Los trastornos del lenguaje pueden darse como consecuencia de algún daño cerebral, sea producido por un accidente puntual (traumatismo, infección vírica, etc.) o por un deterioro progresivo como consecuencia de alguna enfermedad neurodegenerativa conociéndose por el nombre de afasias.
Hay muchos tipos de demencias neurodegenerativas, pero las tres más comunes son las enfermedades de Alzheimer (problemas anómicos), Parkinson (funciones ejecutivas y alteraciones del lenguaje) y las frontotemporales (variante conductual o afasia primaria progresiva; fluente: región perisilviana anterior, y no fluente: parte anterior del lóbulo temporal).
Marshall y Newcombe describieron como consecuencia de daños en un componente del sistema lector, tres tipos de dislexias (visual, superficial y profunda).
Así, generalmente, los pacientes con trastornos en el procesamiento de verbos tienen localizada la lesión en el lóbulo frontal izquierdo, y los pacientes con trastornos en el procesamiento de nombres, en el lóbulo temporal izquierdo.
Muchos pacientes con trastorno específico para los seres vivos han sufrido la lesión a causa de una encefalitis por herpes simple y esta enfermedad destruye principalmente las zonas temporales media e inferior. En cambio, la mayoría de los pacientes con trastorno específico para los objetos inanimados han sufrido una lesión en la zona frontoparietal izquierda.
Por otra parte, los pacientes con dificultades para leer las palabras irregulares tienen dañada la vía ventral y los que presentan dificultades para leer las pseudopalabras tienen dañada la vía dorsal.
El modelo de doble ruta que había servido para interpretar las dislexias visual, superficial y profunda, sin embargo, Beauvois y Déroulé encontraron un trastorno disléxico como consecuencia de la afectación de la vía subléxica cuya principal dificultad sería la lectura de palabras desconocidas y palabras de baja frecuencia (Dislexia fonológica).