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A lo largo de la historia se han relatado episodios de niños abandonados o perdidos desde su nacimiento o a una edad muy temprana, que han sido criados en estado salvaje por lobos y otros animales.

En otros casos, los niños consiguieron sobrevivir por sí mismos, sin que aparentemente hayan crecido en compañía animal. Algunos casos raros se criaron con sus padres en absoluto aislamiento, como Genie.

Algunos autores describen las capacidades lingüísticas de los niños al ser descubiertos, coincidiendo en la ausencia de habla y en su incapacidad para entenderla.

La mayoría de los intentos de enseñarles a hablar terminaron en fracaso. No obstante, algunos casos llegaron a hablar un poco, como Tomko de Hungría, que consiguió aprender eslovaco y alemán.

Los casos más notables han sido el de Gaspar Hauser, que consiguió un nivel aceptable de habla, y el de Genie, que aprendió bastantes palabras y realizó importantes progresos tras su descubrimiento.

Víctor de Averyon Hellen Keller
Fue encontrado en un bosque, desnudo, a la edad de 12 años. A los 19 meses se quedó ciega y sorda.
Solo profería ruidos guturales de animales. Estaba afectado por movimientos espasmódicos e incluso convulsiones, mordía y arañaba a quienes se le acercaban, no mostraba afecto ni prestaba atención, por lo que se llegó a pensar que podía ser autista.
Mostraba numerosas cicatrices y marcas de viruela. Fracaso rotundo del lenguaje oral. Se dieron notables avances en la lectura y la escritura.
Aprendió a hablar a través del sentido del tacto con la ayuda de Anne Sullivan Macy y Graham Bell.
Aprendió a leer y a escribir con el alfabeto Braille.
  Se convirtió en una brillante escritora y profesora al servicio de las personas discapacitadas.
Isabelle Genie
Fue encerrada en una habitación junto con su madre muda, quien no sabía leer ni escribir, no recibió educación y se comunicaba a través de gestos primitivos de su propia creación. Madre e hija se comunicaban de forma gestual. Isabelle aprendió a hablar a los 6 años de edad tras ser ingresada en el Hospital de Niños de Columbus. En una semana consiguió los primeros intentos de vocalización y en menos de 3 meses era capaz de decir oraciones simples completas. Un año después escuchaba historias leídas y reconstruía dicha historia con sus propias palabras. Después de un año y medio, formulaba preguntas con estructuras complejas. Fue encerrada en el desván de su casa durante 12 años en condiciones infrahumanas. Su padre la castigaba si emitía algún ruido emitiendo gruñidos. Permanecía la mayor parte del tiempo enganchada desnuda con una correa a una sillita de bebé o la introducían en un saco de dormir dentro de una cuna y la tapaban con una tela metálica. Durante las primeras semanas comprendía e imitaba palabras aisladas, como mother, red o bunny. Sin embargo, era incapaz de entender una oración simple, respondiendo sólo a gestos y a la entonación de las palabras. Su lenguaje era similar a un niño de 2 años. Genie mejoró su aspecto físico y comprendió algo más que palabras aisladas.

El éxito o el fracaso de algunos niños salvajes se debe a tres factores:

  1. Edad de comienzo en que ocurrió la privación lingüística
  2. Duración de la privación
  3. Incapacidad o trauma físico o psíquico

El caso de Genie es el más estudiado. Durante los progresos de Genie se observó que generalmente hablaba muy poco, sólo cuando se la incitaba a ello y no mostraba una conducta de verbalización espontánea, frecuente en los niños pequeños, siendo muy probable que se tratara de un postefecto tras años de maltrato.

En los niños normales la diferencia entre el lenguaje productivo y comprensivo decrece con el tiempo y el primero se aproxima al segundo, sin embargo, en Genie tal desfase persistió siempre.

Después de los primeros 5 años sus avances se estancaron. No fue capaz de adquirir un lenguaje gramatical, no se sirvió del orden de los elementos léxicos para comprender frases sencillas formadas por sustantivo-verbo-sustantivo. Su lenguaje carecía de verbos auxiliares, no empleaba pronombres personales ni adjetivos demostrativos, ni formulaba preguntas nuevas.

De acuerdo con Villiers y Villiers, un niño ha de adquirir un primer lenguaje antes de la pubertad o será completamente incapaz de aprenderlo después es errónea. Genie apenas poseía experiencia lingüística antes de la pubertad y, sin embargo, consiguió logros notables después de esa edad, mediante instrucción intensiva y sistematizada.

Una versión más débil de la hipótesis del período crítico defiende que el aprendizaje del primer lenguaje resulta más difícil e incompleto después de la pubertad podría ser cierta. En 7 años, Genie efectuó casi tantos progresos como los que realiza un niño normal en 2 o 3 años. Así, la dificultad que seguía mostrando Genie en cuanto a articulación coincide también con lo que se observa con la adquisición tardía de las segundas lenguas (Subperíodo crítico para la adquisición de las pautas de pronunciación)

No obstante, las condiciones extremas en las que vivió Genie no permiten descartar otras razones como causa de sus dificultades de aprendizaje.

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