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Desde la psicología se ha puesto de manifiesto que una concepción mecanicista de la organización es inadecuada.

La conducta organizacional es fruto de las interacciones entre las personas y la organización, pero además estas relaciones no se definen por una unidireccionalidad, sino por una bidireccionalidad constructiva.

La organización impone su cultura, normas y prohibiciones a los individuos, quienes no pueden hacer todo lo que quisieran. Es decir, las personas creamos las organizaciones para lograr unas metas, recursos, libertad, etc., pero a medida que las construimos éstas también nos exigen.

La psicología de las organizaciones estudia el comportamiento desde una perspectiva psicosocial, además los fenómenos psicosociales son afectados por la organización, afectan a la misma y a su contexto. Por ejemplo, el liderazgo, el conflicto, la toma de decisiones, etc., son imposibles de estudiar sin atender a aspectos macro de la organización (estructura, recursos...), a aspectos micro (personalidad, antecedentes...) y lo que es más importante para nuestra disciplina: la interacción social: ¿El líder es aceptado por los miembros? ¿Los miembros de la organización han generado la norma de seguir las prescripciones del supervisor?

El objeto de lo que denominamos en ps. social de la organización es estudiar las interacciones entre las personas y las organizaciones, considerando que las relaciones no se definen por una unidireccionalidad, sino por una bidireccionalidad constructiva. Los procesos resultantes no es resultado de esos inputs, sino precisamente de la interacción de ambos, en tanto que la persona y la organización se construyen y transforman mutuamente.

Hay que señalar que la psicología de las organizaciones no trata sólo de describir y explicar el comportamiento en un contexto organizacional, sino que también trata de intervenir, anticipar y cambiar los eventos que ocurren en torno al comportamiento organizacional.

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