La intervención psicológica para el control del estrés con el propósito de optimizar la salud y el rendimiento puede tener los siguientes objetivos:
- Eliminar o aliviar situaciones potencialmente estresantes.
- Potenciar o modificar características personales relevantes (estilos de afrontamiento, valores, creencias y actitudes influyentes, recursos y habilidades, apoyos sociales;)
- Eliminar o controlar las manifestaciones del estrés cuando se hayan producido (controlar la activación, eliminar la ansiedad y la hostilidad, superar los estados de depresión, recuperarse del desgaste del estrés;).
4.1 Intervención centrada en las situaciones potencialmente estresantes
Se puede manipular el entorno familiar, escolar, laboral, hospitalario, deportivo, urbano, comunitario etc. tanto para prevenir el estrés antes de que se produzca como para controlarlo y reducirlo cuando se encuentre presente. La intervención psicológica en este apartado suele incluir estrategias como las siguientes (Ver en el libro algunos ejemplos Pág. 48-49):
- Solucionar problemas reales (mejorar el horario laboral, conceder más tiempo...).
- Alterar normas de funcionamiento institucional a las que la persona deba adaptarse (flexibilizar el horario de la cena en el domicilio familiar).
- Mejorar condiciones del entorno y hacerlo más agradable (mejorar la decoración...).
- Aportar más información respecto a la situación estresante (en un hospital a un enfermo, informar sobre su intervención…).
- Programar el acercamiento progresivo a cambios que puedan ser estresantes (no bruscamente).
- Programar la exposición inevitable a situaciones estresantes en ausencia de otras fuentes de estrés.
- Relativizar, en lo posible, la trascendencia de las situaciones estresantes.
- Racionalizar y objetivar los procedimientos para evaluar el comportamiento de las personas que pueden sufrir estrés por esta causa (haciéndolo periódicamente, en el entorno laboral...).
- Establecer medidas que ayuden a motivar a las personas que realizan tareas monótonas y aburridas.
- Escuchar a las personas expuestas a las situaciones estresantes con empatía y “calor humano”.
- Dirigirse a las personas con cordialidad y respeto y explicarles con claridad qué es lo que se pretende de ellas y evitar la ambigüedad y / o el conflicto.
- Optimizar los elementos del entorno habitual que pueden ser estresantes, incluyendo el comportamiento de las personas cercanas con capacidad de influencia.
4.2 Intervención centrada en las características personales relevantes
Patrones de conducta y estilos de afrontamiento
Se han utilizado diversos programas de intervención para modificar el patrón de conducta tipo-A de manera menos específica se ha intervenido para potenciar el patrón de conducta “dureza” (Personalidad resistente) o sustituir los estilos de afrontamiento perjudiciales por otros más saludables.
El desarrollo de los tres componentes del patrón dureza (o fortaleza mental) reto, compromiso, y control constituyen uno de los objetivos principales de los programas de intervención para el control del estrés. Muchas de las actividades de las sesiones de intervención y los periodos intermedios de éstas, y gran parte del diálogo entre psicólogo y cliente, tienen entre otros propósitos los siguientes:
- Cambiar la percepción de amenaza de las situaciones estresantes por la percepción de que constituyen un reto que puede afrontarse.
- Fortalecer el compromiso con el cliente para enfrentarse adecuadamente a las situaciones de estrés.
- Potenciar la percepción de control en las situaciones estresantes.
Así, en numerosos casos, la intervención comportamental conlleva la modificación de estilos de negación, evitación o escape de las situaciones estresantes. Planificando, ensayando y realizando actividades de exposición, confrontación y manejo adecuados, con el objetivo de desarrollar un afrontamiento eficaz y saludable.
Valores, actitudes y creencias
Para la modificación de valores, creencias y actitudes que pueden influir en la valoración de situaciones potencialmente estresantes, y de los propios recursos para enfrentarse a ellas, son útiles las terapias y estrategias cognitivas propuestas por Beck y Ellis al desarrollar la Terapia Cognitiva y la Terapia Racional Emotiva, la discusión racional, el planteamiento de hipótesis, la búsqueda de evidencia, etc. pueden contribuir a aliviar problemas de estrés y prevenir problemas futuros, con valores, creencias y actitudes más flexibles, y el predomino de valoraciones objetivas basadas en la “evidencia de los hechos”.
Recursos y habilidades
En esta parcela, la intervención comportamental puede contribuir, sobre todo, a mejorar el repertorio de habilidades, siendo este apartado más atendido en la prevención y el tratamiento del estrés.
Con este propósito pueden aplicarse estrategias como las técnicas para la Resolución de Problemas (Zurilla), Inoculación de Estrés (Meichenbaum), el Entrenamiento en Habilidades Sociales (entrenamiento asertivo o el Entrenamiento para hablar en público y el Entrenamiento en Relajación), en menor medida se han utilizado la planificación del tiempo (Bueno y Buceta), el establecimiento de objetivos, la elaboración de planes de actuación, la anticipación de dificultades interferentes y la preparación de planes alternativos, el uso de matrices de decisiones y técnicas cognitivas como autopreguntas, autoafirmaciones y autoinstrucciones dirigidas a aliviar el impacto estresante de situaciones que no se pueden eliminar.
La evaluación objetiva y racional de las situaciones potencialmente estresantes y de los recursos para enfrentarse a ellas, debe considerarse una habilidad eficaz para controlar el estrés. La valoración racional y objetiva, permitirá que la persona considere las situaciones menos amenazantes. La valoración objetiva y racional de los recursos propios para manejar la situación, favorecerá que la persona adopte las mejores soluciones posibles.
Principales habilidades psicológicas en el deporte de competición (eficaz para cualquier persona):
- Establecimiento de objetivos.
- Autoobservación y autorregistro.
- Autoevaluación objetiva del nivel de activación y otras experiencias internas.
- Evaluación objetiva del propio rendimiento.
- Autoaplicación de técnicas de relajación y respiración.
- Práctica en imaginación.
- Habilidades atencionales.
- Aplicación de autoafirmaciones, autoinstrucciones y autorrefuerzos.
- Habilidades para controlar cogniciones disfuncionales.
- Identificación y consecución del nivel de activación óptimo.
- Preparación personal para la actuación en la competición y los entrenamientos.
- Aplicación de habilidades para la autorregulación y el autocontrol en la competición y el entrenamiento.
- Técnicas para la solución de problemas y la toma de decisiones.
- Habilidades interpersonales.
El dominio de habilidades de afrontamiento exige un periodo de entrenamiento específico, previo a su utilización en las situaciones estresantes más críticas.
En cuanto a los recursos que no son habilidades, los programas pueden contribuir a mejorarlos incluyendo estrategias apropiadas para la solución de problemas reales, la planificación del tiempo, la planificación y realización de actividades, el establecimiento de acuerdos o contratos conductuales, etc.
El psicólogo debe explorar las posibilidades del entorno de su cliente y adoptar las estrategias adecuadas para enriquecer el repertorio de recursos de éste.
Apoyos Sociales
La intervención comportamental apenas se ha ocupado de forma específica de los apoyos sociales, aunque sí indirectamente con medidas como:
- Ayudando a mejorar habilidades sociales que aumentan la probabilidad de obtener apoyos sociales beneficiosos.
- Modificando cogniciones disfuncionales respecto a la obtención y el mantenimiento de apoyos sociales, y potenciando las cogniciones favorables.
- Planificando actividades adecuadas para la búsqueda y el desarrollo de apoyos adecuados.
- Incrementando la independencia de funcionamiento personal y reduciendo la dependencia de apoyos inapropiados
- Trabajando con las personas cercanas que pueden proporcionar los apoyos sociales adecuados.
El aprovechamiento de los apoyos sociales favorables, la modificación de los perjudiciales y el desarrollo de los apoyos apropiados son objetivos importantes para el control del estrés.
4.3 Intervención para controlar las manifestaciones de estrés
La intervención pretende eliminar o aliviar situaciones estresantes y/o modificar características personales que contribuyan a la aparición del estrés o puedan ayudar a controlarlo, también puede dirigirse directamente al control de las respuestas específicas del estrés (p.e. activación fisiológica, los pensamientos negativos...) mediante estrategias apropiadas en cada caso particular (relajación, desensibilización sistemática, biofeedback, detención del pensamiento, autoafirmaciones, autoinstrucciones, etc.).
En muchos casos lo apropiado es intervenir, paralelamente, en varios frentes:
- Controlando directamente manifestaciones concretas de estrés.
- Eliminando o aliviando situaciones estresantes.
- Sustituyendo variables personales que aumenten la probabilidad de estrés por otras que la reduzcan en el presente y en el futuro.
Una vez que el estrés está presente, la intervención no debe limitarse a eliminar o aliviar sus manifestaciones sino dirigirse, además, a debilitar las variables situacionales y personales que lo favorecen.
El análisis conductual del problema debe determinar si el estrés es uno de los factores que contribuyen a su mantenimiento y si es así intervenir sobre el estrés según convenga (el control de las manifestaciones del estrés, la eliminación o alivio de las situaciones estresantes y la sustitución de características personales relevantes).