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Cómo percibimos a las personas y qué impresión nos formamos sobre ellas a partir de esa percepción es una cuestión muy importante, ya que pasamos mucho tiempo pensando en las personas que nos rodean, y no sólo en aquellas que conocemos sino también en otras sobre las que nos han hablado o que conocemos a través de los medios de comunicación.

Existen dos enfoques en los que se pueden agrupar los diferentes modelos de formación de impresiones: "configuración gestáltica" y "combinación lineal".

El enfoque de "configuración gestáltica"

Según Solomón Asch, cuando conocemos a una persona nos formamos una primera impresión global a partir de los fragmentos de información que recibimos sobre ella. Desde este enfoque, esa impresión se concibe como una especie de imagen o gestalt, en la que se integran los diversos elementos para formar una configuración total. Los rasgos se relacionan unos con otros, pero no todos tienen el mismo peso en la formación de la impresión final. Algunas de las piezas de información tienen mucha importancia, son los denominados rasgos centrales, mientras que otras tienen una importancia mínima, estos son los rasgos periféricos. Los rasgos centrales son los que determinan la impresión global y matizan el significado que se da al resto de rasgos.

El que un rasgo se central o periférico depende de la relación que guarda con otros rasgos que conocemos de esa persona, es decir, del resto de información de la que se dispone en ese momento o de la información que recibimos de una persona en una situación concreta. Por lo tanto, un rasgo puede ser central en un contexto y periférico en otro, ya que su centralidad depende del resto de rasgos estímulo que lo acompañan.

En otro experimento, Asch comprobó cómo influía en la percepción de una persona que se presentaran primero características positivas y luego negativas y viceversa. La mitad de la muestra leyó una lista con las características positivas en primer lugar y la otra mitad invirtiendo el orden. Asch demostró que se producía un efecto de primacía, de modo que los datos presentados en primer lugar influían en el resto, y que la persona era evaluada mucho más favorablemente si se presentaba la información positiva en primer lugar.

El enfoque de "combinación lineal"

Este enfoque hace hincapié en que la imagen que finalmente nos formamos de una persona tiene un carácter evaluativo, es decir, es más o menos favorable. Esa imagen depende de toda la información que nos va llegando a lo largo del tiempo y de cómo se valora cada rasgo o característica que se asigna a la persona. Al final, tenemos una percepción favorable o desfavorable global, no una mera descripción de los rasgos que la componen (Anderson). Toda la información recibida se combina, como si se tratara de una fórmula algebraica, de acuerdo con la valoración subjetiva, positiva o negativa, que cada persona le concede a cada característica. Hay 3 modelos teóricos de combinación de la información: suma, promedio y media ponderada.

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