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Tanto la relajación aplicada, la terapia cognitiva como la TCC parecen igualmente eficaces y pueden usarse indistintamente. Eisen y Silverman sugieren que la intervención es más eficaz si es adaptada al tipo de respuesta del cliente. En clientes en los que predominan claramente las preocupaciones la terapia cognitiva sería preferible a la relajación, en los que predomina el componente somático sería más eficaz la relajación y en los que predominan ambos tipos de respuesta, habría que aplicar ambos componentes.

Otro componente adicional es la participación de la familia para que comprendan mejor lo que le pasa al cliente y le ayuden a aplicar el tratamiento.

Conviene señalar también otras cuestiones antes de exponer la TCC del grupo de Dugas. Primero, cuando el TAG sea comórbido con otros trastornos, hay que tratar en primer lugar el trastorno principal. Si hay dependencia o abuso nocivo de sustancias, debe abordarse primero, ya que esto puede llevar a una mejora significativa del TAG. Segundo, los clientes no suelen distinguir muchas veces entre la preocupación productiva e improductiva. Por ello, suele ser conveniente hablar de preocupaciones excesivas al referirse a las preocupaciones disfuncionales. Finalmente, para contrarrestar los frecuentes problemas de concentración durante las sesiones, es útil revisar y repetir el material importante, emplear resúmenes y notas escritas, pedir al cliente que apunte cosas y dejarle grabaciones de la sesión para que las escuche en casa.

La intervención para el TAG propuesta por el grupo de Dugas ha ido sufriendo algunas modificaciones a lo largo del tiempo en incluye seis módulos:

  1. Psicoeducación y entrenamiento en darse cuenta de las preocupaciones
  2. Reconocimiento de la incertidumbre y exposición conductual,
  3. Reevaluación de la utilidad de preocuparse
  4. Entrenamiento en solución de problemas
  5. Exposición imaginal
  6. Prevención de recaídas.

El mayor o menor énfasis en cada componente depende de las necesidades de cada cliente. El tratamiento se centra directamente en las preocupaciones patológicas y no en los síntomas somáticos; su fin último es desarrollar una mayor tolerancia a la incertidumbre, la cual es vista como el principal factor en el mantenimiento del TAG.

El tratamiento propuesto dura 14-16 sesiones de una hora. Con 16 sesiones, la frecuencia de las sesiones es de dos veces por semana para las ocho primeras y de una vez por semana para las ocho segundas, aunque las dos últimas pueden programarse dos y cuatro semanas más tarde. Además, hay tres sesiones de seguimiento a los 3, 6 y 12 meses.

5.1. Psicoeducación Y Entrenamiento En Darse Cuenta De Las Preocupaciones

El primer objetivo es presentar, mediante ejemplos y preguntas, los principios básicos de la TCC: relación reciproca entre pensamientos, emociones y conductas, necesidad de participar en las sesiones y de practicar fuera de éstas para conseguir cambiar, enseñanza de habilidades para que el cliente se maneje independientemente, terapia breve, terapia estructurada y directiva, foco en el presente, etc. En segundo lugar, se ofrece una descripción detallada del TAG y se presenta este desde una perspectiva dimensional: es una manifestación excesiva de un conjunto de síntomas que todo el mundo experimenta en diverso grado de cuando en cuando.

A continuación, se presenta al cliente de modo grafico un modelo simple explicativo del TAG, al cual se irán añadiendo nuevos componentes conforme se vayan trabajando en la terapia.

Al explicar el modelo es importante ir pidiendo ejemplos al cliente y consensuar una definición de preocupación.

También es importante distinguir dos tipos de preocupación, ya que van a requerir intervenciones diferentes:

  1. Preocupaciones que atañen a problemas actuales
  2. Preocupaciones que tienen que ver con situaciones hipotéticas

Se le pide que en tres momentos prefijados del día, deje lo que esté haciendo y anote en un registro una descripción de sus preocupaciones, la duración de éstas, el nivel de ansiedad (0-8) y el tipo de preocupación.

A partir de aquí, se discute lo que el cliente ha descubierto y se busca cubrir los siguientes puntos:

  1. Existen temas de preocupación recurrentes
  2. Una cadena de preocupaciones puede durar desde unos pocos minutos a unas pocas horas
  3. Las preocupaciones se refieren a eventos futuros
  4. Las preocupaciones pueden implicar tanto un problema actual como una situación hipotética.

El terapeuta debe asegurarse de que el cliente comprende la distinción entre ambos tipos de preocupación, pero, una vez logrado esto, no debe proporcionar tranquilización, sino que debe alentar al cliente a clasificar sus preocupaciones aunque no esté seguro de cuál es la categoría adecuada.

5.2. Reconocimiento De La Incertidumbre Y Exposición Conductual

Los objetivos principales son:

  1. Que el cliente comprenda el papel fundamental de la intolerancia a la incertidumbre en el desarrollo y mantenimiento de la preocupación y ansiedad excesivas
  2. Alentar al cliente a reconocer y manejar la incertidumbre en su vida.

Lo primero se consigue mediante explicaciones y analogías. En cuanto a lo segundo, se pregunta al cliente qué hace en las situaciones de incertidumbre. La respuesta más común es preocuparse, lo cual es un intento de reducir la incertidumbre pensando en los posibles resultados de una situación. Entonces se le pregunta qué otras cosas hace para reducir la incertidumbre. Si el cliente dice que no se le ocurre nada, se le puede proporcionar algún ejemplo de cosas que suelen hacerse: pedir la opinión de amigos o familiares antes de tomar una decisión, incluso pequeña, retrasar la terminación de un proyecto o evitar situaciones ambiguas como leer cosas relacionadas con las áreas de preocupación. A continuación puede presentarse una lista de manifestaciones de intolerancia a la incertidumbre, pedir al cliente que piense sobre ellas y que señale aquellas que hace. También se le puede pedir que proporcione ejemplos personales.

Una vez identificadas las manifestaciones de intolerancia a la incertidumbre, se discute lo que puede hacer para abordar ésta. Si la preocupación y la ansiedad son impulsadas por la intolerancia a la incertidumbre, hay dos posibles soluciones: aumentar la certeza o aumentar la tolerancia. La primera no funciona porque la incertidumbre es inevitable, su presencia en la vida es generalizada. Por lo tanto, la solución radica en aumentar la tolerancia. La manera de conseguir esto es exponerse gradualmente a la incertidumbre eliminando las manifestaciones de intolerancia a la misma, esto es dejando de hacer las conductas que se realizan para eliminar la incertidumbre y haciendo lo que se evita para salvar la incertidumbre. Esta exposición gradual toma la forma de experimentos conductuales, por ejemplo:

  1. Enviar un correo electrónico sin releerlo
  2. Tomar una decisión pequeña sin consultar a otros
  3. Ir a una película sin leer la critica
  4. Llamar de repente a un amigo e invitarle a tomar un café o ir al cine
  5. Elegir un plato desconocido o nuevo en un restaurante
  6. Comprar un regalo para alguien sin haber recorrido muchas tiendas.

Al realizar los experimentos es importante dar las siguientes guías al cliente:

  1. Registrar el experimento para poder ver lo se esperaba, lo que pasó realmente y los progresos logrados
  2. Empezar por cosas pequeñas y realistas
  3. Esperar sentirse ansioso o nervioso
  4. Comenzar a abordar la incertidumbre aun sin sentirse motivado del todo, puesto que la motivación seguirá a la acción.

En el programa del grupo de Barlow, en el que también se emplean experimentos conductuales para cambiar las conductas de seguridad, se permite que antes, durante y después de cada practica el cliente puede manejar la ansiedad mediante reestructuración cognitiva y/o relajación. Además, se ha enseñado previamente la primera de estas técnicas para contrarrestar la sobrestimación de la probabilidad de peligro y los pensamientos catastróficos.

5.3. Reevaluación De La Utilidad De La Preocupación

Los clientes con TAG tienden a sobrestimar las ventajas de preocuparse y a subestimar sus desventajas. Por ello conviene reevaluar la utilidad de preocuparse.

Lo primero es identificar las creencias sobre la utilidad de preocuparse. Para evitar resistencias, es importante adoptar una actitud no crítica y normalizar la experiencia. Así, puede decirse que muchas personas con TAG quieren reducir sus preocupaciones, pero al mismo tiempo creen que preocuparse es útil; luego, se pregunta al cliente qué piensa al respecto y si cree que algunas de sus preocupaciones pueden ser útiles. Tras este primer paso, el terapeuta puede presentar los distintos tipos de creencias sobre la utilidad de preocuparse y pedir al cliente que piense en sus propias preocupaciones y vea si tiene algunas de dichas creencias.

Otro método para identificar este tipo de creencias es preguntarle al cliente qué pasaría si no se preocupara o se preocupara menos sobre algo en particular. Así, alguien puede creer que una determinada preocupación le sirve para evitar ciertas consecuencias negativas, disminuir su sentimiento de culpa, estar preparado por si ocurre lo que teme, evitar la frustración, distraerle de pensar en cosas peores, ayudarle a encontrar una solución y/o motivarle para llevar a cabo alguna acción. Es primordial identificar las creencias sobre la utilidad de cada preocupación específica, no de preocuparse en general.

Así pues, el siguiente paso es cuestionar las creencias específicas que sustentan cada preocupación. No se trata de desafiar una creencia general, sino las creencias sobre una preocupación especifica. En el cuestionamiento pueden utilizarse diversos medios: representación de abogado-fiscal, método socrático y experimentos conductuales.

En la representación de abogado-fiscal, el cliente identifica una preocupación específica y luego adopta el papel de abogado para convencer a los miembros de un jurado de que su preocupación es útil. Una vez que ha expuesto todos los argumentos a favor, pasar a representar el papel de fiscal para convencer al jurado de que su preocupación no útil.

El terapeuta utiliza el método socrático para ayudar al cliente a reconsiderar la utilidad de su preocupación cuando hace de fiscal. Mediante el método socrático, pueden cuestionarse o reinterpretarse las pruebas favorables a la utilidad de las preocupaciones y pueden pedirse al cliente que considere las desventajas de preocuparse. También pueden buscarse ejemplos de experiencias pasadas del cliente para ver cómo lo que realmente ocurrió no se ajustó a las predicciones tenidas.

Borkovec, Hazlett-Stevens y Díaz proporcionan más ideas para abordar las creencias que pueden sustentar las preocupaciones. Entre ellas, la creencia de que preocuparse ayuda a no pensar en cosas más perturbadoras emocionalmente, creencia que no es considerada explícitamente en la TCC de Dugas. Estas cosas más perturbadoras pueden ser los miedos últimos subyacentes a cada preocupación, los cuales serían tratados mediante exposición a los mismos en la TCC de Dugas. O bien puede ser que las cosas perturbadoras que se intentan evitar no estén conectadas con el contenido de las preocupaciones, sino con eventos traumáticos interpersonales en el pasado, experiencias negativas de la infancia, problemas en las relaciones interpersonales actuales y un apego más inseguro a su principal ser querido en la infancia. Esto sugiere que los clientes con TAG han aprendido a anticipar amenazas para ellos y otras personas allegadas y que buscan el cariño y aceptación de los demás preocupándose por ellos. Si hay temas interpersonales no resueltos, la terapia debería ayudar al cliente a identificar sus necesidades y miedos respecto a las relaciones interpersonales, acceder y procesar emocionalmente los sentimientos negativos provenientes de relaciones actuales y pasadas relacionadas con dichos miedos y necesidades, y facilitar nuevos modos de comportarse que permitan lograr la satisfacción de las necesidades interpersonales.

En cuanto a los experimentos conductuales, se puede pedir, por ejemplo, a un cliente que se preocupe sobre las consecuencias de eventos venideros y que no se preocupe por las consecuencias de otros. Al registrar los resultados de todos los eventos, el cliente puede poner a prueba su hipótesis de que preocuparse previene los resultados negativos o protege contra el malestar si estos ocurren. Para someter a prueba la creencia de que preocuparse mejora la actuación, se puede pedir al cliente que se preocupe más tiempo y con mayor intensidad durante un periodo de tiempo determinado. Luego, la calidad de la actuación durante este periodo es comparada con la de un periodo normal o de no preocupación. Otro experimento es la estrategia de la discrepancia.

Una vez que el cliente deja de ver el preocuparse excesivamente como algo útil, se le plantea que existen alternativas a la preocupación: entrenamiento en resolución de problemas para los problemas actuales y exposición imaginal para las situaciones hipotéticas. Por otra parte, para ocupar el tiempo dedicado a las excesivas preocupaciones, puede ir pensándose a partir de este momento, y en especial cerca del final del tratamiento, en modos de ocupar dicho tiempo: más actividades con la familia y amigos, recuperar una afición, etc.


Preguntas para desafiar las creencias de que las preocupaciones son útiles

  1. Preocuparse ayuda a resolver problemas:
    1. ¿Resuelve usted realmente sus problemas preocupándose o le da vueltas una y otra vez al problema en su cabeza?
    2. ¿Preocuparse le lleva realmente a resolver sus problemas o se pone tan ansioso que retrasa la solución de sus problemas o los evita por completo?
  2. Preocuparse como fuerza motivacional:
    1. ¿Conoce a alguien que haga bien su trabajo y que sea una persona preocupadiza?
    2. ¿Está confundiendo preocuparse con tener atención y cuidado? Es decir, ¿es posible querer hacer las cosas bien en el trabajo y no preocuparse por ello todo el tiempo?
    3. ¿Mejora su preocupación realmente su rendimiento? ¿Existen repercusiones negativas como consecuencia de su excesiva preocupación por el trabajo?
  3. Preocuparse protege de las emociones negativas:
    1. ¿Le ha sucedido alguna vez algo malo sobre o se haya preocupado antes?
    2. ¿Cómo se sintió? ¿Se amortiguó el dolor o la tristeza que causó?
    3. ¿Preocuparse por cosas que pueden no suceder nunca aumenta sus emociones negativas en el momento presente?
  4. Preocuparse puede por sí mismo prevenir los resultados negativos:
    1. ¿Alguna vez le ido mal en un examen aunque se hubiera preocupado?
    2. ¿Su creencia sobre la preocupación está basada en datos reales o es una suposición?
    3. ¿Realmente no se preocupó cuando las cosas no fueron bien en algunos exámenes o justo está recordándolo de este modo para apoyar su creencia?
    4. ¿Puede poner a prueba su creencia? Por ejemplo, ¿puede registrar su preocupación antes de todos los exámenes y luego mirar el resultado de cada examen?
  5. Preocuparse es un rasgo positivo de personalidad:
    1. ¿Hay algo más que usted hace que muestre que es una madre buena y cariñosa?
    2. ¿Es preocuparse por sus hijos la única forma de mostrar cariño y amor?
    3. ¿Conoce a otros padres que usted consideraría buenos y cariñosos, pero que no se preocupan excesivamente?
    4. ¿Ha sufrido consecuencias negativas por parte de amigos y familiares a causa de su preocupación excesiva? ¿Alguno ha considerado su preocupación excesiva como un rasgo negativo de personalidad? Por ejemplo, ¿le han dicho alguna vez sus hijos que usted les regaña o da la lata demasiado, o tiene amigos que no le toman en serio porque se preocupa demasiado?
  6. El coste de preocuparse:
    1. ¿Su preocupación excesiva sobre este tema ha influido negativamente en las relaciones con su familia y amigos?
    2. ¿Su preocupación excesiva ha influido negativamente en su rendimiento laboral? ¿Completar las tareas le lleva más tiempo que a otra gente que se preocupa menos?
    3. ¿Su preocupación excesiva le ha llevado a altos niveles de estrés y fatiga?
    4. ¿Cuánto tiempo y esfuerzo le supone preocuparse por este tema? ¿Obtiene mejores resultados preocupándose en comparación con la gente que se preocupa menos?

5.4. Entrenamiento En Resolución De Problemas

5.4.1. Orientación hacia el problema

El énfasis se pone en este componente que se refiere a las reacciones iniciales afectivas, cognitivas y conductuales del cliente a los problemas. Dentro de la orientación negativa se incluye no saber reconocer los problemas, hacer atribuciones inadecuadas sobre los mismos, valorarlos como amenazas y sentirse frustrado y perturbado al encontrarse con problemas, no creer en la propia capacidad para resolverlos y mantener un punto de vista pesimista sobre los resultados.

Se presenta el entrenamiento en resolución de problemas como una alternativa a las preocupaciones sobre problemas actuales. Luego, se explica al cliente que las personas con TAG tienen una actitud más negativa hacia los problemas que las personas que se preocupan menos y que esta actitud negativa se manifiesta en pensar: No me gustan los problemas, no soy bueno resolviéndolos y, si lo intento, no funciona. Si el cliente se ve reflejado, se le pregunta por las consecuencias emocionales y conductuales que tiene dicha actitud. Finalmente, se explica al cliente que la actitud negativa hacia los problemas es una consecuencia de la intolerancia a la incertidumbre.

Existen diversas estrategias para mejorar la actitud hacia los problemas. Dugas y cols. se centran en las tres siguientes:

  • Reconocer los problemas antes de que sea demasiado tarde. Se recomienda:
    • Emplear las emociones negativas como señales
    • Elaborar una lista de los problemas que tienden a repetirse y tenerla visible
  • Ver los problemas como una parte normal de la vida.
  • Ver los problemas como retos y no sólo como amenazas.

A partir de los ejemplos utilizados se busca ayudar al cliente a identificar las oportunidades o retos. También pueden emplearse ejemplos incompletos y que sea el cliente el que deba apreciar la oportunidad existente.

Otro medio útil, como actividad entre sesiones, es pedir al cliente que revise su autorregistro de preocupaciones, que identifique problemas actuales no resueltos que llevan a preocuparse y que piense y registre los retos u oportunidades presentes en al menos un problema.

5.4.2. Habilidades de solución de problemas

Los objetivos de esta fase son refinar las habilidades de resolución de problemas y alentar a los clientes a tolerar la incertidumbre siguiendo adelante con el proceso a pesar de la incertidumbre inherente en cada paso:

  1. Definición y formulación del problema de forma específica, y establecimiento de metas claras, concretas y realistas
  2. Generación de soluciones alternativas a través de la lluvia de ideas
  3. Toma de decisión, sin buscar una solución perfecta, y elaboración de un plan de acción
  4. Aplicación de la solución y comprobación de su utilidad.

La resolución de problemas no se presenta como el aprendizaje de nuevas habilidades, sino que el énfasis se sitúa en cómo utilizar dichas habilidades de un modo eficaz.

Un punto importante señalado por Butler es que la persona no sólo debe ser capaz de identificar y definir los problemas y determinar si puede hacer algo al respecto, sino que, una vez decidida la solución, debe decidir cuándo la aplicará.

Finalmente, es importante tener en cuenta que cuando se empieza a tratar una preocupación, la intervención debe seguir hasta el final antes de pasar a otra preocupación, aunque esta última parezca más importante. Si no se hace así, la persona no aprende a manejar sus preocupaciones, sino a hablar en sesión de lo que le preocupa. Esto reduce su ansiedad temporalmente, pero no soluciona el problema.

5.5. Exposición Imaginal

La exposición imaginal a los miedos es una técnica útil, ya que ataca la evitación de las imágenes amenazantes y de la activación emocional desagradable que contribuye a mantener las preocupaciones.

El primer paso es mostrar al cliente que intentar evitar los pensamientos puede ser contraproducente. Para ello, puede utilizarse el experimento del oso blanco. Se pide al cliente que cierre sus ojos durante 60 segundos y que imagine cualquier cosa que quiera, excepto un oso blanco o la palabra oso blanco. Se le dice también que levante la mano cada vez que, si es el caso, el pensamiento un oso blanco pasa por su mente. Tras los 60 segundos, se pregunta por el número de veces que se ha pensado en el oso blanco durante ese periodo y, como comparación, mientras se venía a consulta y en el día de ayer; supuestamente, se ha pensado más veces durante el periodo de imaginación. A partir de aquí puede explicarse que intentar no pensar en algo no funciona, sino que puede producirse dos efectos paradójicos:

  1. Efecto de aumento
  2. Efecto de rebote

Así pues, intentar bloquear las preocupaciones puede, de hecho, facilitar su persistencia.

Llegados aquí, se discuten los conceptos de evitación, neutralización y exposición empleando un ejemplo de fobia a los perros. Se destaca que la evitación de los perros reduce la ansiedad a corto plazo, pero mantiene el miedo a los perros. Los mismos efectos tiene la neutralización en presencia de los perros. La solución está en exponerse a lo que uno teme de un modo prolongado y sin neutralizar hasta que la ansiedad se reduzca, como ocurre también en otras fobias. Una vez que el cliente tiene claro todo esto, se aplica a las preocupaciones: la evitación en este caso es de tipo cognitivo, la neutralización adopta otras formas y la exposición es en la imaginación en vez de en vivo. Como consecuencia de la exposición, disminuyen las preocupaciones y la ansiedad que producen.

La exposición imaginal requiere identificar los miedos nucleares que subyacen a las preocupacioNes sobre distintas situaciones. Para identificar un miedo nuclear se emplea la técnica de la flecha descendente. Se identifica la preocupación y luego se pregunta si esto fuera cierto, ¿Qué pasaría?. Respuesta X, Y si X fuera cierto, ¿Qué pasaría?.

El proceso se sigue hasta que el cliente es incapaz de dar una nueva respuesta. Una vez identificado un miedo nuclear, los siguientes pasos son:

  1. Se pide al cliente que escriba en casa un borrador de la primera imagen a utilizar.
  2. El terapeuta ayuda al cliente a revisar el borrador anterior y a mejorarlo siguiendo las pautas anteriores.
  3. El cliente graba la imagen en un CD mientras lee el texto lentamente, con las pausas pertinentes y con emoción.

Llegado el momento, se informa al cliente de que va a empezar la exposición y que el objetivo de esta primera sesión no es realizar una exposición exitosa, sino comenzar a aprender la habilidad de exposición. También se le avisa de que le resultará difícil permanecer centrado en el tema de exposición, pero que lo que debe hacer cuando su mente divague, es volver a la imagen. Finalmente se le informa de las características de la exposición: duración aproximada, continuar hasta que la ansiedad retorne más o menos al nivel de línea base, mantener la imagen sin bloquearla ni distorsionarla, no emplear conductas tranquilizadoras e informar del nivel de ansiedad/malestar tras cada minuto.

La exposición suele durar de 30 a 60 minutos y, al menos inicialmente, se hace en la consulta. El cliente informa de su nivel de ansiedad asociado con la preocupación y pasa a escuchar el CD de modo contínuo a través de auriculares al tiempo que intenta mantener la imagen y no emplear estrategias para reducir la ansiedad. Tras cada minuto de exposición, el terapeuta pide al cliente que informe de su nivel de ansiedad. La sesión continua hasta que la ansiedad vuelve más o menos al nivel basal, conviene no basarse sólo en el autoinforme del cliente, sino tener también en cuenta sus respuestas no verbales.

Si la ansiedad no aumenta en los primeros minutos, se detiene la exposición para analizar y corregir los posibles motivos.

Al final de la sesión, el cliente informa de su nivel de ansiedad actual asociada con la preocupación y del nivel máximo de ansiedad asociada con la preocupación durante la exposición. Asimismo, informa de si ha empleado actividades de neutralización de la imagen o de reducción de la ansiedad y describe sus reacciones a la experiencia. Además, el terapeuta elabora un gráfico para mostrar al cliente la evolución de su ansiedad durante la exposición.

Cuando la exposición a una imagen funciona en la consulta, lo cual suele requerir al menos dos sesiones, se manda como tarea para casa una o dos veces al día y con las mismas características que cuando se realizaba en la consulta.

Para cada exposición entre sesiones, el cliente apunta en un autorregistro su nivel de malestar justo antes de la exposición e inmediatamente después, el nivel máximo experimentado durante la exposición y el posible empleo de conductas de neutralización. Esto permite controlar el progreso.

Si la preocupación tiende a reaparecer, hay que dejarla pasar y dedicarse a algún tipo de actividad atrayente o que ocupe la atención. Si todo esto no fuera suficiente, podría aplicarse la exposición imaginal sin estrategias de afrontamiento. En cambio, el grupo de Dugas cree que no deben emplearse otras estrategias, tales como la reestructuración cognitiva, ya que el empleo de las mismas podría reducir los efectos de la exposición al neutralizar la imagen de temor.

5.6. Prevención De Recaídas

En primer lugar, se revisan los conocimientos y habilidades aprendidas y se enfatiza la necesidad de seguir practicando dichas habilidades, de perseverar aun cuando las cosas sean difíciles y de felicitarse y recompensarse por los logros. La idea es potenciar los progresos logrados y automatizar las habilidades adquiridas.

En segundo lugar, se recuerda a los clientes que habrá ocasiones en que experimentarán inevitablemente preocupación y ansiedad, ya que estas son reacciones normales ante las situaciones estresantes.

En tercer lugar, es fundamental distinguir entre un contratiempo y una recaída. Así pues, experimentar incrementos de preocupación y ansiedad de vez en cuando es inevitable y no significa una recaída a no ser que la persona reacciones catastróficamente a los mismos.

Es necesario plantear al cliente hacia el final de la terapia el abandono progresivo de la medicación, siempre bajo su supervisión de su médico o psiquiatra. De este modo, puede comprobar que puede manejarse sin la misma.

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