Analizada con criterios antropológicos toda práctica sociocultural consiste en un tipo de actividad social compleja, compuesta por un conjunto de procedimientos que, por el mero hecho de ser ejecutados, refuerzan, tanto la vinculación del individuo con el grupo, como la adhesión de ambos a la visión del mundo propia de esa cultura. Junto con los tratamientos psicológicos constituyen asimismo ejemplos de prácticas socioculturales la educación, la organización de la vida política y la articulación de los diferentes rituales de paso (nacimiento, matrimonio, muerte...).
Las culturas surgen, están vigentes y se extinguen en periodos temporales concretos, durante los cuales cualquier práctica desarrollada en su seno responde a una determinada visión del mundo. A su vez, la visión del mundo de cada cultura se genera en un entramado de tradiciones surgidas a lo largo del tiempo, bien desde las prácticas culturales propias, bien desde las prácticas de otras culturas que actúan como precursoras o como puntos de referencia. Cada visión del mundo constituye una configuración simbólica compleja que, dependiendo parcialmente del desarrollo tecnológico alcanzado por una cultura concreta en un momento histórico dado, organiza de forma coherente aquellas actitudes, valores, creencias y prácticas que posibilitan a los miembros de esa cultura:
- la supervivencia en un entorno físico
- el establecimiento de vínculos sociales.
Generalmente, cuando se habla de desarrollo tecnológico se piensa en un tipo de conocimiento práctico capaz de generar utensilios y modificar la relación con el ambiente (cuchillo de sílex, máquina de vapor...) sin embargo, también conviene tener en cuenta las llamadas tecnologías de la inteligencia; que son aquellas tecnologías que, inscritas en el proceso mismo de pensamiento, tienen por función y efecto posibilitar ciertas operaciones de la inteligencia imposibles de realizar de otra manera. Son ejemplo de ello, la representación gráfica, la escritura, la imprenta y el ordenador. Cuando en una cultura surge una gran innovación en las tecnologías de la inteligencia, su impacto se traduce en importantes modificaciones sociales. ( Así, la aparición de la imprenta, introdujo en la cultura occidental modificaciones que afectaron profundamente al estatus de los enfermos mentales, actualmente, coincidiendo con la aparición de los ordenadores, se están perfilando profundos cambios culturales cuya incidencia sobre el desarrollo de la psicoterapia ya ha comenzado a notarse ).
La experiencia de trastornos psicológico y la curación no remiten sólo a la noción de enfermedad y tratamiento, sino también a la noción de conducta social en general y, más concretamente, a la noción de persona desarrollada en una cultura dada. En este sentido, los tratamientos psicológicos constituyen tanto productos como procesos culturales que tienen entre sus funciones reforzar dogmas culturales particulares, constituyéndose en agentes de socialización.