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El afrontamiento o coping se ha empleado con diferentes sentidos. Por una parte se ha entendido como una supresión o reducción del estado de estrés, es decir, como un resultado. Cuando desaparece la respuesta fisiológica de estrés, se dice que existe coping. Esta conceptuación no se emplea actualmente porque confunde el proceso con el resultado. Actualmente se entiende como los esfuerzos cognitivos y conductuales que hace el individuo para hacer frente al estrés.

En psicofisiología ha sido usado en un sentido bastante restringido, habitualmente para denotar formas de orientar la conducta hacia estresores de laboratorio. En un paradigma de CC se induce afrontamiento pasivo (el sujeto no puede hacer nada para controlar el estímulo estresor). En un procedimiento de evitación, el afrontamiento es activo. Las respuestas cardiovasculares varían según se trate de un afrontamiento activo (elevación de Fc y presión sistólica) o afrontamiento pasivo (elevación de la presión diastólica).

El afrontamiento se relaciona con las dimensiones de evaluación cognitiva de la situación, de forma que a veces resulta difícil separar ambos componentes. Actualmente existe consenso en apoyar que el afrontamiento tiene un papel importante como componente mediador entre las circunstancias estresantes y la salud. El desarrollo teórico y metodológico del concepto de afrontamiento podría agruparse en 2 aproximaciones: como un estilo personal de afrontar el estrés o como un proceso.

Estilos de afrontamiento

En la teoría psicoanalítica se introdujo el concepto de defensas del yo: mecanismos psicológicos defensivos del sujeto para hacer frente a los agentes que atentan contra su integridad.

Los estilos de afrontamiento son disposiciones personales para hacer frente a las distintas situaciones estresantes. Uno de los modelos es el del represor-sensibilizador de Byrne. El represor tiende a la negación y evitación, y el sensibilizador es más vigilante y expansivo. Byrne sugirió que la estrategia defensiva de los individuos al estrés puede localizarse en algún punto de la dimensión bipolar represión/sensibilización. Los represores experimentan baja ansiedad ante el estrés, pero elevadas respuesta fisiológicas. Los sensibilizadores presentan mayor grado de ansiedad que el reflejado en sus respuestas fisiológicas. Por tanto, utilizan códigos defensivos opuestos, y ambos responden al estrés de forma estereotipada (reaccionan frecuentemente empleando códigos defensivos, incluso ante demandas débiles).

Weinberger y colbs sugieren 4 tipos de afrontamiento del estrés:

  • Represor: alta puntuación en DS (deseabilidad social) y baja en AA (autoinformes de ansiedad).

  • No defensivo/no ansioso: baja en DS y en AA.

  • No defensivo/ansioso: baja en DS y alta en AA.

  • Defensividad ansiosa: alta en DS y en AA.

Otro modelo es el de los estilos cognitivos monitoring y blunting de Miller. El monitoring (incrementador) indica el grado con que un individuo está alerta y sensibilizado respecto a la información relacionada con la amenaza. El blunting (atenuador) el grado con que el individuo evita o transforma cognitivamente la información de amenaza. Éste ayuda al individuo a atenuar el impacto psicológico del origen del peligro. Los incrementadores tienden a valorar como amenazantes las situaciones ambiguas. Atienden más a las situaciones negativas.

El estilo bajo incrementador/alto atenuador es efectivo para afrontar las situaciones en las que la amenaza es incontrolable o ante frustración aversiva por demora en la gratificación. El estilo alto incrementador/bajo atenuador, lo es para afrontar las situaciones en las que la amenaza es controlable. Kohlmann ha propuesto 4 patrones de afrontamiento:

  • Modo vigilante rígido: personas con alta vigilancia y baja evitación (sensibilizadores). Tendencia a buscar información sobre el estresor para configurar una imagen mental de confrontación anticipada, ya que se estresan primariamente por la experiencia de incertidumbre respecto a una situación de amenaza.

  • Modo evitador rígido: personas con baja vigilancia y alta evitación (represores). Se asume que la activación emocional producida por las señales anticipatorias de la confrontación produce gran nivel de amenaza para el sujeto, por lo que tienden a prestar poca atención a las características amenazantes del estresor.

  • Modo flexible: uso flexible de estrategias relacionadas con la situación. Característico en personas "no defensivas": con baja vigilancia y baja evitación. Tienen una marcada orientación hacia los requerimientos situacionales que prevalecen en cada momento.

  • Modo inconsistente: afrontamiento ineficaz. Son “personas ansiosas”. Alta vigilancia y alta evitación. Se estresan frecuentemente tanto por la incertidumbre de la situación como por la activación emocional elicitada por las señales anticipatorias. Cuando el sujeto intenta alejarse del estresor para reducir su ansiedad, se produce incremento de la incertidumbre con el consecuente incremento de estrés.

El afrontamiento como proceso

Desde un punto de vista procesual, el afrontamiento es definido como los esfuerzos en curso cognitivos y conductuales para manejar las demandas externas o internas que son evaluadas como algo que excede los recursos de la persona. Implica asumir los siguientes principios:

  1. El término afrontamiento se emplea indistintamente de que el proceso sea adaptativo o inadaptativo, eficaz o ineficaz. Debe separarse de los resultados. No existen procesos de afrontamiento universalmente buenos ni malos, pues depende de muchos factores.

  2. El afrontamiento depende del contexto. Es una aproximación orientada contextualmente más que como una disposición estable. El proceso de afrontamiento empleado para diferentes amenazas varía en función de la significación adaptativa y los requerimientos de otras amenazas.

  3. Unas estrategias de afrontamiento son más estables y consistentes que otras a través de situaciones estresantes. Hay más estabilidad para la estrategia de "reevaluación positiva" que para la búsqueda de "apoyo social".

  4. Existen dos funciones principales del afrontamiento. Una es focalizada en el problema, que es cambiar la relación ambiente-persona actuando sobre el ambiente o sobre sí mismo, se trata de manejar o alterar la fuente generadora de estrés. La focalizada en la emoción consiste en cambiar el modo en que se trata o interpreta lo que está ocurriendo para mitigar el estrés. Ambas pueden en la práctica facilitarse mutuamente (la reducción previa de estados emocionales suele facilitar las actividades de solución de problemas), pero también pueden interferirse (minimizar la relevancia de un suceso puede inhibir las actividades).

  5. El afrontamiento depende de la evaluación respecto a que pueda o no hacerse algo para cambiar la situación. Si puede hacerse algo, predomina el afrontamiento focalizado en el problema, pero si no puede hacerse nada, predomina el afrontamiento focalizado en la emoción.

Lazarus y su grupo han elaborado instrumentos psicométricos basados en entrevistas o autoinformes para evaluar el afrontamiento. Están construidas sobre la base de descripciones de lo que la gente piensa y hace en sus esfuerzos para hacer frente a las transacciones de estrés. Para el Ways of Coping Questionnaire (WCQ), Folkman y Lazarus refieren 8 dimensiones:

  1. Confrontación. Acciones directas dirigidas hacia la situación. Ej: expresar ira hacia la persona causante del problema, tratar de que la persona responsable cambie de idea.

  2. Distanciamiento. Tratar de olvidarse del problema, negarse a tomarlo en serio, comportarse como si nada hubiera ocurrido.

  3. Autocontrol. Procurar no precipitarse, guardar los problemas para uno…

  4. Búsqueda de apoyo social. Pedir consejo o ayuda a un amigo, hablar con alguien que pueda hacer algo concreto, contar a un familiar el problema.

  5. Aceptación de la responsabilidad. Disculparse, criticarse a sí mismo, reconocerse causante del problema.

  6. Escape-evitación. Esperar a que ocurra un milagro, evitar contacto con la gente, tomar alcohol, drogas.

  7. Planificación de solución de problemas. Establecer un plan de acción y seguirlo, cambiar algo para que las cosas mejoren.

  8. Reevaluación positiva. La experiencia enseña, hay gente buena, cambié y maduré como persona…

Afrontamientos focalizados en el problema serían la confrontación y la planificación de solución de problemas. Afrontamientos focalizados en la emoción serían el distanciamiento, autocontrol, aceptación de la responsabilidad, escape-evitación y reevaluación positiva. La búsqueda del apoyo social. Posee componentes de ambos tipos de focalización.

La ansiedad y la depresión se han relacionado positivamente con el uso de estrategias focalizadas en la emoción, y negativamente con el uso de estrategias focalizadas en el problema. Algunas estrategias como la planificación de la solución de problemas y la reevaluación positiva, suelen asociarse a resultados positivos. Otras como el distanciamiento y la confrontación, con resultados negativos. Las restantes estrategias aportan datos menos discriminativos, tal vez porque varían más en función de las demandas contextuales.

Estrategias básicas de afrontamiento

Una medida procesual de afrontamiento se convierte en una medida de rasgo o estilo de afrontamiento, aunque difiere de la aproximación de estilos de afrontamiento por implicar una metodología distinta y una concepción más tendente a la multidimensionalidad. Por otra parte no implica aspectos asociados al concepto de defensas del yo.

El afrontamiento bajo esta perspectiva se entiende como los esfuerzos "conscientes" por manejar el estrés (no se admiten los procesos inconscientes). Las dimensiones del afrontamiento se consideran como disposiciones generales que llevan al individuo a pensar y actuar de forma más o menos estable ante diferentes situaciones estresantes. Törestad y colbs demostraron que el afrontamiento está determinado tanto por la situación como por la persona (rasgo).

Los individuos tienden a usar estrategias de afrontamiento transituacionalmente. Los autores categorizaron el afrontamiento según 3 dimensiones: constructivo, pasivo y de escape. El constructivo se refiere a esfuerzos dirigidos a tratar con los sucesos estresantes de manera directa y confrontativa. Se corresponde con la focalización en el problema de Lazarus. El pasivo incluye soluciones dirigidas a la emoción, mediante las cuales nada puede hacerse respecto a cambiar la situación o moverse de ella. Y el de escape hace referencia a las acciones que implican "salirse del campo" física y psicológicamente. Estas dos últimas dimensiones se corresponden con la focalización en la emoción.

Endler y Parker realizaron un estudio basado en la hipótesis de que las personas tienen preferencias en el empleo de estrategias de afrontamiento independientemente de las situaciones de estrés. Desarrollaron un nuevo cuestionario: el Multidimensional Coping Inventory (MCI), basándose en un criterio de consistencia interna. Aislaron 3 dimensiones de afrontamiento: 1) orientado hacia la tarea, 2) orientado hacia la emoción, que es una orientación hacia la persona e incluye respuestas emocionales, autopreocupaciones y reacciones fantásticas, y 3) orientado a la evitación, que incluye tanto estrategias orientadas a la tarea como hacia la persona.

Este modelo contrasta con el modelo bidimensional de Lazarus, pero es equiparable al de Törestad y colbs. Supone separar la categoría de evitación/escape de la dimensión general "afrontamiento focalizado en la emoción" de Lazarus. Recientemente, al emplear la dimensión de evitación/escape separada de la categoría focalizada en la emoción, se presenta el problema de que hay algunos ítems que tienden a saturar conjuntamente en ambas dimensiones. Este problema ha sido afrontado por Roger y colbs.

Los resultados apoyan y extienden el modelo de Parker y Endler. Muestran la existencia de 3 dimensiones primarias (racional, emoción y evitación). Aparece un cuarto factor de afrontamiento relacionado con la sensación de separación afectiva de los sucesos estresantes ("desengancharse" de la situación estresante).

Estos autores argumentan que cuando el individuo está menos implicado emocionalmente, el afrontamiento es más efectivo. Sugieren que el sentimiento de separación no implica negación ni intentos de evitar el estrés. Se obtienen correlaciones positivas entre la dimensión de separación afectiva y la estrategia orientada racionalmente (tarea). Son estrategias adaptativas. También se obtienen correlaciones positivas entre las estrategias de emoción y de evitación. Son estrategias inadaptativas.

Moos y colbs establecen 2 dimensiones. Desde el punto de vista del método empleado, puede ser activo-cognitivo, activo-conductual y evitación. Desde el punto de vista de la focalización de las respuestas puede ser focalizado en la evaluación, focalizado en el problema y focalizado en la emoción.

Feuerstein y colbs partieron del modelo de Moss como marco teórico para ordenar las diferentes categorías generales posibles de afrontamiento.

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