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Aunque se dispone de tratamientos eficaces y efectivos, debe señalarse la escasez de trabajos con adecuado control metodológico que permiten apoyar esta consideración, a pesar del tiempo que se lleva trabajando en estos temas.

Por otro lado, los esfuerzos dedicados al desarrollo de tratamientos eficaces a las distintas disfunciones han sido muy dispares. Los esfuerzos más importantes se han dirigido a la solución de las disfunciones masculinas, en especial los problemas de erección, lógico es que la mayor parte de las soluciones sean para éstas.

Por el contrario las disfunciones más típicamente femeninas, como deseo sexual inhibido, o la falta de excitación sexual han recibido mucha menos atención, tal vez por la mayor dificultad existente para su evaluación, determinación del criterio de éxito, o la especificación diagnostica.

En los últimos años, en especial desde la aparición de los IPDE-5, se observa una creciente medicalización de estos problemas, aunque dirigida por el momento fundamentalmente a las disfunciones sexuales masculinas, en especial disfunciones eréctiles, y desde una perspectiva excesivamente reduccionista, conseguir buenas y mantenidas erecciones.

Este reduccionismo no sólo es típico de los tratamientos médicos, con frecuencia es observable también en las terapias sexuales, y se pone de manifiesto en la importancia que se da a los aspectos biológicos y a las conductas estrictamente sexuales, tanto en la evaluación como en la intervención.

Además los tratamientos médicos, conceptualmente van en contra de las directrices generales señaladas por Masters y Johnson para las disfunciones sexuales. Frente a la concepción como un problema de pareja, el tratamiento farmacológico o quirúrgico señala quien es el culpable y que basta con modificar una respuesta biológica para solucionar todo el problema.

Quizá uno de los puntos más problemáticos es la escasez de modelos explicativos de las disfunciones. Sin un modelo de referencia que establezca una adecuada relación entre variables dependientes e independientes es difícil identificar, aunque se consiga determinar la eficacia de un tratamiento, el proceso a través del cual se produce el cambio.

Por otro lado se echa de menos un trabajo más completo sobre aspectos que se consideran determinantes en el desarrollo de las disfunciones sexuales, como el papel de la ansiedad, el valor de los aspectos cognitivos o de la relación de pareja, además de los factores sociales y culturales.

7.1. Consideraciones A Las Terapias Sexuales

Sin duda el programa terapéutico de Master y Johnson es el tratamiento básico de referencia. En general, existe un común acuerdo en que un tratamiento adecuado debe ser breve, centrado en los síntomas más relevantes, y dirigido esencialmente a modificar conductas especificas relacionadas con la sexualidad. También parece claro que el tratamiento debe realizarse en pareja, en especial con la pareja habitual. Sin embargo, existen una serie de aspectos, básicos en el programa de Master y Johnson, cuya relevancia no parece estar tan bien establecida, por lo que han aparecido variaciones como que: el tratamiento realizado por un solo terapeuta; aplicado a una sola persona, sin pareja; desarrollado en grupo, al menos en algunas sesiones; realizado en régimen ambulatorio; con una periodicidad mayor, etc.

7.2. Los Tratamientos De Autoayuda

Con el objetivo de reducir el tiempo de intervención terapéutica, y su consiguiente coste, así como dotar a las personas de un sentimiento positivo de autoeficacia, se han desarrollado diversos procedimientos de autoayuda. Para ello, se ha utilizado material de autoayuda muy variado, fundamentalmente libros y folletos explicativos, así como películas ilustrativas de las tareas a realizar. En general, la eficacia de estos procedimientos ha sido menor que la obtenida en el tratamiento directo con un terapeuta. Los programas de autoayuda parecen ser más eficaces en los casos sencillos, no complicados con otros problemas de mayor entidad en la relación de pareja. Por lo general es infrecuente que un programa de autoayuda, aplicado como estrategia única de intervención, sea suficientemente eficaz.

7.3. Intervención En Otras Poblaciones

Uno de los aspectos más destacables en la actualidad es el cambio en las poblaciones que acuden a los profesionales para ser atendidos por problemas de disfunción sexual. Progresivamente se ha incrementado el número de parejas que acuden a consulta con otros problemas psicopatológicos concomitantes, además de sus disfunciones sexuales, lo que posiblemente sea debido a que las parejas normales solucionan parte de sus problemas de manera autónoma, mediante el uso del abundante material de ayuda disponible.

También se ha incrementado el número de parejas homosexuales que acuden a tratar sus disfunciones sexuales para logar un mejor ajuste y funcionamiento sexual. Por último, se ha cuestionado repetidas veces el que sea natural u obligado el descenso del funcionamiento sexual con la edad. Comienza a ser habitual no aceptar tal descenso como consecuencia de la edad, y que se acuda con mayor frecuencia a la clínica para tratar de superar las posibles disfunciones en las personas mayores.

7.4. Enfoque Multidisciplinar

Por último, debe señalarse la necesidad de llevar a cabo la intervención terapéutica dentro de un marco de estrecha colaboración interdisciplinar con otros profesionales de la salud, más específicamente, con médicos especialistas en urología y andrología, ginecólogos, endocrinólogos y psiquiatras.

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