A grandes rasgos puede concluirse que la eficacia del tratamiento cognitivo conductual está empíricamente validada en el caso del insomnio y las pesadillas y está en vías de serlo en el resto de los trastornos estudiados. Se trata, en definitiva, de un ámbito de estudio en el ya hay mucho conseguido, aunque todavía queda mucho trabajo por realizar.
Haynes y Bootzin señalan cuatro mitos sobre el insomnio y su tratamiento, que deberían ser identificados y refutados para intentar paliar estas deficiencias:
- La necesidad de ser un experto en investigación sobre el sueño para tratar satisfactoriamente el insomnio
- El insomnio secundario a un trastorno mental no debe ser tratado ya que éste mejorará cuando mejore el trastorno primario
- Los problemas de insomnio son una parte inevitable de los problemas crónicos
- Los pacientes ya han tratado de hacer esas cosas y no les ha funcionado