Explicaciones neurofisiológicas y bioquímicas
Disfunción del lóbulo frontal
Gorenstein en 1982 pudo comprobar que los psicópatas adultos presentaban déficit específicos en procesos cognitivos con el funcionamiento del lóbulo frontal, tal como se manifiesta en la comisión de errores de perseveración en el Test de clasificación de cartas de Wisconsin y en la ejecución de una tarea de emparajamiento secuencial. Los hallazgos obtenidos en este trabajo sugieren que la psicopatía esta asociada con una tendencia a persistir, es decir, con el fracaso para suprimir, modificar o eliminar respuestas que han dejado de ser adptativas, un patrón de ejecución típico de personas con disfunciones del lóbulo frontal. Revisiones con delincuentes violentos, también señalan la asociación de los desarreglos neuromadurativos en el lóbulo frontal con los déficit en la habilidad para planificar y ejecutar conductas dirigidas a metas, en la capacidad de atención y concentración, o en la integración compleja de información de distintos sistemas de procesamiento.
No obstante la hipótesis del daño cerebral en psicópatas, no cuenta con suficiente apoyo empírico. Kandel y Freed llegan a la conclusión de que la evidencia de la asociación entre la disfunción del lóbulo frontal y la conducta antisocial no es consistente.
Lateralización y déficit funcionales del hemisférico izquierdo. La hipótesis de la inmadurez cortical
Muchas de las características del comportamiento de los psicópatas viene condicionada por un lenguaje inusual. Esto ha sido comprobado a través de diversos índices psicofisiológicos.
La supuesta incapacidad del psicópata para usar el habla interior a la hora de modular la atención, el efecto o la conducta ha sido atribuida a un déficit madurativo a nivel neurológico, enlazando de esta manera con las teorías de la inmadurez cortical. Hare sugiere que la inmadurez cortical se manifiesta en dos consecuencias:
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La limitada capacidad para el procesamiento de la información.
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La debilidad de los mecanismos de inhibición conductual.
Los estudios neurosicológicos realizados con psicópatas no apoyan la tradicional explicación de la psicopatía como daño cerebral. El hecho de que los psicópatas presenten un procesamiento de la información eficiente ante eventos de interés inmediato sugiere que es preciso buscar nuevas explicaciones a los déficit que habitualmente fueron atribuidos a lesiones en el lóbulo frontal o en el hemisferio izquierdo.
Explicaciones bioquímicas
Virkkunen ha comprobado que existe una asociación entre la agresión impulsiva habitual, y niveles reducidos del ácido 5-hidroxi ácido acético en el fluido cerebroespinal. Pacientes psiquiátricos con conducta agresiva y violentos, muestran bajos niveles de este metabolismo de la serotonína en el fluido cerebroespinal.
Teorías psicofisiológicas
Baja activación cortical y necesidad de estimulación
La teoría de la delincuencia de Eysenck postula que el bajo nivel de activación cortical, asociado a la dimensión de extraversión y al grado de condicionabilidad, facilita la adquisición de patrones de conducta delictiva. Su base teórica esta relacionada primariamene con la socialización infantil y con el desarrollo de la conducta antisocial, hecho que podría explicar por qué sus predicciones no se comprueban en relación al trastorno psicopático.
Déficit en el aprendizaje de evitación pasiva y en los mecanismos de inhibición conductal
Los psicópatas presentan respuestas electrodermales de menor amplitud o frecuencia, e incrementos en tasa cardíaca, en anticipación a un estímulo aversivo. Los estudios más recientes no han podido confirmar una hiporresponsabilidad autonómica entre los psicópatas, sino que sugieren que estos sujetos presentan una mayor activación ante el feedback de recompensa y muestran una adecuada atención ante eventos de su interés. Se ha comprobado que los psicópatas no presentan déficit en evitación pasiva cuando están suficientemente motivados.
Teorías psicosociales
La teoria de Gough 1948, postula que ha partir de experiencias de contexto familiar, los psicópatas desarrollan una disfunción de la habilidad de toma de roles y una incapacidad para juzgar la propia conducta desde la perspectiva de los demás. Esta incapacidad para situarse en el punto de vista de otro determina que el psicópata no sea capaz de preveer las consecuencias de sus actos, ni de experimentar emociones como la lealtad a un grupo, ni tampoco de establecer lazos afectivos profundos.
O´Mhony y Murphy no han podido demostrar que los psicópatas tengan dificultad para representar distintos niveles de roles. Se ha demostrado que existen importantes sesgos en la percepción de los individuos agresivos, caracterizados fundamentalmente por la atribución de intenciones hostiles en las interacciones personales ambiguas.
McCord 1983, señala que el rechazo parental y el castigo inconsciente parecen estar implicados en el desorden psicopático, puesto que los estudios de caso muestran típicamente que los psicópatas fueron rechazados de niños.
Otros señalan la importancia de las relaciones familiares en la etiología de la psicopatía.
Trasler, señaló que los factores pueden ser integrados dentro de las teorías del aprendizaje de evitación.