categoriza como persona única y diferente de los demás miembros del grupo.

El comportamiento grupal sería entonces, según Turner, un cambio en el nivel de abstracción, llevando a una despersonalización pero sin perder la identidad individual, es decir, sin que se eliminen todos los procesos que influyen en la formación y desarrollo del autoconcepto. Por tanto, ambas teorías (TIS y categorización del yo) nos muestran que la identidad social y el comportamiento que realizamos en función de los grupos a los que pertenecemos son también parte de nuestro autoconcepto. Esto ocasiona que nuestro autoconcepto pueda ser cambiante en algunos aspectos y a la vez estable en otro.

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