La información acústica del estímulo puede proceder de afuera hacia dentro (abajo-arriba; bottom-up) o en sentido contrario procediendo desde las representaciones de naturaleza sintáctica, semántica y pragmática, que tienen que ver con la construcción sobre la marcha del significado (arriba-abajo; top-down).
Restauración fonémica
Warren hizo escuchar a una serie de sujetos frases completas en las que se había sustituido un segmento fonético (el fonema /s/ de la palabra legislatura, por ejemplo) por un sonido no lingüístico de intensidad semejante, como un golpe de tos o un zumbido.
Los sujetos afirmaban que habían percibido todas las palabras intactas, y muchos ni siquiera habían sido conscientes de la presencia del ruido intruso, incluso al repetir la grabación siendo informados. Es decir, la información cognitiva procedente de procesos superiores era capaz de suplir la información física ausente en la señal de habla y restaurar el fonema que faltaba.
Sin embargo, este efecto no ocurría cuando se trataba de estímulos que no eran palabras. Cuando detectaban el ruido intruso, no podían ubicar correctamente el lugar de la frase en que había sido insertado.
Por el contrario, si el fonema era reemplazado por un silencio en lugar del ruido no se producía la restauración fonémica y el silencio era detectado fácilmente.
De esta forma, parece como si el proceso de restauración fonémica necesitara algún material de entrada (ruido) sobre el que apoyarse para reconstruir perceptivamente el fonema ausente, y no funcionara desde la nada estimular (silencio).
Otro experimento similar puso de manifiesto que cuando los participantes escuchaban las frases, se producía una restauración fonémica dependiente del contexto y percibían el fonema que era congruente con cada frase. Los sujetos afirmaban que en cada caso habían oído la palabra completa.
Los datos parecen indicar que la influencia de las palabras en la percepción de los fonemas es perceptiva, mientras que la influencia de la frase es principalmente de tipo post perceptivo.
En el lenguaje escrito también se ha constatado una restauración grafémica, equivalente a la fonética del lenguaje oral, el fenómeno de las letras ilusorias (L3tRA$ $0N $U$tltUlD4$ por $YMβ0L0$ o NUM3R0$).
En otra línea de investigación, los trabajos con sombreado (repetición de palabras lo más rápido palabras) de frases, ponen también de manifiesto el efecto del contexto.
La naturaleza del estímulo (un discurso/texto organizado, con significado coherente) permite aprovechar información de arriba-abajo y en consecuencia, emplear menos información estimular de abajo-arriba.
El efecto del contexto en la percepción del lenguaje tiene también implicaciones clínicas.
Durante años no estuvo claro por qué muchos niños con hipoacusia o sordera tenían problemas no sólo para percibir el habla, sino también para leer, siendo con frecuencia lectores deficientes, dado que resulta más difícil aprovechar información del estímulo hablado (abajo-arriba), y del contexto. Lo mismo sucede en niños normoyentes con dificultades lectoras.