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En el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) la ansiedad  no se limita a ninguna situación particular, sino que ocurre de forma crónica sin que la persona sea capaz de discriminar qué situaciones producen exactamente sus síntomas. El paciente responde a señales internas cognitivas y/o somáticas y a señales externas de amenaza muy sutiles y de amplio rango de contenidos. El TAG estaba mal definido en el DSM-III, ya que se trataba de un trastorno residual de ansiedad básica semejante al concepto de “rasgo de ansiedad”.

En trabajos de la última década se vio que el TAG podía conceptuarse como un trastorno con entidad propia. Lo que realmente parecía caracterizar a los pacientes con ansiedad generalizada era la expectativa de aprensión o preocupación. Pero esa preocupación no coincidía con la ansiedad anticipatoria que ocurre en el trastorno de pánico o en la fobia social o en otros trastornos de ansiedad, sino que se trataba de una preocupación crónica bastante inespecífica, relacionada con múltiples circunstancias de la vida.

Otro aspecto es que estos pacientes presentan reacciones de activación autónoma mucho más modestas que el resto de pacientes con ansiedad. Predominan los síntomas somáticos relacionados con estados mantenidos de tensión y vigilancia. El DSM-III-R incluyó como síntomas centrales la ansiedad y preocupación no realistas o excesivos.

Borkovec y su equipo destacan el término de preocupación patológica como la base de dicho trastorno. Más que los temas de preocupación, lo que diferencia al TAG es poseer excesiva preocupación no controlable. Otro desarrollo importante es el cuestionario de preocupación PSWQ, que evalúa la tendencia hacia la preocupación excesiva. Es un buen instrumento psicométrico para diferenciar los pacientes de TAG de otros trastorno de ansiedad, así como también de la población no clínica. Un instrumento breve también de autoinforme para la evaluación y el diagnóstico del TAG es el GADQ-M.

La propuesta del DSM-IV reduce significativamente la descripción de manifestaciones somáticas empleadas para diagnosticar el TAG. Los criterios para el diagnóstico del TAG  según el DSM-IV-TR son:

  1. Ansiedad y preocupación excesivos al menos durante 6 meses.

  2. Dificultad en la persona para controlar las preocupaciones

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