Elizabeth Warrington y sus colaboradores publicaron varios casos de pacientes que, como consecuencia de haber sufrido una lesión cerebral, mostraban dificultades específicas con determinadas categorías semánticas.
Algunos pacientes tenían graves dificultades para procesar conceptos pertenecientes a la categoría de seres vivos y otros para procesar objetos inanimados.
Estudios posteriores describieron pacientes con trastornos para categorías más específicas, ya que en los primeros estudios realizados sobre disociaciones entre categorías no se tuvieron muy en cuenta las características psicolingüísticas de los estímulos, y las dificultades que presentaban los pacientes con una determinada categoría podían haber sido debidas a la frecuencia o familiaridad de los estímulos más que a la propia categoría.
No obstante, los estudios posteriores fueron más cuidadosos en el emparejamiento de los estímulos y siguieron encontrándose disociaciones entre las diferentes categorías semánticas lo que lleva a suponer que las distintas categorías semánticas se hallan representadas por redes neuronales en diferentes áreas cerebrales.
Se observó que la categoría específica de instrumentos musicales suele ir asociada con la categoría general de seres vivos en lugar de ir con objetos inanimados. Mientras que, por el contrario, la categoría específica de partes del cuerpo suele ir asociada con la categoría general de objetos inanimados en lugar de con los seres vivos.
Teoría sensorio-funcional
La teoría sensorio-funcional, propuesta por Warrington, Mc-Carthy y Shallice, explica las disociaciones encontradas en los pacientes con trastornos en ciertas categorías semánticas.
Según esta teoría, no existe una separación de categorías semánticas en el cerebro, sino que los conceptos están representados en él en función de sus rasgos característicos.
Los seres vivos se distinguen fundamentalmente por sus rasgos perceptivos, mientras que los objetos inanimados se distinguen por sus propiedades funcionales. En consecuencia, las redes neuronales responsables de los seres vivos se extenderán más hacia las zonas perceptivas (zona temporo occipital), mientras que las responsables de los objetos inanimados se extenderán por la zona motora (frontoparietal).
Sin embargo, se han encontrado pacientes con déficits específicos para la categoría seres vivos que tenían igualmente dañados los rasgos perceptivos y los funcionales, y se han descrito pacientes con graves dificultades para procesar los rasgos visuales que no tenían especiales dificultades con los seres vivos.
Otro dato contrario es que no siempre se producen en paralelo las alteraciones en las categorías que comparten rasgos.
Teoría del conocimiento específico de dominio
Según esta teoría, la propia evolución del cerebro humano ha determinado la organización del sistema conceptual.
Contrariamente a la teoría sensorio-funcional, Caramazza y Shelton sostienen que el sistema conceptual está organizado en amplios dominios como resultado del desarrollo de mecanismos neuronales destinados al procesamiento de tipos específicos de estímulos.
En principio, esta teoría distingue entre los dominios de animales, vegetales y artefactos, pero no descarta la existencia de más dominios.
La distinción entre estos grandes dominios se produce ya en los primeros meses de vida del bebé y también en los primates superiores, lo que apunta a su carácter innato.
Los datos también indican que la categoría seres vivos depende del área temporooccipital, y la de los objetos inanimados, del área frontoparietal. Sin embargo, no siempre se encuentra correlación entre la categoría afectada y el área cerebral dañada en los pacientes, ni los estudios de neuroimagen demuestran una correlación clara entre las categorías semánticas y las áreas cerebrales activadas.
Teoría conexionista
Según la teoría conexionista, existe un único sistema semántico sin separación en categorías ni funcionales ni neuroanatómicas de forma que, todos los conceptos se encuentran distribuidos en una misma red semántica, de forma que, aquellos que comparten rasgos están más próximos siendo más susceptibles de resultar afectados conjuntamente cuando se lesiona esa parte de la red. Es el simple solapamiento de rasgos el que genera las diferentes categorías y subcategorías semánticas.
En el caso de los objetos inanimados, los rasgos distintivos no resultan afectados tan fácilmente porque son los que caracterizan el objeto, por una parte, hay menos rasgos comunes con otros objetos y, por otra, hay una estrecha relación entre la forma del objeto y su función.
Un dato contrario a esta teoría es el hecho de que nunca se producen trastornos en categorías específicas, por ejemplo, en las categorías de mamíferos, peces o aves. Así, los déficits que se observan en los pacientes para las diferentes categorías se deben a que afectan los rasgos comunes de los ejemplares de esas categorías.