El empowerment, traducido generalmente como potenciación o fortalecimiento, se define como el proceso por el cual las personas, grupos, organizaciones y comunidades adquieren dominio sobre sus vidas mediante el acceso y control sobre los recursos. Tanto la Psicología Comunitaria como el enfoque específico del empowerment se caracterizan por su componente proactivo, positivo y preventivo. Así, más allá de buscar una solución a los problemas presentes centrándose en los déficits o debilidades, se intenta buscar y movilizar los aspectos positivos, esas fuerzas que, presentes en la persona, el grupo o la comunidad, permiten mejorar la calidad de vida y bienestar de las personas y comunidades.
Adoptar la perspectiva del empowerment conlleva la asunción de objetivos y estrategias que culminen en la implantación de cambios efectivos inherentes a la práctica de la Psicología Comunitaria. La meta final es la potenciación en todos los niveles -individual, grupal-organizacional y comunitario- que permita el cambio social. Así, el interés específico del empowerment se dirige a la influencia mutua que se produce entre la persona y los sistemas ambientales en los que ésta se desarrolla. Estos sistemas ambientales se encuentran organizados según el Modelo Ecológico del Desarrollo Humano en los contextos denominados microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema.
El microsistema incluye los entornos más inmediatos a la persona en los que participa activamente, como la familia, la escuela y el entorno laboral. El mesosistema se refiere a la interacción entre dos o más microsistemas, es decir, entre dos o más contextos inmediatos a la persona. El exosistema considera los entornos que no incluyen a la persona como participante, pero en los cuales se producen hechos que afectan al microsistema y mesosistema, como las instituciones locales públicas y privadas. Y el macrosistema hace referencia al conjunto de creencias, actitudes y valores dominantes que caracterizan el entorno cultural. Según el Modelo Ecológico del Desarrollo Humano, el desarrollo de la persona se produce a partir de las influencias interactuantes entre ésta y los contextos mencionados. Es por esto que consideramos que el Modelo Ecológico aporta los supuestos sobre los que se sustenta y estructura la perspectiva del empowerment. El vínculo fundamental que se establece entre ambos planteamientos radica en la asunción de que será a partir de la interrelación persona-ambiente, que se producirá la potenciación tanto a nivel individual como del grupo, organización o comunidad.
El empowerment en el nivel individual se refiere a la potenciación psicológica e incluye varios recursos de la persona, como la percepción de autoeficacia, el lugar de control, la capacidad crítica, la habilidad empática, la autoestima y la satisfacción general con la vida. Todos estos recursos constituyen los elementos básicos de una persona "potenciada", así como las herramientas básicas que guían el esfuerzo de la persona hacia el control y cambio del entorno. En el nivel grupal-organizacional implica centrarse en el fortalecimiento de los grupos y organizaciones. Esto se consigue principalmente a través del establecimiento de coaliciones que se fundamenten en el apoyo mutuo y la participación activa de las partes, con el objetivo de compartir información y recursos, ampliando de ese modo tanto la potenciación grupal como la individual de todos los integrantes. Finalmente, en el nivel comunitario se refiere a las comunidades fortalecidas que saben cómo adquirir y gestionar los recursos y trabajan para el bien común o colectivo. En suma, la aportación fundamental de la teoría del empowerment es que conecta de forma clara y sistemática el bienestar individual con el ambiente social y político más amplio.