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Apenas existen teorías psicológicas sobre los trastornos bipolares porque en estos trastornos tienen un papel muy importante los factores biológicos y genéticos y porque suponen únicamente un 10% de los trastornos del estado de ánimo. Las fases depresivas se suelen explicar a partir de los modelos de la depresión, y la mayor parte de las teorías para dar cuenta de la fase maníaca provienen del psicoanálisis.

Freud concibió las fases maníacas dentro de un contexto energético: el Yo ha superado la pérdida del objeto amado, y el superyó, que contiene el objeto introyectado, ya no mantiene una actitud hipercrítica hacia él. Así, toda la energía queda libre y se dirige hacia el exterior.

Bertram Lewin realiza un esquema interpretativo básico del psicoanálisis para la manía. Está formulada en términos de procesos regresivos de defensa. Concibe la manía como una interrupción defensiva de la depresión, no como su desenlace. La manía es un fenómeno regresivo defensivamente inducido, por el que vuelve a un nivel anterior de funcionamiento del yo. Esta regresión representa una defensa contra acontecimientos dolorosos que se hallan inconscientemente asociados con conflictos infantiles inconscientes. Así se explican también los episodios de manía que no siguen a una fase depresiva. La manía sería una negación inconsciente de una realidad externa o psíquica dolorosa, que conduciría al paciente a una enajenación de la realidad.

Para otros autores, la manía sería un mecanismo para defenderse de la baja autoestima. Según Dov Aleksandrowicz los pacientes bipolares se caracterizan por una personalidad narcisista (necesidad exagerada de autoestima), que está asociado a una excesiva sensibilidad al apoyo, aprobación y amor de los demás (su autoestima depende de esas personas) y a un fallo en los mecanismos de regulación del estado de ánimo. Los teóricos psicoanalistas han llegado incluso a sugerir que, en algunos casos, la depresión podría ser una defensa contra la manía.

Por su parte, Beck extiende su teoría cognitiva para abarcar otros estados emocionales, incluida la manía. En su explicación de la manía, no hay ninguna alusión a factores de personalidad ni a la posible interacción de éstos con los acontecimientos estresores. Sugiere que los factores biológicos y genéticos podrían estar implicados en la causalidad, directamente, o al provocar un procesamiento negativo de la información.

Los individuos maníacos presentan también reglas vitales o actitudes disfuncionales, rígidas y poco realistas, pero en este caso su contenido exagera los aspectos positivos y eleva la autoestima. Supone la existencia de un procesamiento sesgado o distorsionado de la información que produce errores cognitivos, tomando como base el contenido de sus actitudes disfuncionales. Se traduce en la manifestación de imágenes y pensamientos automáticos y voluntarios de contenido excesivamente optimista y grandioso. No cuenta con ninguna formulación que relaciones sus dos teorías.

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