Se produce el primer encuentro de psicólogos sociales, para el estudio de las aplicaciones (Mallorca 1973), editado por Deutsch Y Hornstein (1975), primer manual de Psicología aplicada. A continuación destacan los manuales de Fisher, Podrigues, Oskamp y Weyant, y series, editadas por Bickman, Kidd y Saks, por Stephenson y Davis y por Stringer, todas ellas se interrumpieron después de su lanzamiento.
Por primera vez se incluye, un capítulo específico sobre psicología aplicada en el Handbook de Lindzey y Aronson, y apareció en la revista "Basic and Applied Social Psychology".
Un nuevo enfoque
En 1980 surge un nuevo enfoque:
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Se pone fin a la práctica de realizar las actividades aplicadas de manera aislada y desconectadas del que hacer teórico e investigador de la disciplina.
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Los psicólogos sociales se implican en una reflexión colectiva sobre el propio concepto de aplicación.
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Se replantean las relaciones entre teoría, investigación y aplicación.
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Se somete la aplicación a exigencias más extrictas, en la línea planteada por Shelley Taylor, en la encuesta enviada a los miembros de la Sociedad de Personalidad y Psicología Social, que tendrá que cumplir las siguientes condiciones:
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Incardinarse en algunas líneas de investigación psicosocial, como percepción, actitudes, grupos, relaciones interpersonales, comunicación u otras.
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Actuar sobre algún ámbito de relevancia social, como la salud, educación, bienestar, trabajo, conducta de riesgo, comportamiento ambiental, entre otros.
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Realizar los necesarios contrastes empíricos con la metodología psicosocial adecuada.
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Demostrar empíricamente su eficacia.
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