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2.1. Definición Y Diagnóstico

En la categoría de trastornos por consumo de sustancias psicoactivas, se diferencian dos tipos de trastornos:

  1. Dependencia de sustancias psicoactivas. Es la forma más grave del trastorno y para diagnosticar la misma se necesitan como mínimo, tres de los siguientes siete síntomas, que ocurren durante un periodo de 12 meses:
    1. Tolerancia notable, necesitando incrementar considerablemente las cantidades de sustancia para conseguir el efecto deseado o una clara disminución de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de sustancia
    2. Síntomas de abstinencia característicos de la sustancia consumida, o a menudo se consume la sustancia para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia
    3. El consumo de la sustancia se hace en mayor cantidad o por un periodo más largo de lo que pretendía la persona
    4. Un deseo persistente y uno o más esfuerzos inútiles para suprimir o controlar la sustancia
    5. Una gran parte del tiempo se emplea en actividades necesarias para obtener la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos
    6. Reducción considerable o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas a causa del uso de la sustancia
    7. Consumo continuado de la sustancia a pesar de ser consciente de tener un problema físico o psicológico, persistente o recurrente, que está provocado o estimulado por el consumo de la sustancia.
  2. Abuso de sustancias psicoactivas. Se diagnostica cuando el individuo no presenta síntomas suficientes para el diagnostico de dependencia. Este diagnostico conlleva uno o más de los siguientes síntomas en algún momento de un periodo continuado de 12 meses:
    1. Consumo recurrente de la sustancia que deriva en el abandono de las obligaciones laborales, académicas o del hogar
    2. Consumo recurrente de la sustancia en situaciones que comportan un grave riesgo físico para el individuo
    3. El consumo de la sustancia tiene repercusiones de tipo legal en el individuo
    4. Consumo continuado de la sustancia a pesar de que los efectos de la sustancia llevan a que el consumidor experimente continuamente problemas sociales o de índole personal.

Al parar bruscamente el consumo o disminuir la ingesta de alcohol, tras un consumo crónico, se produce una hipersensibilidad del cerebro que da lugar a la aparición de un conjunto de signos y síntomas clínicos desagradables, denominado síndrome de abstinencia del alcohol, con riesgo de aparecer el delirium tremens, que es la condición más grave que puede producir la abstinencia con disminución del nivel de conciencia o confusión, aparición de alucinaciones y el característico temblor. Suele acompañarse además de agitación, insomnio, hiperactividad vegetativa, que puede llevar a la muerte si no se trata adecuadamente.

La intoxicación por alcohol es un estado transitorio que sigue a la ingestión o asimilación de sustancia psicótropas o de alcohol, en el que se producen alteraciones del nivel de conciencia, de la cognición, de la percepción, del estado afectivo, del comportamiento o de otras funciones y respuestas fisiológicas y psicológicas.

Los trastornos inducidos por sustancias pueden aparecer en el contexto de la intoxicación, de la abstinencia de sustancias o persistir largo tiempo una vez que el consumo ha cesado. Por la similitud de síntomas de abuso/dependencia, intoxicación y abstinencia de drogas con distintos trastornos mentales, es necesario para un adecuado diagnostico la relación de los síntomas con el consumo de la sustancia o su abstinencia, si estaban o no presentes antes del consumo, si han persistido a pesar de dejarse de consumir la sustancia, edad en que aparece el trastorno, dosis que utilizaba, etc. De ahí que el DSM-IV-TR considere que hay que esperar 4 semanas después de la abstinencia de la sustancia para poder hacer un diagnostico de trastorno inducido por sustancias. Finalmente, si los síntomas no remiten hablaríamos de un trastorno mental primario; si remiten, hablaríamos de un trastorno inducido por sustancias.

Como nota positiva, a pesar de la gravedad del problema, y del surgimiento de nuevas formas de consumo, hay que indicar que en los últimos 50 años, en España, como en los países tradicionalmente productores de vino, se ha producido globalmente un descenso en la cantidad de alcohol puro per cápita en todos estos países. Como nota negativa destaca el surgimiento del botellón, genuina reciente creación española, y el consumo intensivo de alcohol que hacen una parte de los jóvenes participantes en el mismo.

2.2. Tipologías

Se suelen diferenciar el alcoholismo en primario y secundario:

  • En el primario, la persona presenta una etiopatogenia preferentemente ambiental, con un desarrollo tardío y lento de su dependencia como colofón de una alcoholización progresiva.
  • El alcoholismo secundario, por el contrario, tendría una psicopatología de base que le predispone al alcoholismo, suele tener una historia familiar de alcoholismo, inicia precozmente sus abusos de alcohol y desarrolla pronto su dependencia.

Asía Cloninger indica, como características del alcoholismo del tipo I: se da en ambos sexos; tiene una elevada dependencia psíquica; aparece en personas mayores de 25 años; está asociada a trastornos psiquiátricos, especialmente ansiedad y depresión; y tienen una personalidad pasivo- dependiente o ansiosa caracterizada por elevada evitación del castigo, elevada dependencia de la recompensa y baja búsqueda de novedades. Por el contrario, el alcoholismo del tipo II predominaría en el sexo masculino; es heredable, con predominio de dependencia física y tolerancia; aparición precoz; asociado al trastorno antisocial de la personalidad; y con personalidad antisocial.

Relacionado con las tipologías está la historia natural del alcoholismo. La evolución del trastorno de dependencia del alcohol es variable de unos a otros individuos, tanto para la adquisición de la dependencia alcohólica como para el surgimiento más pronto o más tardío de distintos trastornos físicos y mentales. También sabemos que la evolución va a variar y que una parte de estas personas irán empeorando con el paso del tiempo y otras podrán dejar su consumo abusivo de alcohol. Incluso en aquellos que tienen riesgo genético de padecer el trastorno, el curso de su consumo de alcohol y de los problemas que pueden causar va a depender de esos factores genéticos y de los factores ambientales específicos de su contexto social y personal. De ahí la relevancia de una adecuada prevención para las personas de riesgo de desarrollar dependencia en los primeros años de su vida.

2.3. Epidemiologia

Los estudios epidemiológicos han constatado que en España, como en otros países de nuestro entorno, hay un alto consumo de alcohol. Así, la encuesta para la población general española de 15 a 64 años del año 2006- 2007 del Plan Nacional sobre Drogas nos indica que las sustancias psicoactivas más consumidas alguna vez, durante los últimos 12 meses, fueron el alcohol, con una prevalencia del 76,7%, y el tabaco, con un 42,4%; luego le siguen las drogas ilegales en menor porcentaje.

Aun así, el consumo per cápita de alcohol en España ha bajado de 11,7 litros por persona y año en el año 1982 a 9,6 litros en el año 2002. Esto nos ha permitido bajar de los primeros niveles de consumo de alcohol de otras épocas al octavo en el ranking de consumo mundial de alcohol.

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