Pavlov ya observó el fenómeno de la generalización de estímulos en sus experimentos. Hay varias teorías explicativas del fenómeno, que se explican a lo largo del capítulo, pero independientemente de a cuál nos acojamos, el hecho es que el control que un estímulo no entrenado (estímulo de prueba o generalizado) ejerce sobre una conducta es directamente proporcional a su semejanza con el estímulo que adquirió ese control durante un proceso de condicionamiento (E+ o E- original o criterio). Podemos comprobar esta relación a través de varios métodos o procedimientos:
- Estímulo único. Consiste en entrenar varios grupos de sujetos para que un estímulo adquiera cierto control (convirtiéndolo en un E+ o en un E-) y después exponer a cada grupo a un estímulo de prueba diferente, en cuanto a su parecido con el estímulo original. Comparando la respuesta entre los grupos ante el estímulo de prueba se observaría que cuanto mayor es el parecido de éste con el estímulo original mayor es la fuerza (probabilidad, tasa, intensidad, etc.) de la respuesta.
- Estímulos múltiples. Tras entrenar el estímulo criterio se presenta junto a otros estímulos diferentes, uno cada vez, y en extinción (sin que aparezca la consecuencia típica de la fase de adquisición). Se mediría la fuerza de la respuesta ante todas las combinaciones entre el estímulo original y los estímulos de prueba en cada sujeto. Fuerza que, teóricamente, debería decrecer en función de lo distinto que sea el estímulo de prueba que se presenta junto al original.
- Generalización mantenida. El último de los métodos que vamos a ver consiste en alternar ensayos reforzados con el estímulo criterio con ensayos en los que se presenta algún estímulo de prueba en extinción. De esta forma, el sujeto tiene experiencia con todos los estímulos de prueba generalizados varias veces y en orden aleatorio.
El uso de un método u otro conlleva ventajas y desventajas. En los procedimientos de Estímulos Múltiples y de Generalización Mantenida los sujetos son expuestos a todas las combinaciones estímulos original- prueba o estímulos de prueba seleccionados por el experimentador. El orden en el que éstos son presentados puede alterar la fuerza de la respuesta. La presentación repetida y aleatoria de dichos estímulos (o compuestos), e incluso el contrabalanceo del orden en el que aparecen, es una forma de controlar ese efecto. El procedimiento de Generalización Mantenida, además, asegura el control del estímulo original ya que el sujeto sigue teniendo experiencias reforzadas con él, pero alternar ensayos reforzados con el E+ con ensayos en extinción con los estímulos de prueba puede favorecer la discriminación del estímulo original, provocando que los resultados muestren una menor generalización.
Los procedimientos de Estímulo Único, sin embargo, aunque son más costosos, ya que al realizar comparaciones entre grupos requieren de más tiempo y recursos, evitan la posible influencia en la respuesta de la experiencia con varios estímulos de prueba. Sin embargo, como cualquier estudio de grupo, el control de variables individuales es menor que en los estudios de caso único.
Independientemente del método que se utilice, el fenómeno es suficientemente robusto para mostrar una relación sistemática entre el parecido de los estímulos prueba con el estímulo original y la cantidad de control que ejercen sobre la conducta. La representación gráfica a este decremento en la fuerza de la respuesta en función del alejamiento del parecido con el estímulo criterio, es lo que se denomina una gradiente de generalización.
El control por estímulo no se limita a que en presencia de cierto evento aparezca una determinada respuesta. Los Ed- también ejercen control sobre la conducta, ya que en su presencia esa respuesta es muy improbable, podríamos decir que controlan su “no aparición” o la aparición de otras respuestas diferentes.De la misma forma, los estímulos condicionados inhibitorios también ejercen control sobre la respuesta, aunque ésta no pueda medirse directamente (lo que suele denominarse como «silencio conductual»).
La exposición a estímulos generalizados semejantes a discriminativos positivos o ECs excitatorios generan gradientes, como el de la Figura 1, con forma de U invertida, en los que la mayor cantidad de respuesta se observa en los valores cercanos al E+ original y van decreciendo según se alejan de él, tanto si disminuye como si aumenta el valor del rasgo. A este tipo de gradientes se les denomina excitatorios. No obstante, si los estímulos de prueba se parecen a discriminativos negativos o a ECs inhibitorios el tipo de gradientes es muy diferente.
Un experimento prototípico fue realizado por Weisman y Palmer, en el que usaron la técnica de sumación como medida indirecta del control de los estímulos delta (Ed-).
Los autores entrenaron como E+ una tecla verde y como E- una tecla verde con una línea vertical blanca, después presentaron en la prueba de generalización la tecla verde cruzada por líneas con diferente inclinación cada vez (de -30° a +30°). En la Figura 2 puede verse cómo el número de respuestas registrado va aumentando a medida que el estímulo de prueba presentado se diferencia más del E- original. El gradiente inhibitorio, al contrario que el excitatorio, tiene forma de U y suele ser menos inclinado.
La forma del gradiente no sólo nos informa de la naturaleza del estímulo de control original (E+ o E-), sino también, en función de la pendiente del gradiente, del grado de generalización/discriminación que demuestra el sujeto. En términos generales, cuánto más plana es la pendiente que forma más generalización se ha producido (menos discriminación) y cuando más inclinado menos generalización (más discriminación). La explicación es que un alto grado de respuestas diferenciales (mucha discriminación, poca generalización) implica que la mayoría de respuestas se dan de forma exclusiva ante el estímulo de control original, o ante los que se parecen mucho, de manera que cambios sutiles son suficientes para que los estímulos de prueba no controlen la respuesta objetivo. De la misma forma, si el sujeto sigue respondiendo aunque los estímulos presentados difieran mucho del discriminativo (o EC) original obtendremos un gradiente plano. En la Figura 3 se muestran dos ejemplos de gradientes propios de una alta discriminación y otros dos propios de una alta generalización, uno excitatorio y otro inhibitorio.
Las gradientes de generalización nos permiten confirmar o no la existencia de respuestas diferenciales y también determinar cuánto tiene que modificarse el ambiente para producir un cambio en la conducta del individuo. La forma que adquiere una gradiente de generalización, es decir, el grado de generalización o discriminación de un estímulo, está determinada por diversos factores relacionados tanto con el propio estímulo como con la experiencia previa o con el tipo de entrenamiento de discriminación.