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Se trata de un programa de intervención típico, estructurado en fases, que puede aplicarse en régimen ambulatorio a los problemas de disfunción sexual más frecuentes en la clínica, estando indicado especialmente para pacientes heterosexuales que disponen de una pareja sexual estable, aunque se ofrecen también diversas pautas de tratamiento individualizado, al menos en algunas fases del tratamiento.

6.1. Aspectos Prácticos Del Proceso

Este programa no implica necesariamente la intervención de una pareja de clínicos, aunque ello puede ser muy útil, al menos en algunas etapas del mismo. Se recomienda una atención clínica a los pacientes de una sesión por semana, de manera que dispongan de un tiempo suficiente para ejecutar los diversos ejercicios indicados, a realizar en la intimidad. La duración de la sesión clínica oscilará entre 60 y 30 minutos, en función de la fase del tratamiento y de los avances obtenidos.

El clínico deberá seguir las siguientes indicaciones generales para su implantación:

  • Proporcionar instrucciones claras y comprobar que se han comprendido adecuadamente
  • Discusión de la pareja acerca de las reacciones y dificultades que pueden presentarse
  • Evaluar en cada sesión las tareas realizadas anteriormente, así como los avances obtenidos
  • Analizar detalladamente los fallos y errores cometidos por la pareja durante la tarea
  • No aplicar la siguiente fase si no se ha superado la anterior
  • No permitir a la pareja la realización de tareas prohibidas
  • Debe efectuarse una predicción acerca del resultado probable de cada tarea indicada
  • Efectuar periódicamente sesiones dedicadas sólo a la evaluación de los avances anteriores

Asimismo, antes de su aplicación, el clínico deberá presentar a la pareja el programa de tratamiento, de forma resumida, indicando las tareas a realizar en las distintas fases, el grado de participación de cada miembro de la pareja, los requisitos y condiciones de realización, el tiempo aproximado de duración del mismo, y una apreciación de los resultados que razonablemente puedan conseguirse. En este sentido, es importante que el clínico exponga a la pareja los siguientes aspectos específicos:

  • El programa se adaptará a sus necesidades y a su ritmo de progreso: no debe existir presión de rendimiento de los pacientes hacia el clínico, ni viceversa
  • La pareja debe iniciar el programa con la idea de partir de cero, o comenzar de nuevo
  • El programa puede suponer una reestructuración importante de sus actividades cotidianas individuales: deben dedicar tiempo a solucionar su problema
  • Debe esperarse fallos, errores y retrocesos, como ocurre en cualquier otro proceso de extinción de conductas y aprendizaje de otras nuevas
  • La pareja debe abandonar el papel de pacientes pasivos
  • Debe aclararse, desde un principio, que los pacientes no tendrán que realizar ninguna actividad sexual en presencia del clínico, ni de terceras personas
  • En todo caso, el clínico deberá estar expresamente atento a salvaguardar la confidencialidad de la información recibida en consulta, garantizando el secreto profesional más absoluto

El programa parte de la base de que se habrá realizado anteriormente una exhaustiva evaluación de pretratamiento acerca del caso, y sus resultados deberán poner de manifiesto, de forma clara y precisa, los siguientes aspectos, como requisitos básicos para la aplicación del programa:

  • El problema no obedece a una causa orgánica especifica no tratada previamente
  • No existen problemas psicopatológicos graves que condicionen la disfunción sexual actual
  • Aunque existan problemas concomitantes en la relación de pareja, estos deberán reducirse a dificultades de comunicación dentro del ámbito sexual
  • Elaboración de una hipótesis que incluya los factores de mantenimiento actual de la disfunción y, si ello es posible, los probables factores de aparición y desarrollo de la misma
  • La pareja se encuentra suficientemente motivada y dispone de los recursos personales y ambientales necesarios para llevar a cabo el tratamiento

Durante la aplicación del tratamiento deberá llevarse a cabo una evaluación continuada del caso, en forma de entrevista con la pareja y de autorregistros acerca de los avances o dificultades encontrados en la realización de las tareas.

La valoración de los resultados finales del tratamiento deberá incluir:

  1. Una estimación acerca del cambio en el problema concreto inicialmente presentado
  2. El grado de satisfacción de la pareja con su relación sexual actual
  3. El grado de ajuste general en su relación.

Una valoración más precisa de los efectos del tratamiento requiere la comparación de la información aportada por cuestionarios aplicados antes y después del mismo. A este respecto es muy recomendable emplear el Inventario de Interacción Sexual, que aporta una información muy específica, en forma de perfil grafico, acerca de los comportamientos sexuales y la satisfacción individual y conjunta de la pareja. De igual forma, para valorar la relación general de pareja, puede emplearse, entre otros, el Cuestionario Marital de Maudsley.

Por lo que se refiere a la instrucción en conductas de afrontamiento, se trata de indicar a los pacientes cómo, durante las siguientes semanas o meses, pueden reaparecer episodios problemáticos aislados, a consecuencia de algún suceso interno o situacional, los cuales, en general, pueden solventarse sin mayor problema, poniendo en práctica las técnicas y habilidades ya aprendidas.

Sin embargo, como medida preventiva, suele aconsejarse a los pacientes que, si bien de forma no tan estricta, sigan incluyendo las técnicas aprendidas en sus relaciones sexuales posteriores, sobre todo, en lo referido a las etapas de estimulación sensual y genital, intentando integrarlas de forma natural en su patrón habitual de interacción.

En particular se les debe advertir que no intenten el coito sin haber logrado previamente una adecuada excitación mutua.

Asimismo, en la última sesión de tratamiento, debe indicarse a los pacientes la conveniencia de realizar en el futuro una o dos sesiones clínicas de seguimiento, aunque no aparezcan problemas posteriores, para valorar la permanencia, estabilidad y generalización de los resultados. Se suelen aconsejar dos visitas de seguimiento, a los 3 y 6 meses, a partir de la finalización del tratamiento.

6.2. Desarrollo Del Programa

El tratamiento propuesto se estructura alrededor de un programa básico que incluye las siguientes fases: Educación, Focalización Sensual, Focalización Genital, Penetración y Coito. Sobre este programa básico se aplicarán otros programas y técnicas específicas para el tratamiento de diversas disfunciones.

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