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Factores que influyen en la germinación del delirio

Pueden existir diversos factores co-ocurrentes en la conformación de una idea delirante:

  • Disfunciones cerebrales.

    • Personalidad: Kretschmer propuso la existencia de tres tipos de personalidad con predisposición a una formación delirante: la agresiva (delirio paranoide), la sensitiva (delirio de referencia) y la ilusionada (erotomanía).

    • Mantenimiento de la autoestima: este factor parece ser importante en las ideas expansivas y erotomaníacas, y también parece ser uno de los motivos de la elevada frecuencia con la que aparecen delirios con contenidos autorreferenciales.

    • El afecto: es importante no sólo en los trastornos afectivos mayores, sino también en otros.

  • Experiencias inusuales. Pueden ir desde los déficit sensoriales (sordera) a los engaños perceptivos (alucinación), la despersonalización, o cualquier alteración corporal no diagnosticada.

    • Sobrecarga cognitiva: hipervigilancia, activación excesiva, concentración prolongada… producen cambios en el funcionamiento cerebral que podrían estar implicados en la formación de delirios. Por otro lado, hay autores que hipotetizan que los delirantes son hipervigilantes y están continuamente escudriñando el ambiente.

    • Variables interpersonales: se reconoce la importancia de las habilidades sociales y el proceso continuo de interacción entre la persona y su ambiente social para la germinación del delirio. Así, la incompetencia interpersonal, con el consiguiente aislamiento social que produce, favorecería la formación de estas ideas extravagantes dado que estos individuos carecerían de la ventaja que supondría la validación social de la creencia.

    • Variables situacionales: especialmente las relacionadas con aislamiento sensorial. También destacan aquí variables relacionadas con cambios culturales drásticos que incrementan la probabilidad de que aparezcan los delirios.

Factores que influyen en el mantenimiento del delirio

Las variables más importantes que se han señalado son las siguientes:

  • La inercia para mantener creencias.

  • La influencia en la conducta y la profecía autocumplida. En el mantenimiento de los delirios hay dos círculos viciosos. Primero, los delirios influyen en la conducta, y segundo, los delirios deterioran el respeto que los demás otorgan al paciente y deterioran la competencia del individuo. Estos dos factores reforzarían la necesidad de compensar la autoestima mediante la interpretación delirante. También se mantiene que las creencias delirantes se perpetúan en parte por la “profecía autocumplida”; así los delirios de persecución se vuelven válidos como resultado de la conducta antisocial del paciente.

  • Sesgos en las atribuciones: los humanos no se comportan como científicos profesionales y adoptan estrategias poco óptimas, especialmente estrategias verificacionistas, no falsacionistas, que se acompañan de sesgos confirmatorios a la hora de probar nuestras hipótesis. Estas razones harían que los delirios y otras explicaciones irracionales no se autocorrijan.

  • Sesgos en el razonamiento. Se ha visto cómo los pacientes delirantes parecen ignorar los datos procedentes de otras experiencias que contradicen la idea delirante.

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