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2.1. Clasificaciones De Las Disfunciones Sexuales

Se considera disfunciones sexuales a todos aquellos problemas fisiológicos, cognitivo-afectivos o motores que dificultan a la persona el participar o disfrutar satisfactoriamente de las actividades sexuales, tales como la atracción, el cortejo, la interacción o el orgasmo.

Se han propuesto diferentes sistemas de clasificación. Los más adecuados son los que asocian las distintas disfunciones con la alteración de alguna fase en el ciclo de la respuesta sexual: deseo, excitación/meseta y orgasmo.

Además se suele incluir alguna categoría más, como la aparición de dolor, fobia al sexo, etc.

La clasificación del APA considera cuatro categorías principales de disfunciones sexuales:

  1. Trastornos del deseo sexual
  2. Trastornos de la excitación sexual
  3. Trastornos del orgasmo
  4. Trastornos sexuales por dolor.

A estas categorías se añaden: Disfunción sexual debida a la condición médica general: disfunción sexual inducida por sustancias y disfunción sexual no especificada.

Los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR para las disfunciones sexuales no especifican una duración o frecuencia mínimas, siendo determinante la presencia de un alto grado de malestar o dificultades interpersonales asociadas al problema, por lo que su adscripción a un diagnostico depende en buena medida del juicio clínico. Cada disfunción puede caracterizarse de acuerdo a varias dimensiones:

  • Permanente/adquirida: según haya estado presente siempre o se haya desarrollado después de un periodo de funcionamiento normal
  • Generalizada/especifica: según se presente en todas las situaciones o se limite a determinados tipos de estimulaciones, situaciones o parejas
  • Total/parcial: según la respuesta sexual esté completamente anulada o haya un cierto nivel de respuesta
  • Si se debe a factores psicológicos o a una combinación de factores psicológicos y médicos o abuso de sustancias.

Para un diagnostico de disfunción sexual es preciso que la disfunción no ocurra durante el curso de otro trastorno del Eje I y no se deba exclusivamente al efecto directo de sustancias o a condiciones medicas.

La clasificación del CIE-10, es bastante similar a la de la APA. La diferencia más importante es la inclusión de la categoría de Impulso sexual excesivo, no contemplado por el DSM-IV-TR.

2.2. Consideraciones A Las Clasificaciones

Es frecuente la comorbilidad y el solapamiento de los diagnósticos, tanto en la misma persona, como con la pareja habitual. Esto puede complicar las decisiones terapéuticas pues no está claro qué es primario y qué consecuencia.

Muchas disfunciones sexuales aparecen asociadas a trastornos del eje I, aunque el DSM-IV-TR excluye expresamente el diagnostico de disfunción sexual en esos casos.

En la mayoría de los trabajos sobre disfunciones sexuales, el diagnostico se basa casi de forma exclusiva en los autoinformes del paciente sobre sus conductas sexuales, con frecuencia descripciones genéricas e informales, en lugar de en los criterios DSM o CIE. Esto dificulta el establecer directrices generales de actuación terapéutica.

Suele utilizarse un enfoque reduccionista en el diagnostico de las disfunciones sexuales, atendiendo esencialmente a la descripción de conductas sexuales, generales y especificas de la disfunción, en el marco de las distintas fases de la respuesta sexual. En algunos casos se consideran además algunas respuestas fisiológicas, asimismo referidas a la actuación en las distintas fases de la respuesta sexual. Sin embargo se suele dar escasa importancia a los aspectos cognitivos, sociales o interpersonales de las disfunciones sexuales.

2.3. Epidemiologia

En general se considera que un porcentaje elevado de las personas adultas presentan disfunciones sexuales.

Según Master y Johnson, el 50% de las parejas heterosexuales; según Nathan el 15% de los hombres y el 35% de las mujeres. Más difícil aún es establecer las frecuencias por cada disfunción específica.

Los problemas más frecuentes en varones son los trastornos de la erección y la eyaculación precoz, mientras que en la mujer predominan el TDS hipoactivo y el trastorno orgásmico, también son los trastornos por los que más se solicita ayuda. Las variaciones tan importantes en los datos pueden deberse a diferencias en las muestras, criterios diagnósticos, y también no tener en cuenta la variable edad, que parece determinante en algunas disfunciones.

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