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La neuropsicología infantil es el estudio del funcionamiento del cerebro y del comportamiento en niños y adolescentes. Ha surgido como una perspectiva teórica, empírica y metodológica para entender y tratar los trastornos del desarrollo, psiquiátricos, psicosociales y de aprendizaje.

La neuropsicología tiene en cuenta alteraciones del SNC considerando el contexto socioambiental, trastornos de aprendizaje asociados a alteraciones del cerebro, evalúa el curso neuroevolutivo de los subtipos de trastornos de aprendizaje, hace seguimiento de la recuperación después de lesiones o neurocirugía, hace hincapié en la comprensión de patologías cognitivas, conductuales, intelectuales, motoras, de atención, memoria y personalidad asociadas a la traumatismos craneoencefálicos, investigas trastornos psiquiátricos, y ayuda al diseño de programas de rehabilitación.

Se debe tener en cuenta para los resultados neuropsicológicos la pertenencia étnica, diferencias ligüísticas, nivel educativo, etc., a la hora de las valoraciones. La sensibilidad frente a las diferencias culturales es importante.

Los profesionales educativos y clínicos son a menudo quienes antes constatan los problemas del comportamiento, psicológicos y cognitivos que muestran a los niños con trastornos relacionados con el cerebro.

Los psicólogos que trabajan con niños muy pequeños desempeñan un papel crucial tanto en la identificación de alteraciones del desarrollo nervioso sutiles que responden positivamente a la intervención temprana, como en la aportación de intervenciones educativas para niños previamente diagnosticados.

La sección 504 americana es un estatuto en contra de la discriminación, diseñado para garantizar que las necesidades de estudiantes con discapacidades se satisfacen al mismo nivel que la de los alumnos sin estas discapacidades.

Los estudios han comenzado a demostrar que la naturaleza y persistencia de los problemas de aprendizaje dependen de la interacción entre los sistemas neurológicos alterados y los intactos.

El enfoque transaccional ilustra cómo interactúan las patologías o complicaciones en el desarrollo con los factores ambientales, cómo se desarrollan a lo largo del tiempo dependiendo de la naturaleza y severidad de la alteración neuropsicológica, y cómo hay que evaluar y trabajar los trastornos del desarrollo nervioso, neuropsiquiátrico y adquiridos. Toda evaluación correctamente realizada es terapéutica. Se hace hincapié en la consulta y colaboración con los cuidadores, así como en ayudar a los niños a adaptarse en las áreas problemáticas.

Paradigma Neuropsicológico: Los neuropsicólogos clínicos infantiles aplican intervenciones que consideran la interacción de los aspectos psicosociales, ambientales, neurocognitivos, biogenéticos y neuroquímicos del comportamiento, y a menudo, las mismas técnicas conductuales.

Paradigma conductual: Presta interés al impacto del ambiente en la comprensión y solución de las dificultades de aprendizaje y comportamiento infantiles. Los comportamientos se convierten en objetivo de análisis y las intervenciones se desarrollan para tratar estas áreas problemáticas.

Paradigmas psicosociales y cognitivos: La relación entre el funcionamiento cognitivo, las características psicosociales y los problemas neuropsicológicos en los trastornos infantiles es de naturaleza multidireccional o transaccional.

Las alteraciones neuroquímicas o neuropsicológicas básicas interactúan con factores sociales, psicológicos y comportamentales dando lugar a problemas significativos de adaptación a niños con TDAH. Además, se ha encontrado un grado de activación bajo en progenitores con TDAH que también tienen niños con TDAH.

Barckley (1994) ha argumentado que el TDAH no es un trastorno de atención sino más bien de la regulación, por lo que síntomas específicos, tales como la falta de inhibición de respuesta y la autorregulación escasa, serían probablemente el resultado de la alteración de las funciones ejecutivas mediadas por la corteza frontal.

Paradigma transaccional: Analiza la influencia de factores biogenéticos y ambientales básicos, que incluyen lesiones o exposición a toxinas en el periodo prenatal o posnatal, sobre el desarrollo y la maduración del SNC. Marco prometedor para investigar las dificultades de aprendizaje, el TDAH, los traumatismos craneales y otros trastornos del desarrollo nervioso.

La Teoría de Sameroff (interacción bio-conductual) asume una interacción dinámica entre los sistemas biogenéticos, neuropsicológicos, ambientales, cognitivos y sociales, postulando que las fuerzas biogenéticas dan forma a las experiencias infantiles, y son las más predominantes durante la embriogénesis e infancia temprana.

Los cuidados de los progenitores no modifican las tendencias biológicas infantiles, pero pueden servir de protección frente a determinadas predisposiciones biológicas.

Las relaciones entre cerebro y conducta son dinámicas y fluidas y por ello, hay que investigar esta interacción en la evaluación clínica y el tratamiento de los trastornos.

Las investigaciones de neuropsicología clínica infantil comienzan a centrarse sobre la secuencia de desarrollo de habilidades, velocidad de ejecución, y manera en que estas cambian en cada etapa de desarrollo. No se pone énfasis en identificar las áreas del cerebro lesionadas, sino en cómo la discapacidad interfiere o altera el desarrollo normal.

Las variables moduladoras no neurológicas y ambientales como Comportamiento, biología y ambiente interactúan con el funcionamiento cognitivo, social y emocional resultante.

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