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La alimentación es una de las funciones corporales básicas que más evoluciona en los primeros años de la vida del niño, con cambios que afectan tanto al tipo de alimentos que se ingiere como a su textura y forma de elaboración.

La forma concreta en que se van realizando los cambios de la alimentación infantil, evidentemente mediatizada por la cultura, suele ser regulada por el pediatra y adaptada a cada niño en función de su estado general de salud; sin embargo, considerados globalmente, todo este conjunto de cambios supone que el niño debe aprender a comer nuevos y variados alimentos, nuevas y variadas formas de elaboración y, en paralelo, aprender a comer siguiendo las normas y el ritmo que marcan los adultos. Aunque el cambio global que se produce en la alimentación del niño durante la infancia es enorme, la adquisición de los hábitos alimenticios se va produciendo poco a poco, siendo frecuente que en este proceso de aprendizaje se produzcan algunos problemas, generalmente leves, pero que pueden llegar a ser graves si no se atienden adecuadamente.

Los problemas del comportamiento alimentario que suelen darse en la infancia y adolescencia han sido clasificados por Gavino (1995; 2002) en función de las diferentes variables que los determinan:

Variables Problemas
Velocidad Rápida

Rumiación

Vómitos

Lenta Bolo
Cantidad Mucha

Sobrepeso

Obesidad

Bulimia

Poca Anorexia
Variedad (verduras, carne, pescado, lácteos, frutas, otros)

Negación

Rigidez

Vómitos

Elaboración (cocido, frito, asado, otros)

Negación

Vómitos

Cambios (líquido, triturado, sólido)

Negación

Vómitos

Rumiación

La mayor parte de los problemas que se recogen en esta tabla son leves, o «menores», como esta misma autora señala (Gavino, 1995; 2002); este es el caso de los problemas de excesiva velocidad al comer, que puede finalizar en vómitos; la excesiva lentitud al comer, que puede conducir a la formación de bolos de comida; y la negación a comer determinados alimentos, a cambios en la textura o en la forma de elaboración. En este capítulo sólo se abordarán estos problemas leves o menores de la alimentación del niño, considerando asimismo aquellos casos en los que la alteración de la alimentación llega a afectar a la ganancia normal de peso, lo que se conoce como trastorno de la ingestión alimentaria (APA, 2000/2002).

Los problemas relativos a la cantidad de comida ingerida (obesidad, anorexia y bulimia) generalmente suponen graves alteraciones que, incluso, pueden llegar a poner en peligro la vida del niño o adolescente.

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