Aunque se confunde con exceso de peso, la obesidad se define como una excesiva acumulación de tejido adiposo en el conjunto corporal (un contenido mayor del 35% en las mujeres y 30% en los hombres). Aunque es fácil de diagnosticar, son necesarios unos índices objetivos que permitan conocer las cantidades de grasa corporal.
El peso ideal se obtiene consultando las tablas estandarizadas. El estatus de peso de una persona se estima calculando el porcentaje de diferencia entre el peso ideal y el actual, y su fórmula es:
% Dif. del peso ideal = [(Peso actual – Peso ideal) / Peso ideal] x 100
Si tras aplicar esta fórmula se obtiene una puntuación del 20% o superior se considera que éste es el punto en que la obesidad comienza a asociarse a riesgos para la salud.
Hay diversos métodos para calcular el porcentaje de grasa corporal: la técnica del pliegue cutáneo y sobre todo el índice de masa corporal (IMC)= Kg/altura2. Un IMC de 30 o más es indicativo de obesidad, mientras que de un 16 o menos lo es de AN.
Epidemiología
La prevalencia de obesidad en los países occidentales oscila entre el 30 y el 50% de la población general. La prevalencia varía en función de la edad, estatus socioeconómico y raza. Es más frecuente entre las mujeres (hasta 6 veces más común entre las mujeres de clase baja).
Tipos de obesidad
La obesidad secundaria tienen su origen en trastornos endocrinos, hipotalámicos, genéticos o iatrogénicos y representa menos del 1% de las causas de obesidad. La obesidad simple o por cebamiento suele ser el trastorno metabólico más frecuente (más del 99%). Mediante el estudio del adipocito se diferencian aquí dos subtipos de obesidad. Por un lado, la obesidad simple hiperplásica, donde se da un mayor número (100 a 150 billones) y tamaño de adipocitos y tiene su comienzo en la infancia, así como un peor pronóstico. En la obesidad simple hipertrófica sólo se da un aumento del tamaño del adipocito y tiene su comienzo en la edad adulta.
Hay dos periodos críticos para la proliferación celular: en el segundo año de vida, y en las mujeres en la primera adolescencia. Esta sería la razón por la que los niños y adolescentes obesos tengan el doble de adipocitos que las personas normales de su edad.
Complicaciones físicas
Las personas con un sobrepeso del 30% tienen mayor riesgo de sufrir hipertensión, diabetes, enfermedades coronarias… Las personas cuya grasa se acumula en la parte superior del cuerpo (obesidad androide) tienen mayor riesgo de padecer diabetes y trastornos cardiovasculares que las personas cuya distribución grasa se acumula en la parte inferior (obesidad ginoide).
Implicaciones psicológicas
La obesidad no está clasificada en el DSM como trastorno psiquiátrico. Como mucho podría clasificarse en el apartado de “factores psicológicos que afectan al estado físico”. La CIE-10 reconoce una categoría en el mismo apartado en el que se encuentran anorexia y bulimia denominada Hiperfagia en otras alteraciones psicológicas, como la ingesta excesiva por estrés y que da lugar a obesidad reactiva, así como desencadenar patologías: falta de confianza o distorsiones en su imagen corporal en cuanto a la exageración de sus dimensiones.
Según Sanchez-Planell la relación entre obesidad y psicopatología se detecta a tres niveles:
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algunas obesidades demuestran una etiología psicógena (comer por reacciones emocionales),
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un porcentaje elevado de obesos desarrolla a lo largo de la vida diversas alteraciones psicopatológicas reactivas desproporcionadas a la gravedad de la obesidad, y
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una proporción importante presenta reacciones distímicas.
Bruch propuso dos tipos de obesidad psicógena. La de desarrollo, producida por los problemas de aprender a diferenciar el hambre de tensiones emocionales y la obesidad reactiva. En ésta su inicio es en la vida adulta, se produce como reacción a sucesos traumáticos o estresantes y su función es estabilizar el funcionamiento emocional y reducir la ansiedad.
Este papel reductor de la ansiedad que tiene el comer también se comprueba en la ingesta nocturna que puede observarse en algunos obesos. Igualmente pueden estar presentes los atracones pero sin que se den después las maniobras extremas que compensen la ingesta. Esto ha recibido el nombre de trastorno por atracón, conocido también como comer en exceso compulsivo.
Gran parte de los obesos y las y las personas con exceso de peso suelen tener una baja autoestima y un pobre concepto de sí mismos. La sintomatología psicológica que se encuentran en los obesos es el resultado y no la causa de su condición obesa.
Causas y teorías de la obesidad
La obesidad es una condición multideterminada, aunque los factores fisiológicos son fundamentales también hay que mirar las variables culturales y psicológicas que son imprescindibles para apresar su complejidad. Los 2 factores que más influyen en la causa de la obesidad: son una baja tasa metabólica basal y un elevado número de adipocitos (transmitidos genéticamente). Si la tasa es baja, hay más probabilidad de que el niño se convierta en un futuro obeso.
La teoría del punto crítico afirma que el peso corporal está regulado a un nivel determinado. En la obesidad esta regulación tendría un punto crítico más alto debido al mayor número de adipocitos y a una tasa metabólica basal más baja. El corolario fundamental de esta teoría es que el organismo “defiende” su composición de los cambios. Cualquier desviación de este punto crítico se compensaría con respuestas cuyo objetivo sea devolver al organismo a su peso original. Esta teoría no goza de una completa verificación, de ser cierta cada persona tendría su propio peso ideal.