La capacidad para la cultura, como todas las capacidades mentales, tiene su origen en la evolución biológica. Por otra parte, la cultura moldea esas capacidades para que adopten expresiones concretas. Es decir, no es lo mismo la capacidad para la cultura que las diferencias culturales.
La cultura es elegir el nivel de análisis adecuado para el objetivo de la investigación y ajustar las conclusiones y las inferencias a ese nivel. Ni la existencia de mecanismos y procesos psicológicos universales excluye la posibilidad de que se expresen de diferente forma en distintos poblaciones ni a la inversa.
La cultura es la responsable de que la evolución de nuestro cerebro se haya disparado desde la aparición de nuestra especie, al permitir que los cambios se difundan y se estabilicen a una velocidad mucho mayor de lo que sería posible a través de la transmisión genética.
Supuesto de universalidad: creer que los resultados obtenidos en una muestra concreta de un país determinado permiten extraer conclusiones generales sobre la mente y la conducta humana en general.
Supuesto de diversidad: la diversidad cultural nos hace creer que no es posible extraer conclusiones generales cuando en realidad se trata del mismo fenómeno bajo diferentes formas.