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Tiene una prevalencia del 1-3% en la población general. Se trata de una alteración del metabolismo de la glucosa originada a partir de una actividad insulínica deficiente.

Características diferenciales entre la diabetes tipo I y tipo II (según Olefsky y Kolterman, 1981)

Diabetes tipo I 

Diabetes tipo II 

Niños y adolescentes (12 años) 

Edad adulta 

Falta de insulina endógena 

Existe insulina endógena 

Deterioro pancreático:

  • Infección viral

  • Genético

Problemas en:

  • Receptores de la insulina

  • Déficit en acción de la insulina

  • Altos niveles de glucosa plasmática

Diabetes dependiente de insulina DDI 

Diabetes no dependientes de la insulina DNDI 

Necesidad de insulina exógena

No necesidad de insulina exógena 

Nunca control por dieta y ejercicio

Control por administración de insulina

Control por dieta y ejercicio

La diabetes tipo I es una diabetes dependiente de insulina. Es propia de la infancia y adolescencia con edad de comienzo a los 12 años. El organismo no genera insulina endógena. Existe la posibilidad de considerarla como una enfermedad autoinmune, pues los linfocitos T destruirían los islotes pancreáticos que secretan insulina.

La diabetes tipo II no es dependiente de insulina y está asociada a menudo con la obesidad. La secreción de insulina endógena es similar a la normal, pero existen defectos en los receptores de la insulina o defectos en su acción. El control se realiza mediante la dieta y el ejercicio.

Desde finales de los 70 existe interés por analizar el problema desde el punto de vista psicológico. Esto se vio favorecido porque los niveles de glucosa en sangre, inducidos mediante insulina, eran susceptibles de modificarse mediante mecanismos de CC. Las aportaciones más recientes se han orientado hacia la determinación del efecto del estrés sobre la diabetes. Hay 3 campos de estudio: estrés y comienzo de la enfermedad, estrés como factor que incide en el curso y agravamiento de la diabetes y diabetes como fuente potencial de estrés.

El estrés puede incrementar directamente los niveles de glucosa en sangre a través de la secreción de ciertas hormonas (E, NE y Ach). La evidencia empírica no es suficiente para poder concluir que el estrés psicosocial ejerce un factor causal sobre la diabetes debido a que la mayoría de los estudios son de naturaleza correlacional, son estudios retrospectivos y los mecanismos que subyacen en la aparición de la diabetes permanecen confusos.

Existe un mayor acuerdo para considerar el estrés como un factor que incide negativamente en el agravamiento de la diabetes. Un incremento de los eventos negativos se asocia con un incremento de los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, los resultados con los estresores diarios de tipo negativo no han sido suficientemente reveladores. Según Delamater y colbs un buen control metabólico se asociaba con pacientes que referían un elevado nivel de estrés en relación con situaciones académicas y bajo nivel de estrés  focalizado en las relaciones con los padres. En los pacientes con pobre control metabólico, la categoría de microeventos más estresante se refería a eventos específicos relacionados con la propia enfermedad.

Por último, si se considera a la diabetes como estresor, implica la puesta en marcha de mecanismos mediadores con la finalidad de reducir el estrés y la adaptación o ajuste a la enfermedad.

En relación con la diabetes tipo I y a partir del enfoque transaccional del estrés, Barglow y colbs, proponen un modelo con el objetivo de establecer los mecanismos a través de los cuales se puede llegar a un buen o mal control glucémico (control diabético positivo o negativo). El modelo parte de un organismo enfermo afectado por la diabetes. Esto conlleva factores psicológicos (baja autoestima, pérdida de autocontrol, sintomatología depresiva). También actúa como un factor el conocimiento y el nivel de información que el sujeto posee sobre su enfermedad. El conocimiento acerca del trastorno está relacionado con mejores niveles de adherencia y control metabólico.

En segundo lugar, en función del estrés de la enfermedad y de la vulnerabilidad emocional se produce un desequilibrio neuroendocrino y psicológico. Para responder ante esto se adoptan respuestas de afrontamiento positivas, facilitándose la adherencia y consiguiéndose un buen control diabético, o estrategias negativas, con mala adherencia y mal control. Los elementos más importantes para conseguir un buen control de la diabetes tipo I serían:

  1. Las estrategias de afrontamiento del sujeto para adaptarse a la diabetes y para reducir las situaciones estresantes que puedan aparecer en el curso de la misma.

  2. La  información acerca del trastorno

  3. Las  conductas de adherencia

    • Administrar insulina dos veces al día.

    • Medir cuatro veces al día los niveles de glucosa en sangre o en orina.

    • Comer a intervalos fijos y tomar siempre la misma cantidad de comida independientemente del apetito.

    • Necesidad de una dieta típica : baja en grasas, alta en hidratos de carbono y ausencia de dulce y azúcar

    • Controlar la actividad física.

Algunas técnicas de reducción del estrés pueden mejorar el control metabólico.

La Greca crea un modelo que establece las influencias sobre el control diabético partiendo de tres niveles: información sobre la enfermedad, régimen de adherencia y estrategias de afrontamiento. Adicionalmente, este modelo subraya que la salud psicológica del niño y de sus familiares afecta de forma importante al control diabético, pues la existencia de elevados niveles de conflicto familiar desestabiliza el control glucémico y los ambientes familiares positivos tienden a favorecer dicho control.

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