Nunnally (1978) hace la siguiente distinción entre intereses, valores y actitudes:
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Los intereses son preferencias por actividades particulares (Ej. "prefiero reparar un coche a leer un libro").
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Los valores hacen referencia a preferencias sobre objetivos de vida y formas de vida más que sobre actividades concretas (Ej. "considero más importante que me respeten a que me quieran").
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Las actitudes hacen referencia a sentimientos acerca de un determinado objeto social (Ej. "todas las guarderías públicas deberían ser gratuitas").
Una de las características que diferencian a las escalas de actitudes de las de intereses y valores es que en las de actitudes todos los ítems que formen la escala deben hacer referencia a un mismo objeto social (una misma variable), mientras que en las de intereses y valores hacen referencia a numerosas actividades.
Excepto el caso inusual en que las actitudes sean medidas con un único ítem, se pueden utilizar algunos modelos para explicar cómo las respuestas a un conjunto de ítems se pueden transformar en una escala de actitudes. Entre ellos merecen destacar los de: Thurstone, Likert, Guttman y Osgood.