La capacidad humana aparentemente ilimitada de "inventar" estrategias de adaptación descansa en realidad en unos guiones básicos que se utilizan de múltiples maneras según la situación. Esto se ve bastante claro en el caso de las tendencias "prosociales" (como la conducta de ayuda) y las agonísticas (como la conducta agresiva). Aunque en principio parecen antitéticas, estas dos tendencias tienen bastantes puntos en común, en cuanto a la influencia del contexto y de la interpretación que la persona hace de él, así como en su manifestación, y en los factores motivacionales y cognitivos asociados a ellas.