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Cuando los medios de comunicación emiten noticias que afectan a la política o a la opinión pública, su credibilidad se ve cuestionada, o no, dependiendo de la similitud ideológica de los receptores con ese medio. Si coincide, el mensaje se aceptará como válido pero, si no es así, se puede percibir que se emite la noticia de forma sesgada. Acostumbramos a interpretar la información de acuerdo con los esquemas previos. Por eso, las actitudes y el conocimiento que ya tenemos sobre un tema influyen en cómo interpretamos la realidad y en la impresión que nos formamos de lo que ocurre.

Un estudio realizado sobre los conflictos en Oriente Medio demuestra cómo las actitudes previas sesgan la interpretación de las intenciones con las que los medios de comunicación emiten una noticia, y nos lleva a preguntarnos hasta qué punto esos medios pueden contribuir a polarizar posturas políticas, debido, no al contenido del mensaje, sino a procesos psicológicos que se activan ante sucesos que se viven de forma apasionada. Con frecuencia, ante este tipo de conflictos políticos, existe una percepción exagerada de «conspiración » de los medios de comunicación para beneficiar a una de las partes, la que sostiene una posición opuesta a la nuestra. El punto de partida de la investigación fue el asalto, en 1982, de un campo de refugiados civiles palestinos por parte de las falanges libanesas, ocasionando una auténtica masacre entre sus habitantes. El campo estaba bajo la vigilancia de militares de Israel, a los que algunos medios acusaron de connivencia con los atacantes. Tres psicólogos sociales de la Universidad de Stanford, Vallone, Ross y Lepper (1985), llevaron a cabo su investigación para comprobar cómo las personas implicadas en el acontecimiento interpretaban la cobertura de las noticias de este trágico suceso.

Participaron en el estudio 144 estudiantes de esa universidad, que fueron seleccionados con anterioridad en función de que se auto-calificaran como pro-árabes, pro-israelíes o neutrales en relación con el conflicto. El objetivo era comparar las explicaciones que cada uno de los tres grupos daba sobre la información que se había emitido sobre el hecho, así como la evaluación que hacían de dicha información. Como material que servía de estímulo se recogió en un vídeo una secuencia de la información emitida en los noticiarios de diferentes cadenas en los días que siguieron al suceso. Después de ver el vídeo, los participantes respondían a un cuestionario en el que evaluaban los programas, a sus directores, y el impacto que tendrían las noticias sobre espectadores neutrales. Los resultados mostraron que los participantes ideológicamente implicados, simpatizantes de uno u otro grupo en conflicto, creían que la información era sesgada y contraria a sus opiniones personales.

En la Tabla 6.3 se recogen los resultados de la investigación. En comparación con el grupo neutral, cada uno de los grupos de participantes implicados ideológicamente vio las noticias como en contra de su posición y a favor de la contraria. Es decir, se producía un «fenómeno de percepción de los medios de comunicación como hostiles» hacia la posición ideológica personal.

Los pro-árabes creían que las noticias estaban sesgadas a favor de Israel; que los criterios morales eran menos exigentes para Israel (se excusa a Israel cuando ataca a otro país), y que se quitaba importancia al papel de Israel en el suceso. Asimismo, los pro-árabes estimaban en mayor medida que el número de referencias a favor de Israel superaba a las que estaban en contra, y que el punto de vista personal de los directores del programa era favorable a Israel. En consonancia con todo lo anterior, en comparación con los otros grupos, subestimaban la influencia que esas noticias tendrían para volver en contra de Israel a televidentes neutrales.

Por otra parte, los partidarios de Israel veían esas mismas noticias claramente sesgadas en contra de este país, presentando un patrón de respuestas opuesto al de los participantes pro-árabes. Es decir, ambos grupos creían que la información que habían dado los medios de comunicación era opuesta a su actitud personal.

Tabla 6.3. Puntuaciones medias según las actitudes de los participantes (adaptado de Vallone, Ross y Lepper, 1985)

Ítem (escala) Pro-Isral Neutral Pro-árabes
1 Tratamiento dado a Israel en el programa (Escala de 1 "en contra" - a 9 "a favor") 2,9 3,8 6,7
2 Criterio moral aplicado a Israel, en relación con otros países (Escala de 1 "alto" - a 7 "bajo") 2,1 3,0 5,0
3 Grado de atención focalizado en el papel de Israel en relación con el papel de las otras partes (Escala de 1 "mucho" - a 9 "no suficiente") 2,9 3,9 5,9
4 Enfoque de la noticia a favor de Israel o enfoque en contra de Israel (de -9 "fuertemente contra Israel" a +9 "fuertemente a favor de Israel") -3,6 -2,3 7,9
5 Porcentaje de referencias favorables o desfavorables a Isral (favorable/desfavorable) 16/57 19/54 42/26
6 Porcentaje de televidentes neutrales que se volverán más negativos hacia Israel después de las noticias 68 65 37
7 Percepción del punto de vista personal de los directores del programa (Escala de 1 "anti-Israel" - a 9 "pro-Israel") 3,8 4,2 6,9

Además de los resultados expuestos en la Tabla 6.3, se comprobó que en ambos grupos el sesgo era mayor en aquellas personas con más conocimiento y más implicación emocional. Hay que tener en cuenta la relación que estos procesos tienen con la elaboración cognitiva de los mensajes. De acuerdo con el Modelo de probabilidad de elaboración del mensaje, las personas más implicadas y con mayor conocimiento piensan más sobre el contenido del mensaje y lo analizan con más detalle, fijando más su atención en determinados aspectos de la comunicación (véase el Capítulo 6 del manual básico).

Los autores del estudio llegaron a la conclusión de que el «fenómeno de los medios de comunicación hostiles» se debe a dos tipos de procesos: uno evaluativo y otro perceptivo.

  • El proceso evaluativo tiene que ver con el rechazo del contenido de los mensajes. Los partidarios de cada lado procesan ese contenido a la luz de sus prejuicios y preconcepciones. Incluso la información que favorece su posición les parecerá escasa y que no es representativa de todo lo que se podría añadir en relación con el conflicto.
  • El proceso perceptivo afecta al recuerdo de estímulos concretos. Puede que los partidarios de cada lado presten más atención cuando se ataca a su posición y que recuerden más esos ataques.

La explicación es que estos dos factores funcionarán de forma más acusada en aquellas personas con un conocimiento más amplio del problema debido a que utilizarán más elementos de contraste al analizar los mensajes emitidos por los medios. De hecho, las personas más implicadas en un tema tienen más conocimiento de él debido a que se interesan más por recabar todo tipo de información. Por lo tanto, se puede esperar que exista una elevada relación entre conocimiento e implicación.

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