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Muchos autores castellano-hablantes se han detenido a desentrañar la difícil traducción de la palabra empowerment, ya que no se trata de traducir simplemente un vocablo sino de encontrar un término en español que aglutine la multiplicidad de significados que el neologismo inglés sugiere. Entre otros, se han barajado términos como fortalecimiento en América Latina (Montero, 2003) o potenciación (Hombradas, 1996) y emponderamiento (Sánchez-Vidal, 2007) en el contexto español. En nuestra lengua, empowerment alude a dar poder, facultar, autorizar, habilitar, pero ninguna de estas palabras aglutina todo el significado y riqueza que Rappaport atribuye al concepto. Ante esta dificultad nos inclinamos por utilizar el término inglés, teniendo presente la definición de su creador.

El empowerment tiene múltiples referentes. En primer lugar, se refiere a una condición de dominio o autoridad por la que individuos o grupos logran por sí mismos transformaciones dirigidas a mejorar la calidad de sus vidas y el acceso a bienes y servicios de la sociedad. Se refiere no sólo a la determinación individual sobre la propia vida o autodeterminación, sino también a la participación democrática en la vida de la comunidad a través de estructuras mediadoras como la escuela, el vecindario, la iglesia y organizaciones de voluntarios. En el empowerment convergen el sentimiento o sentido psicológico de control personal y el interés por la influencia social real, el poder político y la provisión de derechos legales y opciones a los ciudadanos.

Atendiendo a su definición se puede extraer la idea de que el empowerment tiene dos componentes básicos: uno es la autodeterminación individual, que se refiere a la capacidad de las personas para tomar decisiones y resolver por sí mismas problemas que afectan a su propia vida, y el otro, la participación democrática en la vida comunitaria. Según Zimmerman (2000), la autodeterminación o potenciación psicológica se obtiene con el fortalecimiento de tres dimensiones de la persona: su sentido de control personal (dimensión interna), su comprensión crítica del entorno sociopolítico (dimensión externa) y sus esfuerzos por ejercer un control sobre este entorno (dimensión conductual). La participación en organizaciones y actividades comunitarias será un medio privilegiado para poner en funcionamiento estas tres dimensiones personales y obtener como resultado personas con un elevado sentido de competencia y bajo sentimiento de alienación. Es necesario no olvidar que la potenciación no se dirige únicamente al fortalecimiento psicológico de la persona sino que también es necesaria cierta provisión de derechos y opciones a los ciudadanos en los contextos en que se desarrollan. En efecto, según este autor, el empowerment es un concepto/proceso multinivel donde los cambios que se producen en un nivel influyen en los que se dan en los subsiguientes y viceversa. Pero antes de presentar la teoría multinivel del empowerment desarrollada por este autor, nos detendremos brevemente en la relación que existe entre poder y empowerment.

1. Poder y empowerment

Poder y empowerment son dos constructos que están íntimamente relacionados.

Uno de los valores fundamentales hacia los que nos orienta el concepto de empowerment es la consideración de que el bienestar, la salud y la calidad de vida son un bien social que debe ser accesible a todas las personas, para lo que es necesario una distribución equitativa de los recursos materiales y psicológicos. Desde esta perspectiva, el origen de la mayor parte de los problemas sociales es la distribución desigual de los recursos. Es en este punto donde el poder surge como una fuerza social que también está detrás de la mayor parte de los problemas y conflictos sociales, ya que su ejercicio se basa, precisamente, en la desigualdad de recursos.

Según Sánchez-Vidal (2007), el poder, definido como la "capacidad de influir en el comportamiento de otros o a la vida colectiva a través de la amenaza o el uso real de la fuerza y de recompensas y castigos", es inherente a la relación social y constituye el núcleo de la desigualdad. La tenencia de poder se relaciona con el control de los recursos y, las diferencias de poder, por tanto, con el desigual control de los recursos. En consecuencia, según este mismo autor, el incremento de poder -social o personal- ha de estar en el centro de cualquier programa de desarrollo o cambio social.

En efecto, el empowerment implica dos componentes interdependientes: la percepción de control personal y los esfuerzos reales por ejercer ese control, de modo que podemos decir que se incrementa la percepción de poder personal. Esto se traduce en que la persona identifica los agentes causales, aquellos con poder y recursos, su conexión con algún aspecto específico de su vida y los factores para poder influir en las decisiones de aquéllos. Pero como también hemos señalado, no es suficiente la percepción individual de control sino que también es necesaria la provisión de recursos sociales, por lo que la percepción de control personal también depende del poder colectivo reflejado en la disponibilidad de recursos en la propia comunidad.

El empowerment, en el nivel de la comunidad, implica la organización y participación de personas y grupos en estructuras sociales intermedias que median entre el individuo y las instituciones sociales más impersonales. El objetivo es acceder y controlar recursos que implican la mejora en la calidad de sus vidas y que probablemente estén bajo el control de estas instituciones burocráticas impersonales o élites sociales ajenas al entorno comunitario. Es de este modo que el empowerment favorece un cambio social de abajo-arriba en beneficio de una distribución igualitaria de recursos y, por ende, de formas de vida también más igualitarias.

2. La teoría multinivel del empowerment

Rappaport proporcionó la definición multinivel del empowerment pero no especificó cómo se desarrollaba el proceso a través de los diferentes niveles de análisis.

Fue Zimmerman (2000) quien lo hizo en su teoría multinivel del empowerment.

Este autor dedica un capítulo del primer Handbook of Psychology Community a la descripción detallada del constructo: como ya sabemos, en el nivel individual, la persona presenta una comprensión crítica del entorno socio-político, se esfuerza por ejercer control sobre su ambiente y los recursos sociales y participa con otras personas para alcanzar objetivos comunes; el nivel organizacional incluye procesos y estructuras que posibilitan la participación de sus miembros e incrementan la efectividad organizacional para alcanzar dichos objetivos; finalmente, en el nivel comunitario, la acción colectiva mejora la calidad de vida en la comunidad y las conexiones entre las diferentes organizaciones comunitarias. Desde este punto de vista, el empowerment organizacional y el comunitario no son un simple agregado de varios individuos potenciados.

Para entender con claridad la teoría del empowerment es sumamente importante distinguir, desde esta perspectiva multinivel, entre los procesos de fortalecimiento y los resultados que se derivan de estos procesos. Los procesos incluyen las acciones, actividades o estructuras que permiten poner en marcha los esfuerzos por obtener control y recursos que satisfagan necesidades y, también, una mayor comprensión crítica del entorno. Estas actividades permiten a personas y grupos desarrollar habilidades relacionadas con la toma de decisiones y la resolución de problemas.

Los resultados de la potenciación se refieren a la operatividad del fortalecimiento de modo que se pueda estudiar cuáles son los efectos producidos en función de los intentos llevados a cabo por tener un mayor control. Estos efectos son también indicadores de los resultados. Tanto los procesos como los resultados de la potenciación varían a lo largo de los diferentes niveles sugeridos por la teoría del empowerment. Así, Zimmerman (2000) establece una comparación entre los procesos y resultados que operan en el nivel individual, grupal-organizacional y comunitario que se presentan en la siguiente tabla:

Niveles de análisis Proceso de potenciación (empowering) Resultados de la potenciación (empowered)
Individual Autoestima, autoeficacia.
Habilidades sociales: toma de decisiones, empatía.
Manejo de recursos.
Trabajar en equipo, con los demás.
Sentido de bienestar.
Sentido de control.
Conciencia crítica.
Comportamiento participativo.
Organizacional Oportunidades para participar en la toma de decisiones.
Responsabilidades compartidas.
Liderazgo compartido.
Competencia en manejo de recursos.
Redes de trabajo: coaliciones entre organizaciones.
Influencia política.
Comunitario Acceso a recursos de la comunidad.
Apertura de estructuras mediadoras.
Desarrollo de valores (tolerancia a la diversidad)
Coaliciones organizacionales.
Liderazgo plural.
Habilidades participativas de los residentes en la vida comunitaria.

Se considera como procesos de potenciación en el ámbito individual, el aprender a tomar decisiones, a manejar recursos, o trabajar en equipo con otras personas. Consecuencias de ello serán por ejemplo, la percepción de control sobre una situación específica, determinadas habilidades o conductas proactivas. El análisis en el nivel grupal-organizacional puede incluir, como procesos potenciadores, las responsabilidades compartidas, y como resultado operativo, la organización en red o la influencia en políticas locales. Contextos representativos de este nivel son la familia y la escuela, y las instituciones y asociaciones locales. Finalmente, en el nivel comunitario, los procesos potenciadores pueden dirigirse a hacer accesibles los recursos de la comunidad a todos sus integrantes, y los resultados en este nivel se reflejarían en coaliciones entre las organizaciones de la comunidad, la existencia de un liderazgo plural y la participación activa de los miembros de la comunidad en la vida comunitaria.

Para Zimmerman (2000), un amplio desarrollo de la teoría del empowerment necesita, por tanto, un estudio de los procesos y resultados en múltiples niveles de análisis. Además, considera que estos niveles son mutuamente interdependientes, de modo que el fortalecimiento en un determinado nivel se relaciona directamente con el potencial fortalecedor en otro nivel. A modo de ejemplo, el desarrollo de organizaciones participativas y responsables es consecuencia del agrupamiento de personas potenciadas en un nivel individual, siendo al mismo tiempo la base desde la cual es posible el desarrollo de comunidades competentes. Si bien, las organizaciones y comunidades potenciadas no son simples agregados de individuos potenciados, es difícil imaginar una comunidad o una organización fortalecida con personas sin conocimiento crítico de la realidad o sin habilidades o capacidades para controlar sus propias vidas.

3. La relación del empowerment con la perspectiva ecológica

Para Rappaport, la naturaleza de la Psicología Comunitaria y, por ende, del empowerment, es esencialmente ecológica. La perspectiva ecológica se refleja en la idea expuesta anteriormente de que el empowerment es un constructo multinivel, aplicable tanto a individuos como a organizaciones, en el que se da una influencia mutua entre los distintos niveles y cuyo contenido difiere atendiendo a los diferentes entornos, personas y organizaciones a que se refiere. El objetivo de Rappaport fue mostrar que la potenciación, desde una óptica ecológica, debe ser la guía para el psicólogo comunitario.

En este sentido, para poder comprender el significado global que tiene el empowerment, es necesario profundizar en las relaciones de las personas con su entorno. Un aspecto fundamental en este análisis consiste en conocer las características de los entornos que facilitan o, al contrario, inhiben el desarrollo del empowerment. Si estudiamos las características de los entornos que proporcionan dominio y poder a las personas (generalmente, son las denominadas estructuras sociales intermedias tales como familias, asociaciones, etc.), estamos describiendo también las condiciones que conducen al empowerment. Al contrario, si trabajamos en entornos donde no surge el empowerment, el objetivo será, en colaboración con las personas de esos entornos, comprender críticamente sus circunstancias y favorecer un cambio social que permita crear las condiciones para desarrollar una condición de dominio y control sobre el entorno que mejore sus vidas.

Por tanto, y en consonancia con esta idea, el objetivo de la segunda parte de este capítulo es analizar cómo se desarrolla el empowerment en función de los diferentes entornos ecológicos, desde los más microsociales y relacionados con constructos más psicológicos del individuo, a los más macrosociales y relacionados con aspectos organizacionales, políticos, sociológicos o económicos.

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