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Es imprescindible tener en cuenta que existen más diferencias individuales (entre los hombres o entre las mujeres) que diferencias intergrupales (comparar las puntuaciones medias de hombres y mujeres). En este sentido, no se puede garantizar que existan diferencias en inteligencia general (o psicométrica), ni tampoco en capacidad verbal, o incluso en capacidad matemática.

2.1 Sexo y género: clarificación conceptual

Sexo: condición organiza, masculina o femenina, de los animales y de las plantas. Permite dividir al ser humano en 2 grupos claramente diferenciados.

Género: diferencias determinadas socioculturalmente entre los dos sexos. Supone la interpretación psicosocial del sexo biológico.

Identidad de género: concepción subjetiva que una persona tiene de sentirse mujer u hombre, con independencia de su sexo biológico.

2.2 Hipótesis explicativas sobre los orígenes de las diferencias entre hombres y mujeres

Hipótesis biológicas ("Nature"):

  • Factores genéticos y hormonales ⇒ Genes. Concentración hormonal en sangre
  • Factores neuroanatómicos y funcionales ⇒ Volumen cerebral. Córtex cerebral. Sinapsis neuronales

Hipótesis sociológicas ("Nurture"):

  • Proceso de socialización y experiencias de aprendizaje ⇒ Identidad de género. Roles de género. Estereotipos de género. Conductas sexistas

2.3 Diferencias entre hombres y mujeres en inteligencia

Entre hombres y mujeres sí existen diferencias consistentes en algunas capacidades más específicas; en concreto, los hombres superan a las mujeres en la puntuación media que obtienen en rotación mental y en percepción espacial (pertenecientes a la capacidad visoespacial), en cambio no hay diferencias en visualización espacial. Y las mujeres superan a los hombres en producción de palabras (perteneciente a la capacidad verbal). En el resto de las capacidades específicas, a grandes rasgos, no hay diferencias claramente establecidas entre hombres y mujeres.

2.4 Diferencias entre hombres y mujeres en personalidad

A partir del meta-análisis de Feingold se obtuvieron los siguientes resultados:

  1. Hombres y mujeres puntuaron de forma similar en los rasgos de impulsividad, sociabilidad, nivel de actividad, reflexividad y organización.
  2. Las mujeres obtuvieron unas puntuaciones medias ligeramente más altas en escalas de ansiedad y de confianza, y muchísimo más elevadas en sensibilidad a las relaciones interpersonales.
  3. Los hombres mostraron una puntuación media moderadamente más elevada que las mujeres en asertividad, aunque recientemente Twenge encontró que tales diferencias estaban vinculadas al estatus y rol social de las mujeres, y que éstas tienden a reducirse de generación en generación.

Por último, y con respecto a las diferencias de edad, es necesario tener en cuenta que la conducta del ser humano es producto de la interacción entre maduración (nature o proceso biológico del desarrollo, programado genéticamente), de las influencias ambientales provenientes de los procesos de aprendizaje (resultado de la experiencia o práctica) y de la socialización (proceso general por el que el individuo se convierte en miembro de un grupo social).

Asimismo, los teóricos del procesamiento de la información consideran que la naturaleza proporciona las estructuras y funciones fisiológicas (por ej. la capacidad de memoria), y que el ambiente ofrece los apoyos ambientales que posibilitan al individuo activar la mayoría de las estructuras y funciones existentes.

Por otro lado, el proceso de envejecimiento no implica forzosamente declinación y deterioro, y tal y como señala Craig: «Así como el tiempo perfecciona las cualidades de ciertos vinos, también puede mejorar el juicio y la sagacidad del hombre».

Finalmente, en cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, no hay que olvidar que las diferencias no son deficiencias. La investigación muestra claramente que hay diversas áreas cognitivas en las que los sexos, en media, difieren, y algunas en las que no hay diferencias.

Las conclusiones sobre las diferencias no significan que haya un sexo mejor o mas listo. Si la sociedad habitualmente valora aquellos rasgos a asociados a un sexo más que aquellos asociados al otro sexo, entonces el problema se sitúa en el valor de las jerarquías de la sociedad, no en el hecho de que haya diferencias.

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