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El asma bronquial es un trastorno obstructivo reversible de las vías aéreas. Su comienzo suele tener lugar en los primeros años de vida. Durante bastante tiempo se consideró que la alergia constituía el factor etiopatogénico por excelencia, incluso se llegó a establecer una clasificación del asma en 2 grupos. Uno era el constituido por el asma extrínseca: aquellas que respondían a factores alérgicos comprobados, y otro por el asma intrínseca: aquella en la que no es posible detectar factores alérgicos específicos.

En la actualidad se considera como un fenómeno de hipersensibilidad o hiperreactividad de la mucosa respiratoria, y el asma debe cumplir al menos 3 conceptos básicos: limitación del flujo aéreo, reversibilidad de la sintomatología e hiperreactividad bronquial inespecífica.

Respecto a los aspectos psicológicos, Alexander atribuyó el asma a conflictos de dependencia, de manera que aparecían con más probabilidad si una persona era o temía ser rechazada por otra. Para Belloch, los aspectos psicológicos del asma implican una doble perspectiva. La primera se refiere al estudio de variables psicológicas que favorecen la inducción de las crisis de asma. Trabajos realizados con sujetos a los que se les provocaba episodios de disnea sin ningún estímulo adicional pero que habían sido sometidos previamente a diversos procedimientos que desencadenaban broncoespasmo dieron como resultado la presencia de disnea, que se explicaba apelando a factores de naturaleza cognitiva (creencias, expectativas) o características personales de tipo disposicional. En cuanto a los trabajos que estudian la respuesta del árbol bronquial frente a sustancias activas, el efecto real de los fármacos es mayor cuando su prescripción se acompaña de una descripción detallada de sus efectos.

La segunda se refiere al estudio de ciertas variables disposicionales (ansiedad-rasgo y los estilos cognitivos) o de trastornos (depresión y ansiedad) que ejercen una influencia notable en la evolución del asma. Los pacientes que presentan sintomatología ansiosa añadida a su asma son hospitalizados con mayor frecuencia. Además, la minimización extrema de los síntomas no favorece la evolución y se asocia en ocasiones a sintomatología depresiva. Los estilos de afrontamiento que desarrollan los asmáticos son exceso de preocupación, rumiaciones, respuestas emocionales intensas ante un ataque y estilos restrictivos de vida, que explican gran parte de los absentismos laborales y reingresos hospitalarios.

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