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Detectores del movimiento

La evidencia sobre la existencia de detectores de la dirección específica del movimiento en humanos procede de estudios psicofísicos sobre posefectos de movimiento. El posefecto de movimiento de la cascada sugiere que, como consecuencia de una exposición continuada a una estimulación, determinadas neuronas llegan a fatigarse y la fatiga puede sesgar el sistema hacia el movimiento en dirección opuesta.

El posefecto de la cascada se estudió experimentalmente mediante una técnica denominada “adaptación selectiva”. Mediante esta técnica se expone a los sujetos durante un período de tiempo prolongado a un estímulo en movimiento; por ejemplo, un patrón de líneas que se desplaza en una determinada dirección. La exposición prolongada al estímulo produce una disminución en la sensibilidad a la dirección del movimiento observado bajo estas condiciones. El declive en la sensibilidad no se generaliza a otras direcciones o velocidades distintas de las observadas bajo condiciones de exposición prolongada. Los datos obtenidos con la aplicación de esta técnica apoyan la existencia de neuronas sensibles al movimiento y sintonizadas a una dirección y/o velocidad específica.

Los estudios realizados para determinar la ubicación de los detectores de la dirección del movimiento en humanos indican que éstos no son periféricos y que se encuentran en el cortex visual.

Análisis cortical del movimiento

La mayoría de las células del área V1 son sensibles al movimiento de barras y bordes. Esto se ha determinado examinando si son sensibles a una dirección específica. Si es así, su tasa de disparo será mayor ante esa dirección específica que ante otras direcciones. Además, el grado de especificidad de las neuronas suele ser grande y algunas de ellas responden de forma selectiva no sólo a una determinada dirección del movimiento sino también a una determinada velocidad.

Sin embargo, en el área V1 parece que únicamente se responde a un desplazamiento de la imagen en la retina; el procesamiento de aspectos más complejos del movimiento se realiza en zonas más especializadas, fundamentalmente las áreas MT y MST del lóbulo temporal. La evidencia sobre el papel desempeñado por estas dos áreas en la percepción del movimiento procede de dos campos; los estudios sobre el efecto de lesiones experimentales producidas en los primates y alguns estudios clínicos en humanos.

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