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La sexualidad ha sido siempre un aspecto muy relevante en la vida de las personas, como pone de relieve por un lado su implicación en nuestra supervivencia como especie, y por otro el que casi todas las religiones hayan intentado regularla o controlarla. La sexualidad ha pasado de ser considerada un tema tabú, restringido a la esfera de la intimidad personal, a una realidad reconocida y considerada esencial en la salud y el bienestar de la persona.

Un punto fundamental en el reconocimiento actual de la sexualidad es el trabajo de Maters y Johnson, Respuesta sexual humana, basado en una minuciosa y amplia observación del comportamiento sexual humano en el laboratorio.

En esta obra exponen que, ante la estimulación sexual, externa o interna, el cuerpo humano muestra dos respuestas fisiológicas básicas: la vasocongestión en distintas áreas corporales, especialmente las genitales; y la miotonía o aumento de la tensión muscular.

Estas dos respuestas progresan hasta alcanzar su cota máxima en los momentos previos al orgasmo, instante en el cual el organismo, de forma refleja e involuntaria, libera la tensión acumulada, relajándose los músculos y vaciándose los vasos sanguíneos en las zonas genitales y demás áreas implicadas. El ciclo de la respuesta sexual humana se desarrolla siguiendo cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución, a las que posteriormente Kaplan añadiría una previa: deseo.

En cada fase aparecen distintos cambios fisiológicos y diferentes sensaciones asociadas. Las de excitación y meseta, que preparan al organismo para el coito y el orgasmo, están reguladas por la rama Parasimpática del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), mientras que la fase de organismo supone la descarga nerviosa de su rama Simpática. La fase de resolución conduce al reequilibrio autonómico y al retorno del organismo al estado de reposo.

Algunas personas con frecuencia tienen dificultades para conseguir lo que consideran una adecuada satisfacción en su vida sexual. Las razones pueden ser muy variadas, la falta de educación sexual, la consideración de modelos sexuales inapropiados, las limitaciones personales o las constricciones sociales y culturales, y entre ellas las denominadas disfunciones sexuales, las alteraciones que se producen en cualquiera de las fases de la respuesta sexual, o la presencia de dolor, y que impiden o dificultan el disfrute satisfactorio de la sexualidad.

Es lógico que estas personas busquen ayuda profesional para poder lograr esta deseada satisfacción sexual nuevamente un trabajo de Masters y Johnson Incompatibilidad Sexual Humana, se ha convertido en la obra de referencia para el diagnostico y tratamiento de los problemas sexuales.

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