Los hombres construyen representaciones de la realidad que les permiten actuar sobre ella, prever lo que va a suceder y evocar lo que ya ha ocurrido.
Para elaborar representaciones se necesita recurrir a símbolos y signos que cuentan con significante y significado diferenciados, capacidad denominada por Piaget: “Función Simbólica” o semiótica que se manifiesta a través de cinco conductas o vehículos: imitación diferida, la imagen mental, el lenguaje, el dibujo y el juego.
La psicología tiene dos acepciones de "representación":
El uso que hace Piaget (1946) al describir la capacidad semiótica (la que permite utilizar significantes diferenciados de los significados), y su desarrollo, ya que no todos los significantes están diferenciados de los significados. Piaget considera “representación” el estudio de esa capacidad de representar y de los vehículos ( conductas) a través de los cuales se lleva a cabo.
Por otro lado se habla de “representación” para referirse a los modelos de la realidad que los sujetos construyen, al conocimiento que forman sobre el mundo. Este segundo sentido de representación es más amplio que el primero e incluye a éste.
En éste capítulo vamos a ocuparnos de la función semiótica desde el punto de vista evolutivo.
Muchos psicólogos cognitivos defienden que existe representación desde el nacimiento y que ésta se origina en la huella que deja la percepción.