Las teorías basadas en el concepto clásico de rasgo no han prestado una atención excesiva a los aspectos situacionales, ya que pretenden establecer modos generales y habituales de comportarse de los individuos fundamentados en la consciencia y estabilidad del rango. Bajo este concepto la conducta se explicaría desde las variables personales; por tanto, son las características del individuo los determinantes básicos de su conducta a lo largo del tiempo y a través de distintos situaciones.
Principales planteamientos situacionalistas:
1. La conducta es altamente específica con respecto a la situación en que se produce, y no presenta una consistencia transituacional significativa.
2. Los patrones de respuesta observados están exclusivamente vinculados a los estímulos presentes en la situación, únicos determinantes causales de los mismos.
3. En el caso de evitar regularidades en la conducta, éstas deberán explicarse en función de las regularidades estimulares existentes en el contexto, no en supuestas dimensiones inherentes al individuo.
4. Las diferencias individuales que se observan en cada situación deben ser atribuidas, principalmente, a un error de medida, más que a la existencia de disposiciones internas de carácter general.