Escala de desarrollo de Brunet Lézine-Revisada (BL-R)
En Francia fue Zazzo quien comenzó en 1942 unas investigaciones sobre la herencia y el medio ambiente en niños gemelos. Lèzine en 1943 estudió si los tests americanos eran adecuados para los niños franceses, concluyendo que “no es legítimo transponer estas pruebas sin verificación y sin retoques a una población profundamente diferente”. Brunet reemprende el estudio del instrumento publicando las normas de 1 a 15 meses y más tarde de 18 a 30 meses. En 1951 aparece la primera edición del test y en 1965 la escala de 3 a 5 años.
En este sentido, se reconoce desde el manual de la prueba que los intentos por predecir el desarrollo del niño han sido hasta ahora negativos, y se recomienda destacar el papel que desempeñan dos variables en este ámbito concreto de evaluación: la edad y los comportamientos. Además, se considera que los tests son buenos instrumentos para el conocimiento de la psicología evolutiva.
Las comparaciones entre los sujetos se han utilizado en 3 situaciones: situación de un niño con respecto a su grupo de referencia, comparación de los rendimientos de un niño discapacitado con relación a la baremación establecida a partir de una población “normal”, y comparación intra-discapacidad. El interés de este instrumento viene demostrado por ser uno de los 10 test más utilizados en Francia.
La revisión del instrumento
Era en 1951 el único instrumento disponible en Francia y las revisiones de las distintas pruebas que se han emprendido indican que los cocientes de desarrollo (CD) obtenidos actualmente son más elevados que los que se obtenían en las tipificaciones antiguas. Los motivos son los cuidados prenatales que se prestan en la actualidad, la alimentación... Así, se ha necesitado una revisión del instrumento que comienza Denise Josse. Esta versión presenta los siguientes cambios a la anterior: 1) la evaluación de los prematuros estaba sobreestimada y se corrigen en la revisión, 2) se han eliminado los elementos de 1 mes, 3) se han modificado los niveles de edad (de 2 a 30 meses) y 4) 98 elementos permanecen idénticos, 19 han sido modificados y 33 son nuevos.
Para la tipificación se ha administrado la escala a 1055 niños de entre 2 y 30 meses, excluyendo aquellos que presentaban trastornos del desarrollo, los prematuros... Las variables a controlar han sido el sexo, asistencia a guarderías, tipo de parto, peso al nacimiento, posición entre los hermanos, tipo de familia, edad de los padres...
Administración
Existe una recomendación en el manual acerca del orden de presentación de la escala en función de la edad del niño y de las diferentes posturas en que debe ser colocado durante la exploración. Además se insiste en 4 puntos: orden flexible de presentación, situación del niño, dominio de las técnicas y es preferible que el niño esté acompañado.
El examen dura entre 25’ y 60’, comenzándose por valorar los elementos propios de la edad de desarrollo estimada por el profesional y debiéndose examinar hacia edades inferiores hasta completarla, valorándose como “conseguidos” los 10 elementos (edad suelo), continuándose hacia edades superiores, hasta aquella en que los 10 elementos sean valorados como “no conseguidos” (edad techo).
Interpretación
Esquemáticamente, las recomendaciones que nos hace el manual son: 1) contemplar diversas fuentes de información acerca del comportamiento del niño a evaluar, 2) registrar observaciones detalladas del comportamiento del niño durante el examen, 3) registrar la evolución de la actitud del niño a lo largo de la exploración y 4) conocer la anamnesis y si es posible el ambiente y contextos en que se desenvuelve.
Una vez completado el examen y calculada la edad cronológica del niño, el manual nos permite mediante una tabla el cálculo de las edades de desarrollo (parciales y global), así como los cocientes de desarrollo parciales y global a través de la suma de puntos conseguidos en las áreas evaluadas.
El proceso es el siguiente: vamos a hallar la edad de desarrollo de un niño realizando una suma. El primer sumando sería el número de días equivalente a la edad base. Es decir, si la edad base es de 4 meses, el primer sumando sería igual a 30 (días de un mes) x 4, es decir 120 días de desarrollo. A esta cifra iremos añadiendo 3 días por cada uno de los 10 elementos que consiga el niño durante el examen del primer año, ya la periodicidad es mensual. Posteriormente, como el examen pasa a ser trimestral, cada elemento posee un valor equivalente a 9 días, y así se realiza sucesivamente.
La edad de desarrollo partida por la edad cronológica nos ofrece el cociente de desarrollo global. Una vez cumplidos estos requisitos se recomienda interpretar con prudencia los resultados, teniendo en cuenta que solo una CD por debajo de 70 se considera como signo de retraso. Además se debe interpretar además los distintos campos de desarrollo que contempla la escala, así como interpretar los perfiles.
Fiabilidad y validez
Los estudios estadísticos aportados por el manual contemplan principalmente su sensibilidad, fiabilidad y validez. Con respecto a la segunda, destacamos los datos de fiabilidad test-retest. Esos muestran que el 90% de los coeficientes de estabilidad son mayores de 0.70. Por tanto, se concluye con que, a excepción de un resultado en socialización con el grupo de niños de 6 meses, el BL-R posee una buena estabilidad en el tiempo.
En relación con la fiabilidad interna o coherencia interna de los elementos, la fórmula alpha de Cronbach muestra correlaciones elevadas estando sus valores comprendidos entre 0.69 y 0.87. Respecto al intervalo de confianza, los datos se han obtenido a partir de la distribución de las notas directas y el coeficiente de fiabilidad test-retest. La información considera desiguales errores de medida en las diferentes edades. Los estudios de validez se dividen en una primera validez interna y posteriormente la validez diferencial.
En relación con la validez interna de la escala hallada entre los cocientes obtenidos en las diferentes escalas, se observan correlaciones poco elevadas.
Escalas Bayley de desarrollo infantil (BSID)
En su primitiva escala, la preocupación de Bayley fue reconocer aquellas conductas específicas de la infancia que podían predecir la competencia posterior, así como comprender en qué medida el desarrollo permanecía estable durante los primeros meses de vida. Se apartó de sus predecesores en su escrupulosa preocupación por las propiedades psicométricas de su instrumento.
Por desgracia, la primera escala mental no mostró gran valor predictivo, por lo que concluyó que era indicativo de la naturaleza de la primera inteligencia (como si fuera un constructo diferente). Actualmente contamos con la adaptación de 1977 de la escala de 1969. Fue diseñada para ofrecer una triple base de evaluación del desarrollo del niño en los primeros dos años y medio de vida. Las tres escalas contribuyen de forma propia a la evaluación clínica.
La primera, Escala Mental, aprecia aspectos relacionados con el desarrollo cognitivo y la capacidad de comunicación. Los resultados se expresan en una Índice de Desarrollo Mental (IDM) de media 100 y desviación típica 16. La Escala de Psicomotricidad evalúa el grado de coordinación corporal, así como las habilidades motrices finas en manos y dedos. Los resultados obtenidos se expresan en un Índice de Desarrollo Psicomotor (IDP) de iguales media y desviación típica que el anterior. El Registro del Comportamiento permite analizar la naturaleza de las orientaciones sociales y objetivas hacia el entorno. Ello se basa en la observación y juicio cualitativo del examinador.
Con el fin de facilitar la administración de estas escalas, cada una de las normas de aplicación y criterios de puntuación son de distintos colores. Como señala el manual, el valor de las 2 primeras escalas es limitado para poder predecir capacidades posteriores, su principal valor es establecer un nivel de desarrollo relativo actual y, en el caso de que se considere la presencia de signos de retraso en el desarrollo psicomotor, introducir las medidas tempranas de intervención que sean convenientes.
Administración
La aplicación de las escalas sólo puede realizarse por profesionales bien preparados y familiarizados. El manual afirma además que deben ser capaces de relacionarse bien con las madres y los niños, así como inspirar confianza y reducir la ansiedad que surge en torno a los tests. Deben tener cierta base estadística y de interpretación de los resultados. Además en el manual de la BSID se incorpora una breve metodología para el entrenamiento.
Los materiales necesarios han sido cuidadosamente seleccionados y no deben sustituirse arbitrariamente, la sala de examen debe ser lo bastante grande y agradable para permitir que el mobiliario esté lo suficientemente holgado para que las personas estén cómodas.
El tiempo de aplicación es variable, lo normal es 45’. El orden de aplicación de los elementos es flexible aunque se recomiendan unas normas generales. En cuanto al número de elementos a aplicar, se reconoce que en la mayoría de los casos el rendimiento de un niño abarca diferentes edades de referencia. Así, aunque la extensión exacta de los límites nivel básico y el nivel techo se deja a juicio del examinador.
Interpretación
La puntuación directa (PD) en cada escala es el número total de elementos que el niño ha superado, incluidos los elementos por debajo del nivel básico. Mediante una tabla de baremos de edad se convierten las PD en IDM e IDP. Las edades equivalentes, tanto mentales como psicomotrices, también pueden obtenerse mediante las tablas de baremos. No se recomienda en esta escala calcular el cociente intelectual, puesto que no existe evidencia en sus investigaciones que soporte este tipo de interpretación.
Respecto a la interpretación de los índices, el manual únicamente informa de que tales índices son una puntuación típica normalizada que tiene las mismas características numéricas que el conocido CI. Las puntuaciones de IDM e IDP generalmente difieren en pocos puntos. Los datos estadísticos que ofrecen permiten afirmar que una diferencia de 20 o más puntos entre ellos puede ser considerada significativa.
Fiabilidad y validez
Para ambas escalas, mental y psicomotricidad, se utiliza el método de las dos mitades, agrupando de tal manera los elementos que puede haber tenido como consecuencia el que se haya subestimado la consistencia interna. Los valores de fiabilidad son de 0.88 para la escala mental y de 0.84 para la escala de psicomotricidad.
Con respecto a la fiabilidad examinador-observador hay que destacar cómo los valores más altos de la escala mental se obtienen en aquellos elementos que están orientados al objeto, y para la escala de psicomotricidad en los elementos relativos al control de la cabeza, tronco y extremidades. Por el contrario los valores más bajos de la primera escala se encontraron en los elementos de naturaleza social e interpersonal.
La revisión del instrumento: Bayley Scales of Infant Development-2nd Edition (BSID-II)
Esta revisión de 1993 del instrumento tiene el objetivo de poder realizar un diagnóstico del retraso del desarrollo en edades comprendidas entre el mes y los 42 meses de vida y la planificación de estrategias de intervención. Su aplicación sigue siendo individual y se estima el tiempo de administración en 25’ a 60’.
La BSID-II también proporciona una serie de situaciones y tareas a los niños que tratan de captar su interés para que produzcan comportamientos o respuestas que mediante su observación, permiten evaluar su funcionamiento actual en el ámbito del desarrollo. Este instrumento conserva la estructura del anterior, compuesto por 3 escalas, la mental, la motriz y la clasificación del comportamiento. Esta segunda edición mantiene la solidez técnica y el amplio alcance de contenido de las escalas originales y se ha mejorado en:
Los datos normativos se han actualizado de manera que se puede comparar con mayor validez el desarrollo del niño con un grupo de referencia; El rango de edad se ha extendido para proporcionar datos normativos; El contenido de las escalas se ha mejorado; Los materiales que sirven de estímulo se han vuelto a diseñar, dándoles color; La calidad psicométrica de las escalas se ha aumentado; La utilidad clínica de la escala es mayor.
Así, la escala BSID-II puede ser utilizada para identificar niños que están retrasados en el desarrollo, para hacer un seguimiento de los progresos de un niño tras comenzar un programa de intervención y para enseñar a los padres acerca del nivel de desarrollo de su propio hijo y como herramienta para la investigación.
Inventario de Desarrollo Battelle
La edición original es de 1984 y la revisión de la tipificación de 1987. Nace la necesidad de tener un instrumento que evaluara la eficacia de un programa de intervención temprana. Por ello se diseñó esta prueba con el objetivo de evaluar el progreso de los niños siendo capaz de proporcionar información que juzgara la efectividad de programas individualizados y analizara la planificación general de los mismos.
Este instrumento tiene una base comportamental, siendo objetivo y riguroso tanto en su formato como en los procedimientos de aplicación y puntuación. Las características son:
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Los datos se obtienen tanto de la entrevista con padres y maestros como de la observación, estando las situaciones de exploración estandarizadas
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Un sistema de puntuación de 3 puntos: 2-1-0 que permite distinguir entre las habilidades que aún no se han adquirido (0), las que ya han comenzado a adquirirse (1) y las que están completamente superadas (2)
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Las puntuaciones obtenidas proporcionan datos fiables al ser un instrumento tipificado
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Tiene la ventaja del intervalo de edad que explora siendo además aplicable a situaciones muy diverso
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Cada una de las 5 áreas, con sus correspondientes subáreas y la prueba de screening, pueden ser administradas de forma independiente
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El contenido del instrumento de evaluación es compatible con los planes educativos de educación infantil y primaria
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El material es sencillo
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La duración oscila entre 1 y 3 horas
Como objetivos destacan:
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evaluación e identificación de niños con minusvalías,
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evaluación de niños sin minusvalías,
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programación y aplicación del tratamiento y
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evaluación de grupos de niños con minusvalías
Las áreas de desarrollo que evalúa mediante 341 elementos son: Personal/Social, Adaptativa, Motora, Comunicación y Cognitiva. Cada área puede ser evaluada independientemente ya que posee un cuadernillo específico. Estas áreas se subdividen en subáreas. Este inventario incluye también una Prueba de Screening.
Aplicación
Los procedimientos para obtener la información en este inventario son de tres tipos: examen estructurado, observación (en casa, escuela...) e información (de padres, profesores...). En los distintos elementos de las áreas se dan normas específicas para la aplicación a niños con diversas minusvalías. Para la administración es necesario conocer detalladamente el instrumento, sus áreas y subáreas, sus características y su organización. Además se recomienda la aplicación a niños normales para adquirir experiencia.
Para administrar un examen estructurado, se debe escoger un lugar adecuado, asegurarse que el niño esté tranquilo y cómodo. El examinador debe transmitir seguridad y confianza y debe conseguir la atención del niño y motivarle ofreciendo incentivos para obtener los mejores resultados. Se deben utilizar los procedimientos de normalización, evitando modificar en lo posible las instrucciones impresas.
Los datos procedentes de la observación y entrevista informativa se utilizan generalmente cuando las habilidades no han podido ser aplicadas. Antes de comenzar con las preguntas, se debe conversar con los entrevistados para que sientan seguridad y confianza. El orden de aplicación comenzará con las áreas Personal/Social y Adaptativa, después la Motora, Comunicación y Cognitiva. Las subáreas se deben administrar en el mismo orden que aparecen en el inventario.
Los elementos están ordenados por edad, de tal manera que cuando se haya establecido el umbral(elementos por debajo del cual se puede tener la certeza de que el niño puntuará con 2 en todos los elementos, y ello se establece en cada subárea tras conseguir un 2 en dos elementos consecutivos), se aplicarán hasta alcanzar el techo (elemento por encima del cual todas las puntuaciones serían iguales a 0).
Interpretación
Mediante baremos, las puntuaciones directas de cada subárea y área se pueden convertir en distintas puntuaciones típicas (centiles, zata, T, CI y puntuaciones de equivalencia en la curva normal). Estas puntuaciones se trasladan al perfil, en el cual se indican los valores comprendidos entre 1,5 desviaciones típicas por encima y por debajo de la media. Las puntuaciones por debajo de la media son consideradas como puntos débiles y los que aparezcan por encima como puntos fuertes. Las comparaciones posibles que permiten los datos son: puntuación total con los baremos, puntuación de cada área con los baremos, resultados de las áreas entre sí, puntuación de cada subárea con los baremos, resultados de las subáreas entre sí y subáreas con los grupos de subáreas. En el perfil: a la izquierda de la zona sombreada se sitúa los puntos débiles y a la derecha los puntos fuertes.
Fiabilidad y validez
La fiabilidad se halla en esta prueba mediante los métodos de error típico de medida y fiabilidad test-retest.
EL primero indica un alto grado de estabilidad en las puntuaciones. En la fiabilidad test-retest también aparecen coeficientes muy altos. Se hace referencia a la validez de contenido, a la validez de constructor y a la validez de criterio.
Currículo Carolina: Evaluación y ejercicios para bebés y niños pequeños con necesidades especiales
La obra en castellano es la tercera versión de un programa de intervención elaborado por un grupo de expertos de la Universidad de Carolina del Norte. Es un instrumento de evaluación e intervención para niños con limitaciones leves, moderadas o múltiples que aúna los principios básicos de desarrollo infantil basados en la teoría de Piaget con estrategias que estimulan aquellas conductas que propician dicho desarrollo y que están fundamentadas en la metodología propuesta por el modelo conductual.
Este currículo, diseñado para niños con edades comprendidas desde el nacimiento hasta el nivel de desarrollo correspondiente a los 24 meses, se aplica individualmente y tiene las siguientes características:
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Está basado en las secuencias normales de desarrollo
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Los elementos correspondientes a cada área de desarrollo se dividen en secuencias lógicas
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El problema del desarrollo atípico se contempla desde una doble vertiente: a través del desarrollo de secuencias lógicas y modificando los elementos para adaptarlos a las limitaciones sensoriales de cada niño
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Existen modificaciones de los elementos para adecuarlos a niños con limitaciones sensoriales o motrices
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Permite enseñar habilidades no normales pero sí adaptativas
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Quedan claros los principios teóricos y metodológicos en que se han basado sus autores
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Se han realizado estudios acerca de la eficacia del programa
El programa está destinado a profesores de educación infantil, especialistas en intervención temprana y terapeutas, profesionales que trabajen con niños con necesidades especiales... Cuenta con 26 secuencias lógicas que abarcan 5 áreas principales del desarrollo: cognición, comunicación, adaptación social, motricidad fina y motricidad gruesa. Este instrumento permite crear programas para las necesidades específicas de cada niño, adaptar los ejercicios a los niños que tienen limitaciones visuales, auditivas o motrices, e integrar las actividades en las rutinas de la vida cotidiana.
Administración del “Cuadernillo de Evaluación”
Como primer paso para la elaboración de un programa, el currículo considera que se deben evaluar cuidadosamente las habilidades del niño. Las 26 secuencias se han incluido en un cuadernillo que permite varias evaluaciones. Se deben valorar las secuencias con limitadas excepciones.
Una vez reunidos los materiales que no están estandarizados y conocidos los elementos que ya se han examinado en otras pruebas, se observa la interacción padres-hijo para determinar el grado de desarrollo actual, calificar elementos sin necesidad de administrarlos y establecer una relación cómoda con el niño. En cada secuencia los elementos están ordenados, así que deben administrarse un número suficiente de elementos en cada secuencia que permita asegurarse de que el niño ha desarrollado tales habilidades. La regla general informa de al menos tres elementos por encima del primer fracaso y tres elementos por debajo del primer éxito.
Los elementos pueden puntuarse con + (superado), – (no superado) o # (en vías de desarrollo). Una vez completado el cuadernillo se completa el Cuadro de progreso del desarrollo. Este programa no tiene ningún protocolo de evaluación o seguimiento.
La revisión del instrumento
La nueva versión se hizo necesaria por diversos motivos, como el elaborar el currículo para niños de edad preescolar. En segundo lugar se ha acomodado a ciertas condiciones limitantes para el niño. Finalmente, se ha prestado más atención a enseñar cómo incluir las actividades en las rutinas de la vida diaria. No se aporta en este instrumento información alguna acerca de los datos estadísticos utilizados. Su principal función será la intervención y no la evaluación por sí misma.