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Una de las funciones que se atribuyen al desarrollo de la inteligencia del niño en los primeros años es la categorización. La principal tarea del niño en su desarrollo cognitivo inicial es conseguir organizar el mundo que le rodea, para lograr entenderlo y desenvolverse en él.

El niño debe descubrir las constancias y principios generales que gobiernan la realidad. Piaget lo llamaba invariantes cognitivas, son partes sustanciales de los esquemas que se van configurando en cada estadio. Consiste en ir descubriendo los elementos que se mantienen en las situaciones y objetos pese a sus transformaciones y procesos de cambio.

El desarrollo conceptual (la formación de las categorías) y el desarrollo operacional (la abstracción de los principios lógicos que subyacen a las relaciones observadas) son distintos planos de un mismo proceso por el que se va construyendo la inteligencia.

Como sabemos, para Piaget el niño progresa a través de una serie de estadios en los cuales va construyendo estructuras cognitivas (esquemas) progresivamente más complejas y adaptativas hasta llegar al surgimiento de la función simbólica.

Con la función simbólica se inicia el verdadero pensamiento propiciando el desarrollo de la categorización propiamente “conceptual”. Esta categorización es progresiva y está marcada por el propio desarrollo operacional que permite realizar operaciones mentales (acciones internas) representación y elaboración mental de un conjunto de acciones organizadas e interdependientes (ordenar, separar, combinar...) según transformaciones caracterizadas por su reversibilidad. Para Piaget está es una etapa entre la sensoriomotora y la de las operaciones formales y que se dan entre los dos años a los 11-12 años. Piaget describió dos fases:

  1. Fase preparatoria: 2-7 años dominada por la representación simbólica pero todavía pre-conceptual (periodo preoperatorio)

  2. Fase operatoria: 7 a 11-12 años caracterizada por un pensamiento conceptual y lógico aplicado únicamente a lo concreto (operaciones concretas)

Hacia los dos años el niño es muy hábil manejando objetos, se desplaza sin problemas, responde a muchos juegos y sabe alcanzar objetos. Pero no es capaz de explicar cómo hace todas esas cosas. El uso del lenguaje provoca que empiece a tomar conciencia de las acciones. La inteligencia perceptiva empieza a volverse representativa.

Inteligencia simbólica y egocentrismo intelectual

Piaget encontró manifestaciones de esta inteligencia en el lenguaje, las imágenes, la imitación diferida, el dibujo y el juego simbólico (función simbólica o semiótica).

Imitación e imágenes

Primera forma de representación simbólica (imágenes mentales).

La imitación es la principal manifestación y producto del desarrollo de la acomodación.

Cuando esta imitación se interioriza (imitación diferida) permite la elaboración de las imágenes como sustitutos (símbolos) de los objetos percibidos (significados), quedando ambos aspectos claramente diferenciados.

Pensamiento egocéntrico o "no socializado"

El pensamiento del niño preoperatorio se establece de los dos a los cinco años. El niño reconstruye el mundo sólo a partir de sí mismo (egocentrismo) y no tiene una clara conciencia de que como sujeto es diferente de los objetos externos. Tampoco siente la necesidad de ponerse en el lugar de las otras personas.

El juego simbólico pone de manifiesto esto, ya que simbólicamente el niño transforma esa realidad a su antojo según sus necesidades. Sin embargo el lenguaje no sirve todavía para abrir el pensamiento del niño ya que no existe semejanza entre significante y significado.

Principales manifestaciones del egocentrismo intelectual en el período preparatorio:

  • Artificialismo: tendencia a pensar en las cosas como creadas o construidas por los propios humanos, según un plan prefijado; de manera que muchos fenómenos naturales se suelen atribuir a la mano del hombre (un lago lo ha fabricado el hombre al echar mucho agua).

  • Realismo: tendencia a atribuir existencia material y objetiva a fenómenos de carácter psicológico y subjetivo (sueños).

  • Animismo: tendencia a percibir como viviente todo lo que parece tener actividad propia en las nubes.

  • Fijismo: tendencia a creer que las cosas dependen de una causa última y un sentido u objetivo predeterminado (la noche se ha hecho para poder dormir).

De la lógica preconceptual al pensamiento "intuitivo"

Desde el punto de vista del desarrollo conceptual el pensamiento del niño no se basa en conceptos abstractos y generales sino en lo que Piaget llamó preconceptos (se refiere a la particular experiencia de cada niño).

Razonamiento pre-lógico

Decir que los esquemas y pensamientos del niño son preconceptuales significa que no ha adquirido todavía una lógica de clases generales y no comprende las relaciones implicadas. Así no es capaz de comparar el todo con la parte.

También estará condicionada la lógica de relaciones: no comprende todavía la transitividad de ciertas propiedades de carácter cuantitativo.

El razonamiento que emplea el niño a esta edad y que según Piaget no se basa en inferencias deductivas o inductivas sino en asociaciones transductivas, basadas en la analogía inmediata y caracterizadas por el sincretismo y la mera yuxtaposición de contenidos.

Características del periodo prelógico

Razonamiento transductivo: forma no lógica de relacionar un conjunto de datos, ya que procede de lo particular a lo particular. Se trata de una limitación impuesta por el pensamiento preconceptual que impide al niño considerar varios aspectos de la situación o el todo y la parte del tiempo.

Sincretismo: tendencia espontánea a percibir las cosas dentro de esquemas globales subjetivos, que llevan a relacionarlas por su “concurrencia” y no por autentica causalidad. Así, el niño encuentra analogías entre objetos y sucesos in que haya habido realmente un análisis previo (puede razonar que un caballo es como un coche porque ambos van muy deprisa).

Yuxtaposicion: tendencia a diluir el todo en apreciaciones fragmentarias e incoherentes, sin conexiones causales o temporales, ni relaciones lógicas. Así, el niño se muestra incapaz de ofrecer relatos o explicaciones globalmente coherentes.


Durante la segunda parte del período preoperatorio (5-7 años) el niño va desarrollando una lógica por la que accede a una mayor generalidad, aunque con limitaciones (pensamiento “intuitivo”).

Su pensamiento comienza a referirse a configuraciones representativas consideradas como acciones vistas y realizadas mentalmente (desplazar, trasvasar, encajar...). El niño comienza a ser capaz de actuar mentalmente sobre las imágenes sustitutas de los objetos, en vez de sobre los objetos mismos. Se refiere a configuraciones (estados) y no a transformaciones (procesos).

"Centración" perceptiva

En este momento el niño tiende a centrarse en un solo aspecto de la situación el que más sobresale desde el punto de vista perceptivo. Así, con respecto al desarrollo conceptual, esta centración perceptiva es la que explica el tipo de ejecución que el niño muestra en tareas de clasificación: se evidencia en los dos primeros niveles dentro de la secuencia evolutiva característica de Piaget.

Centración perceptiva: disposición cognitiva propia del período preoperatorio que se manifiesta en la tendencia a focalizar la atención solo en algunos aspectos de la situación u objeto. La percepción y el razonamiento se ven así distorsionados pues el niño pierde de vista características que podrían compensar esa distorsión causada por la focalización.

Tareas de clasificación: se presenta al niño un conjunto de objetos significativos (dibujos de personas, animales...) figuras geométricas y se le pide que agrupe los que pertenecen a la misma clase.

Colecciones figurales: 2-5 años, el niño agrupa los objetos sólo en virtud de las relaciones temáticas (taza con cuchara porque van juntos en el desayuno). No aplica un verdadero criterio de clasificación.

Entre los 5-7 años (pensamiento intuitivo) el niño agrupa de forma racional atendiendo solo a sus semejanzas y diferencias pero con limitaciones (reúne triángulos y cuadrados pequeños). Pero estos agrupamientos son yuxtapuestos y no como subclases. Piaget considera estas ejecuciones como pseudo-clasificaciones marcadas por la centración perceptiva y las describe como colecciones.

La centración perceptiva se manifiesta también desde el punto de vista del desarrollo operacional, en relación con la captación de las transformaciones. La centralización mantiene al niño confinado en los aspectos superficiales, lo que le lleva a interpretaciones erróneas de los cambios que observa en ciertas situaciones (lo que ocurre cuando cambiamos el agua de un vaso ancho a otro mas alto y estrecho).

Esta es una de las pruebas que Piaget utilizó para determinar si los niños habían adquirido la noción de conservación de los líquidos.

Etapas generales en el desarrollo de la clasificación infantil según la perspectiva piagenética

De 2 a 5 años: colecciones figurales. El niño tiende a organizar los objetos considerando su configuración perceptiva y las relaciones temáticas que guardan entre sí. Cuando se le presentan figuras geométricas construyen diseños figurativos; y a partir de materiales más significativos (dibujos, juguetes...) reproducirá escenas conocidas o familiares (cuchara-taza). Ocasionalmente, alineará los elementos según alguna semejanza pero lo hará con criterios arbitrarios y cambiantes (triangulo rojo, cuadrado rojo).

De 5 a 7 años: colecciones no figurales. Agrupa atendiendo a sus semejanzas y diferencias. Puede hacer grupos y subgrupos pero sin implicar una comprensión como clase y subclase. Además, una vez realizada una determinada organización será incapaz de cambiar el criterio, volver a clasificar las figuras por el color después de haberlas clasificado por su forma.

A partir de los 8 años: clasificación jerárquica. Organiza dentro de clases estables y a organizarlos dentro de taxonomías lógicas con relación de inclusión jerárquica. Puede proceder a combinando y coordinando procedimientos descendentes y ascendentes.

Principales características del pensamiento preoperatorio

Logros respecto al período sensoriomotor.

Capacidad de representación mediante significantes diferenciados.

Capacidad de comunicación.

  • Función informativa: Transmitir y recibir información.

  • Función de control: Responder a instrucciones de otros o controlar la conducta de otros o su propia conducta (inicio).

Comprensión de identidades y funciones.

  • Identidades: Reconocimiento de la identidad de un objeto como cualidad permanente (conservación cualitativa) frente a otras cualidades alterables.

  • Funciones: identificación de relaciones funcionales simples y covariaciones entre hechos observables de forma no cuantitativa.

Distinción entre la apariencia y la realidad.

Elaboración de una “teoría de la mente”.

Limitaciones respecto al período operatorio

Juicios basados en las apariencias percibidas inmediatas.

Egocentrismo:

  • Se toma la percepción inmediata como absoluta remitiéndolo todo a sí mismo.

  • Dificultad para ponerse el el lugar del otro reconociendo su propio punto de vista.

  • Falta de diferenciación clara entre sí mismo y el objeto percibido (confusión del yo y del no-yo).

  • Escasa capacidad de reflexión sobre la propia acción (falta la “toma de conciencia”).

Centración:

  • Tendencia a centrarse en un solo rasgo.

  • 
Atención a los estados -sobre todo a los presentes- y no a las transformaciones (centración temporal).

  • Insensibilidad a las contradicciones

Pensamiento irreversible.

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