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A lo largo de este capítulo se ha podido comprobar que los aspectos emocionales impregnan todos y cada uno de los procesos de interacción que se desarrollan en el aula, así como el proceso de enseñanza y aprendizaje.

El concepto de IE representa el desarrollo más reciente en el campo de las emociones.

Así, investigaciones realizadas en la última década están aportando evidencia empírica de la relación existente entre las habilidades emocionales y diversos indicadores de adaptación socioescolar. Según los diferentes estudios, numerosos datos apoyan que una IE elevada es un predictor fiable de resultados positivos, tanto en el plano social como en el académico (Zeidner, Matthews y Roberts, 2009).

Los profesionales comparten la convicción de que una de las principales funciones de la educación consiste en facilitar y promover la integración de las personas en la sociedad. En este sentido, hay que subrayar que la mera adquisición de conocimientos técnicos e intelectuales, sin duda muy necesaria, resulta insuficiente para vivir en una sociedad en constante evolución. De hecho, en los planteamientos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), recientemente instaurado, se consideran indicadores de una alta cualificación o formación no solo la adquisición de competencias cognitivas y procedimentales, sino también la de competencias actitudinales e interpersonales.

Por ello, entre las diferentes aplicaciones que presenta el concepto IE en el ámbito educativo, se encuentra una línea de investigación que está siendo objeto de atención y reflexión por parte de la comunidad científica española debido a las importantes implicaciones que presenta. Esta hace referencia a la educación emocional (Pena y Repetto, 2008; o alfabetización emocional, que es el término más empleado en el contexto anglosajón).

Con la expresión educación emocional se designa un proceso educativo continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo emocional, como complemento indispensable del desarrollo cognitivo (Bisquerra, 2006) y que debe ser planificado y desarrollado mediante programas educativos (Vallés y Vallés, 2000). Así, desde los ámbitos de la investigación básica y aplicada y desde la perspectiva de la intervención psicopedagógica, se están haciendo esfuerzos por desarrollar programas que ayuden a prevenir y abordar eficazmente los problemas comportamentales existentes en los centros escolares ya que la mayoría de padres y docentes considera fundamental que los jóvenes lleguen a alcanzar un desarrollo socioemocional óptimo que les permita adaptarse y vivir en una sociedad en constante cambio (Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008; Zeidner, Matthews y Roberts, 2009).

En Estados Unidos, la organización The Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL) lleva más de dos décadas promocionando la inclusión socioemocional en las escuelas con el objetivo de establecer el aprendizaje social y emocional como una parte esencial de la educación desde el nivel preescolar hasta la universidad y propone un marco integrador para coordinar todos los programas psicopedagógicos específicos que se aplican en las escuelas con la denominación aprendízaje emocional y social (Social and Emotional Leaming, SEL) y que están mostrando resultados prometedores (Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008; Fernández-Berrocal, Ruiz, Extremera y Cabello, 2009).

Asimismo, en España se está incrementando progresivamente el interés de los centros educativos por llevar a la práctica propuestas dirigidas no solo a la prevención de conductas problemáticas en sus estudiantes, sino también a la promoción del comportamiento prosocial (Garaigordobil, 2008), del éxito académico y, en definitiva, a mejorar la adaptación de los estudiantes.

Programa de educación en competencias emocionales train-em

El programa train-em (Jiménez, 2009) es un programa de educación en competencias emocionales específicamente diseñado para su aplicación a estudiantes de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y tiene como objetivo fundamental mejorar la adaptación socioemocional de los estudiantes por la adquisición de habilidades emocionales básicas.

Para ello, este programa pretende incrementar el conocimiento general sobre las emociones de los jóvenes de manera que adquieran un vocabulario emocional básico que les ayude a comprender la complejidad de los procesos emocionales mediante la reflexión y puesta en común de los diferentes ejercicios que se realizan en cada sesión. Asimismo, este programa pretende hacer conscientes a los jóvenes de la interrelación entre los pensamientos, las emociones y el comportamiento. Esta toma de conciencia implica que las emociones pueden servir como herramientas para mejorar los procesos de pensamiento mediante la adquisición y puesta en práctica de determinadas competencias.

En cada sesión de trabajo, se aborda una habilidad o competencia relacionada con la IE que está implicada en la adaptación socioescolar.­

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