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Los juicios probabilísticos son parte del proceso de toma de decisiones porque la incertidumbre se encuentra presente en el proceso de decisión. El primer paso es el planteamiento general de cuál es la decisión que hay que tomar. Este planteamiento de la decisión determina las alternativas que se generan, lo que da lugar a resultados completamente diferentes. Luis tiene que decidir qué va a hacer al terminar sus estudios: ¿cuál será la mejor forma de lograr un buen nivel de vida? Son alternativas centradas en aspectos económicos. Pero si por el contrario: ¿podría ampliar mis estudios con algún curso para postgraduados? Las alternativas serán diferentes. Esto mismo ocurre en decisiones políticas o sociales. Las alternativas generadas, la decisión, será completamente distinta según el tipo de preguntas que se haga el individuo.

Este planteamiento general está determinado por las metas de la persona. Los sujetos con metas a corto plazo o a largo plazo decidirán de forma diferente. Una persona que desea trabajar los dos meses de verano para ganar dinero e invertir en sus estudios futuros, puede elegir un empleo de muchas horas y con mucha dedicación, y con un buen sueldo. Sin embargo, con metas a largo plazo, elegirá empleos que le permitan mantener calidad de vida, y ganar algo menos de salario.

Ante decisión importante (deliberada y consciente) el siguiente paso sería la generación de las alternativas u opciones, sin desechar a priori ninguna de ellas. Serán diferentes en función del conocimiento y de los valores de la persona, así como de los factores socioculturales.

Normalmente discriminar entre alternativas está determinado por la accesibilidad de la información, al decidir entre varios productos. Se tiende a tener en cuenta la información presentada y sólo en la forma que se presenta, ignorando a la vez datos que han de inferirse, transformarse o recuperarse de la memoria. Por ejemplo, comprar un coche (modelo y marcas) en función de la publicidad evaluamos las características más salientes, atendemos a los accesorios, diseño o detalle que el fabricante ha merecido hacer hincapié.

Una vez generado un número suficiente de alternativas, se evalúan con el fin de elegir la mejor.

Por una parte, las expectativas o la probabilidad de ocurrencia de cada una, y por otra, las consecuencias que pueden esperarse en el caso de ocurrir. En la compra del coche evaluamos del modelo consumo, resistencia, potencia o seguridad. Una decisión correcta debería tener en cuenta tanto la probabilidad de que la característica se de como las consecuencias que equivaldrían al valor que la persona da a dicha característica.

Las estimaciones de la probabilidad se encuentran determinadas por el uso de heurísticos concretos y éstos a su vez influyen sobre la elección final de la opción.

Por ejemplo: Las madres que sobreestiman la probabilidad de ocurrencia de una enfermedad grave por el impacto de una noticia. Este aumento de la probabilidad percibida producido por el heurístico de accesibilidad puede llevar a tomar decisiones sobre aplicar tratamiento o vacunación no siempre indicado. Estas sobreestimaciones de las probabilidades ocurre con las alternativas más deseables, y la subestimación con las menos. Esta tendencia es conocida como Principio de Pollyanna (protagonista de novela que siempre tenía razones para ser feliz).

Se da igualmente en los concursos o juegos de lotería en los que las personas que juegan sobreestiman las posibilidades de ganar el premio. Se dan a la vez otros sesgos: sesgo de exceso de confianza en el juicio emitido, o sesgo retrospectivo consistente en la creencia, conocido el resultado final, de que las cosas podían suceder de esa forma y se había predicho previamente.

Las consecuencias de los resultados se conceptualizan en términos de ganancias o pérdidas. Es frecuente estudiar la toma de decisiones en los juegos de azar con situaciones de elección entre dos apuestas. Se ha tratado de investigar con los de elección bajo riesgo con un solo atributo en cada alternativa (ganancia o pérdida económica tras la ocurrencia o no del suceso); cuando es un tanto más compleja y cada alternativa muestra una serie de atributos, y requieren tanto de experto en el tema sobre el que se trata como de experto en el análisis de la decisión; y en otros casos se evalúa simultáneamente las probabilidades y las consecuencias porque éstas afectan a toda la población (análisis de campañas de vacunación contra enfermedades de baja prevalencia, pero cuyas consecuencias son graves que no permiten correr riesgos). En otros casos, la persona realiza una elección bajo incertidumbre evaluando expectativas y sus consecuencias. Las alternativas tienen cualidad para el individuo (beneficiosa o no) y una importancia determinada (según el grado de beneficio o perjuicio) que son diferentes para cada persona y que también varían en la misma en distintas situaciones (intraindividual).

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