Los seres humanos somos organismos biológicos que tras la concepción pasamos por un largo período de desarrollo prenatal. Los cambios biológicos continúan durante toda la vida pero son más notables en la infancia, la adolescencia y la vejez.
Los estudios sobre las bases cerebrales del desarrollo psicológico tienen en común la busca de paralelismo entre el nivel psicológico de la conducta y el nivel biológico de la actividad cerebral. Ambos desarrollos son paralelos aunque no se puede reducir el desarrollo psicológico al desarrollo cerebral.
Diversos autores han defendido que el establecimiento de un mapa específico y preciso de regiones cerebrales activas para un determinado proceso cognitivo como las funciones ejecutivas o el control inhibitorio probablemente no sea algo posible. Sí podemos afirmar que estos procesos cognitivos tienen una base neurológica principal en el córtex prefrontal, pero en esta región cerebral parecen residir los componentes computacionales que subyacen a diferentes procesos cognitivos.
La relación entre conducta y cerebro, entre conocimiento psicológico y biológico, actúa en ambas direcciones, es bidireccional.