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Investigadores del Hospital Infantil de Boston (Estados Unidos) han conseguido controlar la ira de los adolescentes a través del videojuego «Rage Control», gracias al control de la frecuencia cardiaca por medio de un aparato que se coloca en el dedo y que provoca que el sujeto pierda la habilidad del disparo cuando se acelera el latido del corazón.

El objetivo de este trabajo, cuyos resultados han sido publicados en la revista «Adolescent Psychiatry» recogidos por la BBC, es que el jugador aprenda a mantener la calma a través del control de las emociones y del cerebro si quiere continuar en el juego.

«Las conexiones entre los centros de control ejecutivo del cerebro y los centros emocionales son débiles en personas con serios problemas de ira. Sin embargo, para controlar la ira, los jugadores deben aprender a usar estos centros a la vez y así ganar puntos» ha explicado el miembro del equipo de investigación, Joseph Gonzalez-Heydrich.

Para llevar a cabo esta investigación se compararon dos grupos de niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 9 y los 17 años. Ambos recibieron tratamientos normales de manejo de la ira, pero el segundo grupo utilizó también el videojuego «Rage Control» durante 15 minutos al final de la sesión. Tras cinco sesiones, los expertos comprobaron que los adolescentes que jugaron sabían mantener bajo el ritmo cardíaco con mayor facilidad y que, además, puntuaron menos en la escala de ira.

Diseño de más juguetes contra la ira

Asimismo, los investigadores han anunciado que el próximo paso en el proyecto incluirá la producción de juguetes diseñados con los mismos principios, orientados a niños demasiado jóvenes como para usar un videojuego.

Por ejemplo, se estudia el fabricar un auto de carreras que pare cuando el niño esté demasiado excitado, o un juego de construcción con bloques que se vuelva inestable a medida que el ritmo cardíaco aumente. Y es que, cada vez es más común que la psiquiatría apele a los videojuegos u otras herramientas interactivas en tratamientos o terapias de rehabilitación, una técnica que se viene estudiando desde principios del siglo XX.

Otros ejemplos son el juego llamado «Mindball», donde los jugadores deben mover una bola con sus pensamientos, usando detectores de ondas cerebrales. «Este tipo de tecnologías son importantes a la hora de averiguar por qué la mente y el cuerpo reaccionan de una determinada manera. Genera una conciencia sobre cómo tu cuerpo puede reaccionar cuando te sientes enfadado», ha comentado la experta en psicología clínica y forense de la Universidad de Londres, Simone Fox, para recalcar que este juego puede ser una alternativa para aquellos adolescentes que no quieren ir a hablar con un psicólogo.

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