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El lenguaje implica tanto los procesos hablados y escuchados, como la capacidad de nombrar objetos. El lenguaje receptivo es la capacidad de escuchar, comprender y elaborar una respuesta. El elemento básico del lenguaje es la palabra. La palabra se almacena en el léxico mental. Las palabras que se utilizan con frecuencia se almacenan en un área más accesible y las más inusuales no están tan fácilmente disponibles.

Las palabras están compuestas por fonemas. Aprender palabras es más sencillo si se conocen otras que sean parecidas.

El lenguaje expresivo utiliza fonemas y señales acústicas que usamos para comunicarnos con los demás. El área del cerebro más implicada en el lenguaje expresivo es el área de Broca y está ubicado en la región ventrolateral de la corteza frontal izquierda. Cuando un paciente tiene una lesión en esta zona y en la sustancia blanca subyacente, surgen problemas en la pronunciación de palabras. Las estructuras del lenguaje receptivo se encuentran en la región del lóbulo temporal denominada área de Wernicke, que se sitúa en la circunvolución temporal superior y cerca de las regiones de procesamiento auditivo que rodean la cisura lateral. Los pacientes con lesiones en esta área tienen problemas de comprensión del lenguaje ya sea escrito o hablado.

Cuando hay lesiones en las áreas de Wernicke y de Broca se observan problemas en la producción del habla y en la repetición y uso de las palabras.

Se denomina afasia de conducción a este conjunto de dificultades, en que los pacientes pueden entender y producir lenguaje, pero tienen problemas para repetir y usar las palabras.

La denominación es otra habilidad importante lingüística. Es frecuente en los niños con problemas de aprendizaje y con dificultades de lenguaje tenga también problemas para nombrar objetos. La denominación se ve afectada por lesiones de traumatismo cerebrales, tumores cerebrales, cáncer o problemas de aprendizaje.

La evaluación del rendimiento del lingüístico suele incluir lenguaje receptivo y expresivo. Es frecuente encontrar afasia en niños y en adolescentes, salvo que haya un infarto cerebral. Las dificultades del lenguaje receptivo y expresivo crean problemas significativos para muchos escolares y se relacionan con problemas de aprendizaje.

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